Marcela Ferrari
INHUS, UNMDP-CONICET, CEHis, Fac. de Humanidades, CIC.
Patricia Lucero,Sofía Ares, Claudia Mikkelsen
INHUS, UNMDP-CONICET, GESPYT, Fac. de Humanidades
[1]
Si entendemos que la acción colectiva es un acto relacional con sentido, deliberado y reflexivo, que trasciende la esfera privada de los actores para inscribirse en el espacio público buscando constituir una diferenciación entre un nosotros que los identifica y un otro externo que aparece como una alteridad no siempre conflictiva,[2] no hay dudas en cuanto a que la experiencia de los Comités Barriales de Emergencia (CBE) del Partido de General Pueyrredón, autogestados ante el desafío del COVID19 y del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), se inscribe en ese marco. Una lectura atenta de las redes sociales de los CBE da fundamento a esa afirmación y permite desplegarla para empezar a reconstruir la historia de estos actores colectivos a partir de su propio discurso público.[3] Es posible pensar esa historia en términos de autorrepresentación de un colectivo que no obstante su existencia reciente, hunde sus raíces en el largo plazo. Al igual que en otras experiencias que emergieron muy poco antes y de otras que parecen replicarla y expandirla, la pandemia sacó a la luz con gran intensidad los problemas preexistentes de los barrios de Mar del Plata y Batán y ofreció la oportunidad de articular un conjunto de asociaciones y movimientos sociales que desde tiempo atrás actuaban en el municipio.[4] Hoy, en esta ciudad con fuerte tradición vecinalista, su trabajo en común se despliega en lo cotidiano y oscila entre la atención a demandas concretas y la construcción de lazos de solidaridad extensos, que los trascienden y le dan sentido público.
Qué son y dónde se ubican los CBE
Los CBE se presentan como dispositivos de articulación comunitaria que trabajan para fortalecer una red de asistencia social robusta que ya se encontraba extendida en los barrios del Partido de General Pueyrredón -Mar del Plata y Batán- al desatarse la pandemia. El primer CBE nació a fines de marzo, a mediados de abril eran 30 y en la actualidad suman 33, lo que muestra la celeridad con que actuaron instituciones y organizaciones diversas para atender los requerimientos inmediatos de la pandemia y el ASPO, con alto grado de solidaridad y unidad. Como los propios actores comunicaron, su formación fue impulsada por iglesias, clubes, organizaciones políticas, sociedades de fomento, centros y salas de salud, dispositivos estatales de contención y comedores, algunos de los cuales se abrieron a instancias de los comités, que se integraron ante las dificultades asociadas al ASPO para ofrecer soluciones, en especial a quienes “viven el día a día o no tienen condiciones básicas para garantizar la cuarentena”. Se perciben como una herramienta de construcción transversal, dotada de una gran diversidad institucional, política e ideológica, puesta al servicio del cuidado de la vida amenazada en los barrios. Integran, coordinan y actúan en relación permanente con los comedores escolares y comunitarios, las cocinas populares, los merenderos, los programas de asistencia alimentaria para adultos mayores extendidos por el territorio municipal.
Cada comité integra referentes de entre uno y cinco barrios entre aquellos del municipio que registran mayores necesidades. La participación es voluntaria y la decisión emana “de la reflexión colectiva de cada una de las organizaciones o instituciones que la componen”. Es decir, la presencia de movimientos populares, instituciones escolares, sanitarias, sociales, deportivas y eclesiásticas es decidida dentro de las organizaciones participantes, de manera deliberativa y reflexiva.
La mayoría se ubica en espacios no céntricos. Están integrados en cuatro zonas -Oeste, Sur-Oeste, Sur y Norte-, cada una de las cuales fue definida a partir de la logística de distribución de alimentos.
