Otra(s) cartografía(s) posible(s) para conocer la Mar del Plata LGBT+

Federico García Fernández[1]

Existen muchas formas de conocer Mar del Plata. La más tradicional corresponde a la Mar del Plata de sol y playa, es decir la del turismo. Para quienes residimos  aquí podemos pensar en la Mar del Plata portuaria, frutihortícola, sede de juegos deportivos, congresos, universidades, hospitales, compras. Quienes se aventuran en el análisis de estadísticas relevadas por el  INDEC sumarían otras Mar del Platas, de la vejez, la maternidad, del desempleo, la pobreza, indigencia, y la lista podría continuar. Sin embargo también existen otras territorialidades, menos estudiadas aunque sí presentes, la ciudad de las niñeces, de las vejeces, de las discapacidades, y por qué no, la Mar del Plata lgbt+.

Desde la Geografía, se intenta avanzar en entender cómo se conforman los territorios urbanos en un marco de diversidad y desigualdad, con la intención de comprender cómo son habitados, producidos y reproducidos por las sociedades. Al relacionarlo con el enfoque feminista podremos llegar a otros debates, comprensiones y explicaciones sobre los sucesos.

Este enfoque de desigualdad de acceso, de uso, de posibilidades, retoma el concepto de Bienestar Social, como forma de conocer de qué manera las personas pueden acercarse -por ejemplo- a la salud, educación, empleo, vivienda, espacio público[2]. Para así responder si, ¿Todxs tenemos Derecho a la Ciudad[3]? Este debate ha cobrado relevancia para explicar cómo se configuran diferentes áreas al interior urbano. Algunas con acceso a servicios, ocio, conexiones, empleo; mientras que otras quedan relegadas, marginadas y excluidas de la ciudad.

Desde la perspectiva feminista se avanza en cómo estas diferenciaciones entre “ciudades” al interior del mismo espacio urbano configuran relaciones desiguales de poder. Profundizando en la colectiva lgbt+, en las últimas dos décadas han logrado importantes cambios en su bienestar mediante la visibilidad, el acceso a derechos y legislaciones. Sin embargo, abundan los pendientes para un grupo históricamente marginado y violentado.

 

Diferentes territorios en un mismo espacio

En el momento actual la ciudad de Mar del Plata se podría caracterizar superpuesta  en tres procesos que avanzan en simultáneo:

  • Una primera ciudad, tradicional, patriarcal y conservadora, que busca mantener las diversidades al margen, se desarrolla con un objetivo principalmente económico, dejando de lado otros pareceres sociales sobre cómo podría ser la ciudad, que preceptos debería tener o hacia dónde debería ir el proyecto de desarrollo. Esta ciudad se impone, ordena y legitima mediante la violencia, tanto física como social.
  • Una segunda ciudad que resiste, manifiesta, lucha y logra cambios. Pensamos en personas agrupadas buscando cambiar la realidad social para configurar otras territorialidades, desde el lugar, el barrio, la cultura. Aquí no sólo se trabaja en lograr derechos, sino que se milita su presencia y sostenimiento.
  • Una tercera ciudad, la Mar del Plata deseada, donde se proyectan otros futuros posibles, no sólo se la piensa a corto plazo, es la ciudad motor de cambios, espejo de procesos que ocurren en toda la Argentina, referente en la gesta de leyes y de logros sociales.

Estas diferentes ciudades que habitan dentro del mismo espacio urbano, se yuxtaponen y cohabitan. En algunos casos podremos referenciar más a una que a otra, pero siempre se encuentran entrelazadas. Para demostrarlo seleccionamos tres ejemplos: la ordenanza de traslado de las zonas rojas de la ciudad, la señalización de las sendas del orgullo y la declaración de Mar del Plata como ciudad Incluyente. Mediante estos, se busca representar cómo las normativas municipales encuentran su correlación espacial y configuran diferentes geografías.

 

La Mar del Plata invisible

Mucho se ha hablado ya sobre la movilización de las zonas rojas en la ciudad, desde sus sectores tradicionales hacia un nuevo sector en cercanías al cementerio municipal y el predio de disposición final de residuos en la Avenida 10 de Febrero entre Cacique Chuyanyuta y Cutay. Esta problemática comenzó a tomar fuerza en la prensa desde fines de 2021 y permitió comprender las diferentes formas de concebir la ciudad.

Conforme propone la Ordenanza 25590/22[4] -Programa Zonas Seguras de protección integral a fin de promover medidas focalizadas para la prevención de la violencia y los delitos en las zonas del partido donde se ejerza la prostitución-, el trabajo sexual callejero se localiza solo en un sector urbano de 500 metros de extensión (Figura 1). Para ello se plantea el desarrollo de un operativo de sanidad, acondicionamiento urbano y seguridad en este lugar, en simultáneo, se establecen penalizaciones económicas y/o prisión para quienes no acaten.

Figura 1. Movilización de los sectores principales de oferta de trabajo sexual conforme la ordenanza 25590/22

Fuente: Elaboración personal con base en mapeos de Darouiche (2019) y Ordenanza Nº 25590/22.