Identificador CBE |
Barrios |
1 |
Virgen de Luján – Barrio Feliz – Ameghino |
2 |
Libertad |
3 |
Malvinas Argentinas |
4 |
9 de Julio – López de Gomara – San Cayetano |
5 |
La Herradura – Hipódromo – San Jorge |
6 |
Jorge Newbery – Belisario Roldán – Cnel. Dorrego |
7 |
Las Américas – Regional – Don Emilio |
8 |
Autódromo – Belgrano – José Hernández |
9 |
Don Bosco – B. Rivadavia – Los Andes – Santa Mónica – Estación Norte |
10 |
Pueyrredon – Fortunato de la Plaza – Villa Evita |
11 |
Bosque Grande-San Antonio-Santa Rita-Dos Marías |
12 |
Las Heras |
13 |
El Martillo |
14 |
Estación Chapadmalal |
15 |
Parque Hermoso – Valle Hermoso |
16 |
Parque Independencia |
17 |
Batán |
18 |
El Boquerón |
19 |
Florencio Sánchez – Cerrito – San Salvador – Don Diego |
20 |
Antártida Argentina-Monte Terrabusi-Santa Rosa del Mar-Quebradas |
21 |
San Martín-Cerrito Sur-Juramento |
22 |
Nuevo Golf |
23 |
Puerto |
24 |
Acantilados – Serena – San Jacinto – Faro Norte – Alfar |
25 |
Corredor 2 – Estación Camet, El Casal, 2 de Abril |
26 |
Parque Camet |
27 |
Las Dalias |
28 |
Félix U. Camet |
29 |
Aeroparque |
30 |
Alto Camet |
31 |
Centenario |
32 |
Parque Palermo |
Problemas detectados y redes de resolución
Estos espacios de encuentro y articulación sacaron a la luz un conjunto de alertas, problemas de larga data identificados por los propios colectivos barriales, que la pandemia puso en evidencia con total nitidez. Los CBE trabajan -principal pero no únicamente- sobre esas alertas para garantizar que sea posible sostener el aislamiento y el tránsito por sus distintas fases en los sectores vulnerables. La alerta primordial es la alimentaria porque, afirman con certeza, sin comida no hay salud y es indispensable “Resolver lo alimentario para concentrarnos en lo sanitario”; de allí que una de las principales acciones sea la distribución de alimentos frescos y secos. Otras alertas son el monitoreo de precios, por el cual se intenta evitar y denunciar abusos; la violencia familiar y de género, que en situaciones de aislamiento pueden incrementarse, tanto más si se suman condiciones de hacinamiento; la violencia institucional, a fin de evitar que las fuerzas de seguridad incurran en prácticas violentas. Por último, la alerta sanitaria, que está en la base de todo el dispositivo, a la que más adelante nos referiremos en particular.
Esas alertas, nacidas de necesidades concretas, son presentadas en términos de derechos de los vecinos. En efecto, los CBE entienden que es preciso atenderlas y ofrecer soluciones para que sea posible transitar la situación de aislamiento decidida a causa de la pandemia y la distensión paulatina dentro de los marcos constitucionales. A tal fin, nutridos por la red de actores sociales preexistentes, establecieron o reforzaron vínculos con un conjunto de instituciones entre las que destacan las del Estado, en sus tres niveles.
El principal actor interpelado es el Estado municipal, con información precisa, relevada y procesada con rigurosidad metodológica: conocen la localización de los comedores y merenderos, las necesidades del territorio, por sólo mencionar dos saberes autogenerados. Ante el municipio, en encuentros sostenidos en un comienzo cada 48 hs que, a medida que se aceitó la articulación, se espaciaron a dos por semana, los CBE se presentan como un nosotros, como herramienta de articulación con el territorio, de actuación sostenida en el tiempo, eficaz para ocupar un vacío de la política, diciendo cómo se puede llegar al territorio con conocimiento de dónde están las necesidades y cómo coordinar medidas de gobierno que tengan impacto en los barrios. No hablan de reemplazar al Estado, al cual le reconocen -y, en cierto sentido, reclaman- su presencia cubriendo funciones indelegables. En el mismo sentido, elevaron demandas a Obras Sanitarias Sociedad de Estado (OSSE) acerca del aprovisionamiento de agua en sectores de la ciudad donde el derecho al agua se encuentra vulnerado. En sucesivas reuniones mantenidas con autoridades municipales, provinciales y nacionales, los CBE perciben que son reconocidos por estos interlocutores como un instrumento central para evaluar, planificar y ejecutar políticas de asistencia alimentaria y social en el PGP. En esa tarea apelan a una red de instituciones con la que mantienen una vinculación constante: la Zona Sanitaria VIII; la Universidad Nacional de Mar del Plata, a través de sus grupos de extensión e investigación, especialmente de la Escuela de Medicina y de la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social; el Observatorio de la Ciudad de la Universidad FASTA, que realizó encuestas y colaboró en procesar información sensible a partir del trabajo realizado. En la base de los informes que elevan y las acciones conjuntas realizadas, se encuentran los saberes populares que sistematizaron los CBE, partiendo de una premisa: “nadie conoce el barrio como las organizaciones e instituciones que trabajan todos los días con los vecinos y vecinas”.