El desarrollo de esta propuesta surgió como consecuencia de movilizaciones vecinales y de agrupaciones políticas en reclamo por los disturbios que se presentaban en vía pública con la oferta y demanda de trabajo sexual y la presunta venta de sustancias psicoactivas. Esto llevó al desarrollo, desde la Comisión de trabajo de Políticas Género, Mujer y Diversidad del Honorable Consejo Deliberante, de un proyecto de ordenanza que buscaba establecer zonas seguras para el ejercicio del trabajo sexual.

Esta normativa inicial es luego alterada, y transformada en la ordenanza presente al momento actual, punitiva y restrictiva para el ejercicio de una actividad que se encuentra en un ´gris jurídico´ a nivel nacional y que presenta un gran debate sobre su legalización o prohibición. Para su establecimiento se desarrollaron Audiencias Públicas y diferentes movilizaciones sociales (Figura 2), en las cuales no se pudo resolver cuál era el mejor destino para la zona roja, y donde poco espacio de debate encontraron las vecinas trabajadoras sexuales sobre la opinión de diversos vecinos frentistas que buscaban deslocalizar la actividad.

Figura 2. Segunda marcha en contra de los Transtravesticidios el 24 de septiembre de 2022 frente al palacio municipal

Fuente: Archivo fotográfico personal (2022).

Finalmente la normativa se aplicó desde mediados de 2022 y continúa vigente hasta el momento actual. En concreto produjo un proceso de desterritorialización[5] de la comunidad de trabajadoras sexuales desde sus núcleos tradicionales de trabajo hacia una nueva localización en un área compleja de la ciudad, en un espacio ajeno, restringido y acotado, que no eligieron, donde no se sienten cómodas ni seguras.

Este ejemplo permite comprender cómo parte de la comunidad lgbt+ que son quienes ejercen el trabajo sexual, principalmente las mujeres trans, continúan siendo discriminadas, marginadas y sistemáticamente excluidas. ¿Dónde podremos referir a Derecho a la Ciudad para estas personas que han sido excluidas de su propio espacio? ¿Bajo qué criterio se puede penalizar una actividad que no se encuentra normada?

 

La Mar del Plata del orgullo

El evento anual más reivindicativo y ansiado de la comunidad lgbt+ irrumpiendo en territorio es la Marcha del Orgullo LGBT+. Evento que toma como foco inicial en 1990 en la Ciudad de Buenos Aires, pero que rápidamente comienza a encontrar repercusiones en otros lugares del país. Se desarrolla en Mar del Plata desde hace XVI ediciones, y es considerada una de las más relevantes a nivel regional por su visibilidad e importancia.

Anualmente se desarrolla la marcha en un recorrido circular que surca el microcentro urbano. Inicia el evento en Av. Luro y calle Yirigoyen en el centro de la plaza principal de la ciudad, con una concentración en la cual se lee un manifiesto anual en relación a los eventos sucedidos en el periodo, hay música, artistas locales y referentes nacionales, como también representantes de diversas organizaciones.

Figura 3. XV Marcha del Orgullo Mar del Plata realizada el 11 de diciembre de 2021

Fuente: Archivo fotográfico personal (2021)

Luego se comienza a marchar como se presenta en la Figura 4, por Av. Luro en dirección al mar, por la costa hasta calle Rivadavia -importante zona comercial turística de la ciudad-, hasta Av. Independencia, para retomar de nuevo por Luro hasta el punto de inicio. En su recorrido acompaña la música y la festividad, las carrozas animan el evento y le dan otro tinte. Cuenta con una importante afluencia política de movimientos sociales, representantes estatales y de gobierno.

Figura 4. Recorrido tradicional de la Marcha del Orgullo en la ciudad

Fuente: Elaboración propia con base en salida de campo (2021)

El proceso de territorialización que tiene esta marcha desde sus inicios no es casual, sino que busca unir diferentes puntos neurálgicos de la realidad marplatense: la plaza central, el mar, la calle comercial y turística Rivadavia, la Av. Independencia y Av. Luro como arterias de conexión urbana con gran circulación vehicular y de transporte público. Este recorrido permite gran nivel de visibilización y configura una irrupción en el espacio público.

El territorio que toma la marcha se ha señalizado desde 2021 bajo la ordenanza N° 25.405 (ver en Figura 5), la cual ha permitido la colocación de huellas artísticas. Estas construyen una representación constante para la comunidad. La propuesta mediante la técnica de mosaiquismo y desde una realización autogestionada de la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo, ha colocado en postes de luz diferentes tipos de banderas de la diversidad lgbt+.

Figura 5. Huellas del recorrido de la Marcha del Orgullo

FA la izquierda Av. Luro y calle Yrigoyen. A la derecha calle Rivadavia esq. calle Mitre.

Fuente: Archivo fotográfico personal (2022)

Los procesos de territorialización de estos eventos, permiten pensar en otras formas de habitar, no sólo a nivel objetivo, sino también dentro de lo simbólico de cada sujeto, las cuales hallan su materialidad en las movilizaciones y las luchas políticas en el espacio cotidiano, ponen en terreno las diversas ciudades que se quieren construir. La música, los colores, las pancartas no son casuales, se busca decir “acá estoy”, se disputa el “así quiero ser” y desde la sumatoria de esos imaginarios se teje una voz colectiva de “esta es la Mar del Plata que queremos”.

Pensar el derecho a la ciudad no es sólo una postura política sobre lograr ingresar de manera objetiva al espacio urbano, también responde a esas subjetividades que se materializan en el cotidiano, y que permiten disputar qué tipo de ciudad se desea construir, habitar, diseñar. La marcha también cumple esa función estructurante de una otra urbanización posible, y sobre todo de esos otros lazos sociales que se pueden formar.

 

Entre la ciudad amigable y la ciudad posible

En el año 2009 se sanciona la Ordenanza Nº 19130/09[6] que postula a Mar del Plata como una ciudad GayFriendly o amigable con las diversidades. En este sentido se buscaba posicionar como un espacio habitable y seguro para las diversidades, podríamos decir, con un tinte un tanto marketinero y enfocado al turismo nacional.

Muchos logros sociales -como el matrimonio igualitario (2010) o el reconocimiento a la identidad de género (2012)-, llevaron a que las organizaciones comenzaran a reflexionar sobre esta postura, que en principio fue un gran avance, pero que quedó escueta en relación a las necesidades estructurales de la comunidad. Así se comenzó a plantear que no se necesitaban espacios amigables, la necesidad es construir una verdadera estructura estatal inclusiva e incluyente.

Este debate encontró como resultado la Ordenanza N° 25501/22[7] mediante la cual se derogó la previa mencionada y se postuló a Mar del Plata como una ciudad incluyente. Esto buscó avanzar en el desarrollo de una batería de leyes que permitan el acceso real de la comunidad, una visibilización sin estigma y el acompañamiento en las trayectorias lgbt+. A partir de esto, es importante comenzar a definir algunos preceptos sobre en qué tipo de ciudad queremos vivir, cómo deseamos habitarla y qué esperamos de esta.

Sobre la dicotomía entre la ciudad iluminada y la ciudad opaca, el centro y la periferia, un avance hacia otra urbanización posible debe romper con esas lógicas, no sólo reformular el núcleo urbano, sino integrar y homogeneizar, desde una forma de pensar heterogénea y diversa. En momentos donde prima la individualización, la separación, y la diferenciación, es importante recuperar la ciudad como encuentro, diálogo, unión. Si este es el lugar donde se materializan las luchas y manifiestan las desigualdades, también puede ser donde se configuren las respuestas, nuevas formas de vivir y habitar.

Recuperando a la pensadora Marlene Wayar[8], quizás todavía no sepamos qué queremos ser, pero si podemos empezar por definir que no queremos ser, hasta tanto logremos conformar una nostedad que nos acompañe en la configuración de una Mar del Plata mejor. Si tantas personas elegimos a diario vivir en LaFeliz, es porque indefectiblemente está ciudad encuentra en nosotros un lugar de esperanza y futuro.

 

[1] Licenciado en Geografía por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Estudiante de la Maestría en Ciencias del Territorio en la Universidad Nacional de La Plata. Becario tipo A de la Universidad Nacional de Mar del Plata 2023-2026. Adscripto desde 2020 a la Investigación en el Grupo de Estudios sobre Población y Territorio (GESPyT), Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata. Interesado en las Geografías Feministas, el urbanismo Queer, el Bienestar Social y el Derecho a la Ciudad. Contacto: garciafernandezfede@gmail.com

[2] El referente en esta concepción del Bienestar Social es David Smith en su libro Geografía Humana de 1977, quien acuña este concepto como método de estudio del espacio desde la comprensión de estos procesos que generan desigualdad al interior de las poblaciones.

[3] El Derecho a la Ciudad, desde Leslie Kern en su libro Ciudades Feministas del año 2020, permite entender cómo las personas habitan y participan en la construcción de la ciudad de forma desigual, donde género, sexo, identidad y clase son factores determinantes sobre cómo vivimos en el espacio.

[4] Promulgada el 12 de julio de 2022, tiene por objetivo “promover la creación de zonas seguras para el ejercicio de la prostitución en el Partido de General Pueyrredon”, para lo cual el departamento ejecutivo designa sectores y horarios habilitados y penaliza la actividad por fuera de estos con pena monetaria o de carcel. En los espacios excedentes a este área, desarrolla un operativo denominado “Alerta Mar del Plata” en el cual vecinos y vecinas podrán denunciar de forma anónima el ejercicio de la actividad. No establece una definición de lo que considera ejercer la prostitución u ofrecer sexo callejero. Disponible en: https://basenormas.concejomdp.gov.ar/normas/show/normas/25968

[5] Los procesos de territorialización, desterritorialización y reterritorialización son analizados en detalle cómo conceptualización teórica y práctica en el libro de Rogerio Haesbart publicado en 2011 “El mito de la desterritorialización. Del fin de los territorios a la multiterritorialidad. México: Siglo XXI.

[6] ”Declárese a Mar del Plata ciudad amigable con la diversidad sexual” promulgada el 22 de abril de 2009, tiene por objetivo desarrollar políticas publicas en conjunto para erradicar la violencia, la discriminación y garantizar los derechos de las personas de la comunidad. Trabaja desde el turismo, el comercio y los servicios. Propone desarrollar acciones en conjunto para crear un circuito de turismo GayFriendly internacional. Disponible en: https://www.concejomdp.gov.ar/biblioteca/docs/o19130.html

[7] “Declara a Mar del Plata como Ciudad Incluyente con la diversidad sexual.”  Sancionada el 5 de mayo de 2022. Busca comenzar una línea de normativas que aspiren a erradicar la violencia contra la comunidad, a la vez que garantizar la plenitud de sus derechos. Disponible en:  https://basenormas.concejomdp.gov.ar/normas/show/normas/25887

[8] Marlene Wayar es una pensadora y activista por los derechos de las personas Trans en Argentina, ha desarrollado una valiosa bibliografía, desde la cual podemos recuperar “Travesti, una teoría lo suficientemente buena” o “Furia Travesti: Un diccionario de la T a la T”. También ha sido partícipe de numerosos logros de la comunidad LGBT+.