Propuestas y acciones en red
El diagnóstico de las demandas/derechos de los vecinos permite poner en marcha actividades y proponer soluciones. Diariamente los CBE trabajan para mejorar la calidad de la información, con el apoyo de las universidades, y llevan a cabo acciones concretas, de las cuales focalizaremos en las que contemplan dos alertas: la alimentaria y la sanitaria.
– Alerta alimentaria:
A mediados de septiembre de 2019 el municipio declaró la emergencia alimentaria por un año.[5] Esa condición fue agravada por la pandemia y las políticas de aislamiento que impactaron en los niveles de empleo formal e informal. Siguiendo las redes sociales de los CBE, se observa que el primer relevamiento de necesidades alimentarias fue entregado por ellos a las autoridades municipales el 17 de abril, a pocos días de haberse puesto en marcha la logística de distribución de alimentos por zonas. Esta planificación calculaba la cantidad de raciones necesarias para hacer frente a la demanda -que, vale decir, no cesó de incrementarse- y a la calidad nutricional de las viandas para elevar el sistema inmunológico de la población, especialmente infantil. Acompañaron el informe de una solicitud de previsibilidad de los recursos, para poder planificar y actuar con rapidez. El segundo relevamiento fue elevado el 11 de junio, en el marco de la Mesa Social de Emergencia.[6] Las respuestas del municipio están por debajo de la cobertura diaria de alimentación que precisan los vecinos. No obstante, la entrega de alimentos es continua, aunque se registran incrementos y retrocesos en cantidad y calidad, en especial de alimentos frescos.[7] Ante esas carencias los CBE siguen dos vías: el diálogo con las autoridades municipales y la visualización pública de la problemática.
Los CBE canalizan partidas extraordinarias estatales y donaciones privadas de diverso origen -entre otras, de cooperativas de productores (de verduras, de productos lácteos), de empresarios locales (carne de cerdo y verduras), de la fundación de la UNMDP (alimentos secos, productos de limpieza e higiene). Pero también reciben directamente, en sus redes sociales, ofrecimientos de alimentos y de ayuda. Asimismo, relevan la implementación del IFE y el incremento de las partidas provinciales al Servicio Alimentario Escolar. Realizan el seguimiento de las donaciones y ayudas que llegan al municipio, llevaron a cabo gestiones para que las tarjetas alimentarias llegaran a sus beneficiarios, acompañaron la puesta en marcha de ferias a cielo abierto.
– Alerta Sanitaria:
Al iniciar su trabajo en tiempos de pandemia, los CBE impulsaron la vacunación de los y las trabajadores/as que realizaban tareas comunitarias, la participación de un/a responsable sanitario de cada CBE para realizar una capacitación a cargo de la Secretaría de Salud Municipal y la UNMDP para favorecer la detección temprana de personas con sintomatología respiratoria. También en este aspecto solicitaron que el Municipio arbitrase todas las medidas necesarias relacionadas con la detección, el aislamiento y los cuidados a los posibles infectados y personas de su entorno.
Luego, la propuesta realizada por los CBE para conformar una Red de Promotores Barriales de Salud (PBS) fue avalada en el marco de la Mesa Social de Mar del Plata y Batán, en cuyo interior funciona la Mesa de Salud, conformada por las autoridades sanitarias de los tres niveles de gobierno, miembros de la UNMDP, concejales y los CBE. La iniciativa fue enriquecida y rediseñada por profesionales de la Escuela Superior de Medicina, la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social, la Zona Sanitaria VIII, la Secretaría de Salud Municipal y el Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Oscar E. Alende” y el Hospital Interzonal Especializado Materno Infantil “Don Victorio Tetamanti”. Del trabajo conjunto nació el Plan CuiDARnos, cuyos principales objetivos son “alertar a la sociedad sobre la necesidad de mantener cuidados personales y comunitarios para evitar la propagación del virus; reforzar las recomendaciones establecidas por las autoridades sanitarias para que los vecinos y vecinas actúen sin miedo pero con responsabilidad; detectar de forma temprana personas con sintomatología respiratoria; identificar a las personas que por su edad o situación de salud se encuentran entre los grupos de riesgo para COVID-19, en especial aquellas que no cuentan con una red de apoyo familiar o comunitaria.”[8]
Para los CBE esta experiencia constituye una estrategia de salud colectiva que, lejos de suplantar la responsabilidad intransferible del Estado en la materia, “busca empoderar a la población para que tome la salud en sus manos” y se comprometa con ella. La acción fue paulatina. En una primera etapa fueron electos y capacitados los responsables de salud de cada CBE; luego, los profesionales que intervienen en el Plan, capacitaron a Promotorxs Barriales de Salud (PBS), que integraron una red con sede en el ámbito de los CBE. Son éstos los que asignan a los promotorxs, una zona del barrio y organizan su trabajo. Antes de la ejecución del CuiDARnos, los vecinos fueron informados sobre la implementación del plan en cuanto a que los PBS no deben ingresar a los domicilios, llevan una pechera blanca del programa y una identificación con nombre y apellido. El 22 de junio los PBS comenzaron a recorrer paulatinamente los barrios de cada zona del MGP. Los promotores compartieron información preventiva con los vecinos y recopilaron datos para la planificación sanitaria, aclarando a los encuestados que sus respuestas son voluntarias y que los datos proporcionados son confidenciales y de insumo para la planificación sanitaria. La información que permite actuar de forma temprana con los sintomáticos respiratorios detectados es puesta a disposición de la Secretaría de Salud. La que brinda conocimiento de familias sin redes de contención ni asistencia alimentaria constituye insumos para el trabajo de cada CBE. Finalmente, aquella que contribuye a identificar grupos de riesgo para COVID 19 para acciones promopreventivas en momentos en que no existe circulación viral y como insumo para la toma de decisiones si surgiera un brote, es sistematizada por agentes de la UNMDP. [9]
A modo de conclusión
A la luz de su propio discurso, los CBE se constituyeron como un actor colectivo organizado en el Municipio de General Pueyrredón para expresar las necesidades de los sectores más vulnerables de la población, ya existentes pero agudizadas en el contexto de la crisis desatada por la pandemia COVID 19. En ese sentido, la emergencia sanitaria y sus consecuencias fueron el disparador para articular solidariamente una trama preexistente y robusta de organizaciones, asociaciones e instituciones ya instaladas en el municipio. Se autorrepresentan como una creación popular, original e innovadora, producto de la inteligencia colectiva y del compromiso social, nacida del propio territorio. Se identifican como actores sociales y políticos con capacidad de agencia a la hora de planificar y poner en marcha acciones tendientes a abordar distintas problemáticas para satisfacer las necesidades de los vecinos. Se expanden públicamente en relación con distintos actores – políticos, sociales, educativos, sanitarios, entre otros- a través de prácticas de interpelación y colaboración, para formar parte de una red pública, más amplia, en la que intervienen actores institucionalizados (municipalidad, universidades, servicios de salud de la provincia), o informales, de contornos menos nítidos (obreros navales que diseñaron una cocina económica para mejorar la infraestructura de los comedores comunitarios, vecinos que realizan donaciones). Apelan a la conciencia y el compromiso de los vecinos directamente afectados, a los que proponen empoderar a raíz de sus propios cuidados, y, a través de su discurso público, al conjunto de la sociedad.
En esta coyuntura, se infiere que desde ese “nosotros los CBE”, los protagonistas desplazaron las formas de lucha de la protesta y la movilización frente a un “otro gobierno del Estado”, con el que habitualmente antagonizan, hacia prácticas tales como el diálogo y la negociación que el contexto crítico impulsa. LOS CBE exhiben con orgullo un trabajo comunitario potente y muy eficiente que llega “hasta el último rincón” para atender a las familias que necesitan ayuda, organizar la logística alimentaria y de salud pública, recopilar información para contribuir a adoptar políticas públicas, mediante un dispositivo rápido, justo, solidario y transparente. Pero ni las prácticas consensuales ni la construcción colectiva les impide expresar que el Estado debe estar presente, debe continuar cubriendo sus funciones indelegables y sus obligaciones esenciales para resolver situaciones derivadas de negociaciones rotas que generan injusticias, puestas en flagrante evidencia por la crisis que gira en torno al COVID 19.
El desencadenamiento de numerosos contagios en lo que va del mes de julio reinstala la importancia de dar continuidad a este esfuerzo cooperativo de los CBE. ¿Y a futuro, ante los desafíos de la pospandemia? ¿Cuál será el destino de estos dispositivos de planificación y ejecución de gran eficacia? ¿Los CBE, llegaron para quedarse? Tomemos un ejemplo. Recientemente abrieron un frente complementario a la emergencia sanitaria. Preocupados por la falta o la deficiencia de los servicios esenciales en los barrios (entre otras, relacionadas con la red de agua potable, el transporte público, la recolección de residuos, el alumbrado, los anegamientos e inundaciones), propusieron realizar un censo urbano para construir un Plan Estratégico Barrial a partir de los saberes populares, que podría derivar en soluciones concretas. Como se puede apreciar, el abanico de actividades de los CBE se expande. Piensan y actúan en lo urgente pero también diseñan estrategias a largo plazo. De allí que se presenten como una solución para un desarrollo inclusivo. Es por eso que desde la coordinación de los CBE se intenta obtener un reconocimiento específico de las instancias estatales, lo que significaría un paso adelante en sentido de territorializar la política social.