Lugares para vivir, lugares para visitar: una breve reflexión sobre tres regiones argentinas

Matías Adrián Gordziejczuk

INHUS (CONICET/UNMdP), GESPyT (FHum/UNMdP), Grupo Turismo y Territorio (FCEyS/UNMdP)

Tanto en el ambiente académico como periodístico, la crítica sobre la existencia de más de una Argentina es algo frecuente. “La desigualdad ha sido históricamente, y es en la actualidad, una característica elemental de las estructuras sociales” (Longhi, Bolsi, Paolasso, Velázquez y Celemín, 2013:104), de modo que formamos parte de una matriz territorial relativamente rígida, compuesta por fragmentos más y menos favorecidos, pese al cambio en los estilos de desarrollo. Para quienes trabajamos con Sistema de Información Geográfica (SIG), esta situación se ve claramente representada cuando, al activar o desactivar capas de información superpuestas que obedecen a distintos tiempos e indicadores sociales, se manifiesta una y otra vez el mismo patrón de distribución socioespacial. Hacemos referencia, por ejemplo, a las condiciones desfavorables que suele manifestar el Gran Norte argentino frente al área Pampeana o, dentro de esta última, la criticidad que puede llegar a denotar el Conurbano Bonaerense en comparación a otros lugares. Cada tipo de recorte territorial exhibe una “cara” de la realidad argentina, cuyas contradicciones y complejidades propias pueden revelarse si se amplifica o se juega con las escalas de análisis.

Si bien lo más común es que nos sumerjamos en este debate considerando variables como la pobreza, la calidad de vida, las características demográficas y la vulnerabilidad sociohabitacional de los hogares, en esta ocasión la propuesta consiste en reflexionar desde una dimensión de análisis particular y que tradicionalmente ha sido tratada como fenómeno excepcional o descontextualizado del orden social por creerse que poco puede aportar para su comprensión (Bertoncello, 2006). Se trata del turismo, una práctica social recreativa y conjunto de actividades económicas que, en el contexto actual de revalorización del ocio, sobrevaloración del consumo y acumulación de experiencias (Elizalde, 2010), pasa cada vez menos inadvertido entre comunidades y conjuntos poblacionales. Sea un factor o motor de desarrollo que atrae mano de obra y retiene personas en sus lugares de origen o un fenómeno que gentrifica territorios expulsando población y generando más problemas que soluciones (ambientales, culturales, económicos), el turismo influye cada vez más sobre la calidad de vida, a pesar de que recientemente la pandemia lo haya puesto en dudas.

Específicamente, diseñamos un índice de especialización turística (IET) departamental, compuesto por múltiples indicadores que aluden a dimensiones de análisis como la oferta de alojamiento, los atractivos turísticos y los intermediarios del sector público y privado, y lo correlacionamos con el índice de calidad de vida 2010 (también departamental) elaborado por Guillermo Velázquez y su equipo de trabajo (cfr. Velázquez, 2016), para apreciar desde un ángulo peculiar diferentes argentinas (cfr. Gordziejczuk, 2022). Mediante el manejo de ambos índices en un SIG, fue posible arribar a otra forma de representación de las disparidades inter e intrarregionales, evaluando la capacidad que posee el turismo de alterar o distorsionar esa matriz o patrón territorial tan arraigado en el país, y proponiendo una regionalización que a continuación se repasa.

El primer recorte que podemos apuntar es el que se caracteriza por poseer especialización turística y calidad de vida por encima de la media nacional. Este se sugiere como la Argentina de la fotografía panorámica. Para su representación en la Figura 1, seleccionamos un color verde vivaz o intenso, en alusión a contextos donde, siempre en términos relativos y asumiendo la inherente generalización que emana de la cartografía, se establecen condiciones óptimas de calidad de vida, que además incluyen una dotación, al menos mínima, de recursos y equipamientos que son valorados y usados turísticamente y sobre los cuales, creemos, la población anfitriona puede acceder en mayor o menor grado. Se podría decir que, como en ningún otro fragmento del territorio, aquí se adecúa la expresión propuesta por el antropólogo Jafar Jafari, que dice “un buen lugar para vivir es un buen lugar para visitar” (2012: v).

Figura 1. La Argentina de la fotografía panorámica

Fuente: Gordziejczuk (2022)

Como podemos observar, se trata de un conjunto de recortes espaciales dispersos por todo el territorio nacional y que cuenta con los atractivos turísticos más reconocidos a nivel interno y externo. Por las relativas condiciones favorables de calidad de vida que contiene la población local, quizás en estos lugares se cuenta con mayor predisposición a lucir desde un ángulo ampliado el contexto social donde precisamente se lleva a cabo la práctica turística. No solo se corresponde con lugares de turistificación más o menos reciente (últimas décadas en siglo XX en adelante), sino también, y en gran medida, con lugares que autores como Rodolfo Bertoncello (2006) y Elisa Pastoriza (2011) incluyen en sus narraciones sobre el mapa turístico tradicional y los espacios representativos del turismo tanto aristocrático como democratizado. Sin ánimos de exhaustividad, nos referimos a partidos que miran al mar, como General Pueyrredon, General Alvarado y Necochea; departamentos serranos y montañosos, como Calamuchita, Punilla, Los Lagos y Bariloche; distritos sureños valorados por su naturaleza y lejanía respecto a los principales centros emisores de turismo, como Ushuaia y Lago Argentino; municipios que son núcleos de aglomeraciones urbanas, como los llamados Capital en Mendoza, Salta y Tucumán, y -no olvidemos- emblemas nacionales como Iguazú y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

La segunda fracción que queremos señalar es denominada la Argentina de la lente ajustada, ya que, si bien la especialización turística se mantiene por encima de la media nacional, la calidad de vida de las comunidades locales no. En estos casos, la búsqueda del plano panorámico y la rotación de la cámara puede que simbolicen actos de incomodidad y provocación para los responsables (actuales e históricos) del bienestar social de las comunidades locales dada la posibilidad de revelar contrastes notorios entre los sitios puntuales donde concretamente se lleva a cabo la práctica turística y las áreas colindantes. En este sentido, la preferencia hacia la reducción de la profundidad y del campo de visión se vincula con la exposición o visibilización de determinados recortes del territorio estratégicamente seleccionados y acondicionados para el turismo.

En los casos de distritos que poseen un IET significativamente alto, es posible que asome una dinámica con rasgos similares a los de un enclave, donde el turismo se desarrolla en puntos específicos, de la mano de iniciativas privadas, generando exiguos beneficios o derrames sobre la mayor parte de la población local, tales como pueden ser la generación de empleos, el crecimiento de las inversiones en infraestructura, equipamiento y servicios públicos y el aumento de los ingresos. Por estos motivos, consideramos que la detección de tales unidades espaciales es importante para la focalización y planificación de un turismo más sustentable, responsable y socialmente aceptado. Retomando la cita de Jafar Jafari (2012), en este caso amerita reflexionar y cuestionar si todo buen lugar para visitar también es un buen lugar para vivir…

La Figura 2 exhibe que las provincias que congregan más muestras de esta categoría son Salta, Catamarca, Corrientes y Misiones. Lugares de renombre turístico como Cachi y San Ignacio forman parte de esta Argentina, sobre la cual en los últimos años se han revelado, por ejemplo, problemáticas ligadas al desalojo territorial de la población originaria para la construcción de viviendas de uso turístico o temporal[1]. Sin embargo, destacamos como paso paradigmático al departamento santiagueño Río Hondo por su amplia trayectoria turística y por albergar al emblema del termalismo argentino, la ciudad de Termas de Río Hondo. Respecto a este lugar, el estudio de Gómez Herrera, Vera y Villalba (2012) declara que las políticas públicas han dejado en evidencia la intención de insertar a esta localidad en el plano internacional a costa de configurar un enclave turístico que fractura al territorio local. En palabras de estas autoras:

“El enclave en el Departamento Río Hondo como producto es ofrecido a los turistas a través de paquetes que incluyen visitas guiadas, espectáculos artísticos y eventos deportivos. Sin embargo esta selección de ciertos lugares “para mostrar” implica un recorte de la ciudad, que excluye zonas o asentamientos espontáneos en condiciones de precariedad, emplazados a los márgenes de la ciudad de Las Termas a medida que avanzaba en su crecimiento” (Gómez Herrera, Vera y Villalba, 2012: 261).

Figura 2. La Argentina de la lente ajustada

Fuente: Gordziejczuk (2022)

La última porción territorial que desarrollaremos es la Argentina a espaldas de la fotografía, compuesta por dos asociaciones harto heterogéneas, como son, por un lado, la de especialización turística por debajo de la media nacional y calidad de vida por encima de la media, y, por otro lado, la de ambos índices inferiores al promedio nacional. Si bien la variable calidad de vida establece realidades sumamente desiguales, uno y otro comparten características como las de poseer escasez de recursos valorizados turísticamente y especialización en otras actividades productivas. Sin embargo, hay que señalar diferencias en cuanto a cuestiones como la accesibilidad física relativa y las capacidades humanas (habilidades, conocimientos técnicos, capital cultural) que colocan en una situación de mayor privilegio a los recortes territoriales de la componente mixta.

Lo anterior se correlaciona con disimilitudes en lo que respecta a distribución espacial y composición regional. Mientras que en la región Pampeana se concentran la mayor parte de los distritos con calidad de vida superior a la media nacional y especialización turística inferior a la media nacional (Figura 3), en las regiones Noreste Argentino (NEA) y Noroeste Argentino (NOA) predominan las dos situaciones en las cuales el nivel de calidad de vida es inferior a la media (Figuras 2 y 4). Para la representación de estas últimas, mutamos la rampa de colores hacia tonalidades rojizas, que son popularmente más asociadas con cuestiones problemáticas, llamativas o alarmantes. Contrariamente, utilizamos un verde menos intenso que el de la Figura 1 para incorporar en la Figura 3 a los lugares donde se instauran condiciones satisfactorias de calidad de vida, pero que están acompañadas por un escaso desarrollo turístico, que sugiere cierta debilidad en torno a alternativas de acceso a espacios de ocio y recreación variados. Una muestra de este tipo está compuesta por partidos bonaerenses que integran, irónicamente, la llamada Pampa Deprimida, caracterizada por Velázquez, Tisnés y Gómez (2014) como de paisajes agropecuarios, llanos y monótonos, con adversidades ecológicas por la alternancia de inundaciones y sequías, y escasez de recursos recreativos, tanto naturales como culturales. Se podría decir que, turísticamente, en esta clase de lugares no hay mucho que ofrecer, pudiéndose ceder paso nuevamente a la reflexión y al cuestionamiento: todo buen lugar para vivir, ¿es también un buen lugar para visitar…?