[1] Esta comunicación es un avance inicial del proyecto “Monitoreo y seguimiento de las estrategias para minimizar la circulación del COVID 19 en el Partido de General Pueyrredon”, radicado en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS), UNMDP -CONICET, aprobado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la República Argentina. Las autoras se desempeñan además en el Centro de Estudios Históricos (CEHis) y en el Grupo de Estudios sobre Población y Trabajo (GESPYT) de la Facultad de Humanidades de la UNMDP.
[2] Mónica Gordillo et al, “La dinámica de la protesta durante la reconstrucción democrática. Córdoba dentro del escenario nacional”, en Marcela Ferrari y Mónica Gordillo (comps.), La reconstrucción democrática en clave provincial. Rosario, Prohistoria, 2015, p. 123.
[3] Este artículo tiene como fuente principal el Facebook de los CBE, entre el momento de su creación, 6 de abril, y el domingo 12 de julio.
[4] En Chaco, uno de los espacios más afectados por el COVID 19 en Argentina, a mediados de marzo ya existían comités de emergencia comunitaria integrados por más de treinta organizaciones sociales, de derechos humanos, sindicatos y partidos políticos, para monitorear y actuar eficazmente ante la crisis, que agravó situaciones deficitarias del sistema sanitario y el contexto de pobreza. “Coronavirus: organizaciones sociales, sindicatos y partidos proponen “comités de emergencia comunitaria”. Chaco día por día, 25/03/2020. https://www.chacodiapordia.com/2020/03/25/organizaciones-sociales-sindicatos-y-partidos-proponen-comites-de-emergencia-comunitaria-para-enfrentar-al-coronavirus/. Sobre otras experiencias similares, “Instalarán ‘comités de emergencia social’ en comunas de la provincia de Buenos Aires”, Telam, 27/03/2020 https://www.telam.com.ar/notas/202003/445185-reunion-comite-emergencia-social-politicas-alimentarias-coronavirus.html. “Impulsan la creación de comités de emergencia por coronavirus en todos los barrios”. 0221.com, 14/04/2020. https://www.0221.com.ar/nota/2020-4-14-16-57-0-impulsan-la-creacion -de-comites-de-emergencias-por-coronavirus-en-todos-los-barrios
[5] “El Concejo aprobó la emergencia alimentaria en Mar del Plata: qué implica”“ Qué digital, 13/9/2019. https://quedigital.com.ar/sociedad/el-concejo-aprobo-la-emergencia-alimentaria-en-mar-del-plata-que-implica/
[6] El municipio conformó una Mesa Social con el objetivo de atender “las necesidades de los sectores más vulnerables” que puedan surgir como consecuencia de la pandemia del coronavirus en el Partido de General Pueyrredón. Integran dicho espacio funcionarios del gabinete de Guillermo Montenegro, concejales, representantes de la Universidad Nacional de Mar del Plata, FASTA, Pami, Desarrollo Social de Provincia y Nación, Anses, la Iglesia Católica, Evangélica, SUIM, CTA y CGT. Carlos Walker, “Ya comenzó a funcionar el primer comité barrial de crisis en la zona sur”, en El Marplatense, 4/4/2020. https://bit.ly/3h8KOwy
[7] En la semana del 20 al 26 de abril se distribuyeron 3900 kg de alimentos frescos aportados por el MGP, lo que representó un incremento significativo con respecto a los 1100 kg percibidos la semana anterior, pero que seguían por debajo de las necesidades de la población.
[8] Cabe destacar las diferencias del Plan CuiDARnos con el Plan Detectar, que supone la toma de hisopados en distritos de circulación comunitaria del virus, situación epidemiológica que hasta la elaboración de este artículo no se había dado en General Pueyrredón.
[9] Específicamente, a través del proyecto dirigido por Andrea Perinetti (Escuela Superior de Medicina, UNMDP), “Universidad y municipios: modelaje estadístico de escenarios y acciones promopreventivas en el territorio para localidades con menos de 500.000 habitantes o bajo número de casos” (MINCYT, 2020).