Finalmente, destacamos que como fragmento más extenso a espaldas de la fotografía sobresale en la Figura 4 el recorte territorial al que Longhi et al. (2013) refieren como un ‘núcleo crítico de extrema dureza’, integrado principalmente por las provincias de Formosa, Chaco, Santiago del Estero y Salta; aunque en este caso la contigüidad espacial se extiende hasta distritos de Jujuy, Tucumán, Santa Fe y Córdoba. Evidentemente, a los factores ampliamente conocidos que explican esta realidad, tales como la pobreza y la histórica exclusión de las comunidades originarias, añadimos la comparativa menor valoración popular de los rasgos naturales y culturales propios de estas áreas, y que influye en los bajos índices de especialización turística. Se trata de los territorios habitados por las sociedades más pobres y marginadas del país (Longhi et al., 2013), afectados por la falta de inversión y de economías diversificadas que incluyan al turismo (Bolsi y Meichtry, 2006). Como fragmento de menor superficie, destacamos el oeste del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) por su peso demográfico y visualización como un bloque rectangular ‘compacto’ donde prevalecen niveles de especialización turística y calidad de vida inferiores a la media.

Figuras 3 y 4. La Argentina a espaldas de la fotografía

(3: IET bajo e ICV 2010 alto; 4: IET e ICV 2010 bajos)

Fuente: Gordziejczuk (2022)

En síntesis, la forma específica que adopta la configuración espacial de la relación entre especialización turística y calidad de vida (sumatoria de las Figuras 1,2,3 y 4) deja en evidencia la influencia de un orden social mayor, resultante de procesos que con el pasar del tiempo han plasmado y solidificado en el territorio un patrón de distribución general marcado por la existencia de fragmentos que exponen brechas o desigualdades. No es fácil escapar de la resistencia o rigidez que impone la matriz territorial construida social e históricamente (Longhi et al., 2013). Incorporar al debate un indicador alusivo al turismo no desdibuja significativamente tal patrón, de modo que entendemos que el turismo se adapta, refuerza o aporta a su consolidación. Cada Argentina expone el condicionamiento del espacio geográfico en términos de ventajas, oportunidades, obstáculos y/o restricciones. Consideramos que desplegar acciones que apunten a un turismo responsable (social, económica, cultural y ambientalmente) como opción de desarrollo en áreas de baja calidad de vida y enaltecer la calidad de vida (tanto en su dimensión socio-económica como ambiental) allí donde el turismo ya es una práctica común o extendida son aspectos de índole política para los cuales la focalización en la identificación de áreas puede resultar de apoyo.

 

Referencias bibliográficas

  • Bertoncello, R. (2006). Turismo, territorio y sociedad: el mapa turístico de la Argentina. En: Geraiges de Lemos, A., Arroyo, M. y Silveira, M. L., América Latina: cidade, campo e turismo (pp. 317-335). San Pablo: CLACSO.
  • Bolsi, A. y Meichtry, N. (2006). Territorio y pobreza en el Norte Grande Argentino. Scripta Nova X, nº 218(10).
  • Elizalde, R. (2010). Resignificación del ocio. Aportes para un aprendizaje transformacional. Polis, nº 25: 17 pp.
  • Gómez Herrera, A., Vera, A. y Villalba, A. E. (2012). La configuración de un nodo turístico: la transformación en Villa Turística del Embalse. Un caso paradigmático de poblaciones en renovación. Revista Digital de Población, Estado y Sociedad 6, nº 6: 239-276.
  • Gordziejczuk, M. A. (2022). Análisis espacial de la relación entre turismo y calidad de vida aplicado a los Departamentos/ Partidos de Argentina en los inicios del Siglo XXI. Tesis Doctoral. FaHCE-UNLP.
  • Jafari, J. (2012). A Nice Place to Live is a Nice Place to Visit. En: Uysal, M., Perdue, R. y Sirgy, J., Handbook of Tourism and Quality-of-Life Research. Enhancing the Lives of Tourists and Residents of Host Communities (pp. 5-7). New York: Springer.
  • Longhi, F., Bolsi, A., Paolasso, P., Velázquez, G. y Celemín, J. P. (2013). Fragmentación socioterritorial y condiciones de vida en la Argentina en los albores del siglo XXI. Revista Latinoamericana de Población 7, nº 12: 99- 131.
  • Pastoriza, E. (2011). La conquista de las vacaciones. Breve historia del turismo en la Argentina. Buenos Aires: Edhasa.
  • Velázquez, G. (comp.) (2016). Geografía y Calidad de vida en Argentina. Análisis regional y departamental (2010). Tandil: Centro de Investigaciones Geográficas.
  • Velázquez, G., Tisnés, A. y Gómez, N. J. (2014). Región pampeana: Geografía y bienestar según subregiones (2010). Geograficando 10, nº 2: 1-26.

 

[1] https://reddemediosmisiones.com.ar/contenido/35257/san-ignacio-invaden-territorio-mbya-para-construir-una-casa-de-fin-de-semana

¿Cómo se organiza el sistema público de salud en Mar del Plata y el Partido de General Pueyrredon?

Mag. Silvina Mariel Aveni (INHUS-CONICET-UNMdP y GESPyT-FHum-UNMdP)

La salud, entendida más allá de la enfermedad y de cuestiones biológicas, adquiere un sentido multidimensional como bien y como derecho humano esencial. Hablamos entonces no sólo de salud, sino de un proceso de salud- enfermedad- atención /cuidados, concepción que invita especialmente a las Ciencias Sociales a realizar su aporte.

La Geografía de la Salud es una subdisciplina de la Geografía Social que concibe la salud como condición y resultado de las relaciones de los grupos sociales con su territorio (Ramírez, 2004; Seguinot Barbosa, 2007; Pickenhayn, 2009). Entonces, las instituciones de salud se inscriben en un entramado social que las genera y contiene, es decir que son una “creación”, una construcción social e histórica de cada sociedad y a la vez son generadoras de esa misma trama social (Castoriadis, 1994). Los centros que dispensan atención sanitaria de gestión pública constituyen el resultado de las intervenciones de los gobiernos municipales marplatenses ínsitos en una realidad sanitaria provincial y nacional que los contiene. El análisis de la existencia y distribución de estos servicios reviste importancia en tanto constituyen un criterio de justicia social y territorial.

Mar del Plata está emplazada en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires y es el núcleo urbano más importante del Partido de General Pueyrredon. En cuestiones de salud pública posee un rol protagónico puesto que es cabecera de la Región Sanitaria VIII [1] (Figura 1).

Figura 1. Localización relativa de Mar del Plata.

Fuente: Elaboración Personal

El Nivel Primario de salud en la ciudad cuenta con servicios gestionados por las autoridades dependientes de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de General Pueyrredon. Sus acciones están dirigidas a la población de niños, niñas y adolescentes, de adultos y de ancianos, a los que se les suministra atención ambulatoria, es decir, una modalidad de servicio a pacientes no hospitalizados que se organiza en torno a la consulta programada o a la demanda espontánea [2]. Uno de los objetivos de la atención primaria es conformar equipos interdisciplinarios de trabajo en terreno para llevar a cabo acciones de salud en función de las necesidades locales. La labor mancomunada de estos profesionales junto a referentes barriales o promotores vecinales constituye la piedra angular de la participación social en las actividades de promoción y prevención de la salud.

Las especialidades que se ofrecen son: Clínica Médica, Pediatría, Ginecología y Obstetricia, Enfermería para el suministro de primeros auxilios, Medicina General, Odontología, Salud Mental, Vacunación, Servicio Social, Servicio Municipal de Atención a las Adicciones y en algunos casos Laboratorio, Nutricionista y Fonoaudiología. La variedad en las especialidades se define priorizando las requeridas por la población del área programática que cubren y según la dotación de infraestructura.

En el organigrama de los servicios de salud ofrecidos en el Nivel Primario de Atención encontramos: Postas Sanitarias, Unidades Sanitarias o Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) y Subcentros de Salud. (Figura 2)

Figura 2. Organigrama de servicios de salud según jerarquía de la atención

Fuente: Elaboración personal a partir de datos de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de General Pueyrredon

Primero, las Postas se encargan de dispensar una atención simple por lo que representan la complejidad más baja del sistema de salud. Además, asisten a una reducida densidad de población inscripta en una extensión territorial más pequeña y operan en franjas horarias reducidas. No tienen la capacidad de implementar programas y cuentan con las especialidades básicas (Medicina generalista, Enfermería y Servicio Social) (Figura 3).

Segundo, los CAPS o Unidades Sanitarias ofrecen mayor variedad de servicios sumados a los anteriores (como la extracción de sangre o la realización de placas) a usuarios provenientes de un conjunto de barrios y su jornada de prestaciones es más amplia. Realizan actividades de prevención y promoción de la salud, así como la supervisión de las Postas absorbiendo casos que requieran cierta complejidad en la atención.  Cabe destacar que tres de estas instituciones provee atención 24 horas, ellas son la Unidad Sanitaria Ameghino, la Unidad Sanitaria Playas del Sur y la Unidad Sanitaria La Peregrina (Figura 3).

Tercero, los Subcentros de Salud se encuentran en similares condiciones con respecto a los CAPS, poseen una mayor capacidad para recibir derivaciones desde las Postas Sanitarias y algunos CAPS.  Y, específicamente, el Subcentro de Batán asiste las 24 horas. Por último, se ubican otros centros primarios integrales que captan abundante demanda por parte de los usuarios puesto que se dedican a todas las especialidades. Esos centros son: el IREMI (localizado en el centro de la ciudad), el Centro de Salud N°1 (encargado de la vacunación) y el Centro de Salud N°2 (administrador de guardia 24 horas y dotado de infraestructura más compleja). Según las autoridades de la Municipalidad de General Pueyrredon, cada uno de los eslabones del sector primario es supervisado por otros de mayor complejidad al cual deben derivarle pacientes que requieren ese tipo de atención a través del mecanismo de Referencia- Contrarreferencia[3] (Figura 3).

Figura 3. Listado de Centros de Salud primarios y secundarios, 2023

Fuente: Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y Secretaría de Salud de la Municipalidad de General Pueyrredon.

Por su parte, el Nivel Secundario y Terciario precisan de un equipamiento de mayor nivel de complejidad, con infraestructura para la internación y profesionales idóneos. Entran en este rubro los hospitales generales y especiales, y los servicios de urgencia. Además, se pueden encontrar centros de apoyo científico-técnico, dedicados al diseño de los sistemas de información sanitaria, al control de las enfermedades infecciosas y a la educación sanitaria de la población. La atención secundaria incluye operaciones sencillas y tratamientos que implican una corta hospitalización, mientras que la atención terciaria atiende afecciones que requieren hospitalización con un cuidado especializado y avanzada tecnología. En nuestra ciudad, el Centro de Especialidades Ambulatorias (CEMA) pertenece a la jerarquía secundaria y depende del Municipio, en tanto que la jerarquía terciaria está representada por el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) y por el Hospital Especializado Materno- Infantil (HIEMI), ambos bajo la gestión provincial. El Hospital B. Houssay pertenece a la misma jerarquía de atención, aunque bajo la coordinación del subsistema de obras sociales, específicamente de PAMI (Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados). Su inclusión se justifica en el importante peso relativo que posee la población adulta mayor en el Partido de General Pueyrredon alcanzando un valor de 14,2% de acuerdo al último registro censal publicado por el INDEC en 2010.

En el marco de atender necesidades emergentes, las dos Unidades de Pronta Atención (UPA) responden a la gestión provincial. El Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires las define como un espacio de atención público y estatal ´intermediario´ entre la atención primaria y la atención hospitalaria. En ciudad de Mar del Plata, existen dos instituciones de este rubro. La UPA 8, dedicada a asistir demanda espontánea y urgencias. Y la UPA 13 se concibe como un efector que descomprime la demanda y acelera la atención provista por el HIGA por lo que cuenta con variedad de especialidades médicas, es una prolongación de la guardia hospitalaria y recibe derivaciones por ambulancia. (Figura 3)

¿Dónde se ubican los servicios de salud públicos?

La distribución territorial de los bienes y servicios en general, y de los equipamientos de salud en particular, son generadores de posibilidades y oportunidades de acceso a los mismos. Según Escalona Orcao y Díez Cornago (2004: 117 y 119), la distribución territorial típica de los servicios relacionados con la salud comprende, por una parte, a los servicios de salud de mayor jerarquía que se ofrecen en los centros de considerable rango poblacional o administrativo y; por otra parte, los servicios de salud de carácter básico que presentan una fuerte desagregación espacial de la oferta y una utilización más frecuente, tal es el caso de los servicios de atención primaria. Si pensamos en la utilización periódica de estos últimos centros de salud, será aún más importante que su localización geográfica sea la adecuada para cubrir las necesidades de los habitantes en cada zona.

La localización de las Unidades Sanitarias o CAPS presenta una cobertura de las necesidades en salud de la mayor parte de los barrios de Mar del Plata y de las localidades del Partido de General Pueyrredon. Esta configuración territorial es coherente con la lógica de descentralización de servicios de salud lo que justifica su presencia dispersa en el espacio (Figura 3 y Figura 4)

Figura 4. Localización de equipamientos de salud en Mar del Plata, 2023

Fuente: Elaboración personal a partir de datos del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires) y la Municipalidad de General Pueyrredon.

Sin embargo, un análisis más pormenorizado puede mostrarnos ciertas disparidades espaciales al interior de la ciudad. El núcleo urbano consolidado está provisto de dos Centros Integrales de atención primaria: el Centro de Salud N°1 y el IREMI que ofrecen una completa variedad de especialidades. El área también cuenta con servicios públicos de jerarquía terciaria como Hospital Especializado Materno Infantil y múltiples clínicas privadas (Aveni, 2008). Este sector de la ciudad está adecuadamente equipado en materia de servicios de salud.

La situación se torna dispar cuando focalizamos en los sectores lindantes a la zona consolidada de la ciudad donde la representatividad de los servicios primarios es escasa hacia los límites oficiales de la ciudad y más aún fuera de ellos. A su vez, allí la presencia de servicios privados es mucho menor (Aveni, 2008). Encontramos, a grandes rasgos, dos escenarios. En la zona Noroeste se observa una cobertura amplia en lo que respecta a la atención primaria (CAPS). Segundo, el área Oeste provista por centros de variada jerarquía: tres Subcentros de Salud como Belgrano, Libertad y Newbery; una gran variedad de CAPS; el Centro de Salud N°2 y una institución de elevada jerarquía de atención ubicado en el barrio “Las Américas” (HIGA), junto a su complemento, la UPA 13. Por el contrario, los equipamientos sanitarios son escasos en todos sus niveles y jerarquías: hacia el Norte y Noreste [4]; hacia el Sur y Suroeste [5]. En estos sectores, la ausencia o escasez de servicios dificulta el cuidado de la salud de los habitantes involucrados. La presencia de la UPA 8 busca suplir parte de esas dificultades en la zona sur.

En síntesis, la distribución territorial de los centros de salud obedece a su ubicación discreta en el espacio, condición que exhibe ciertas inequidades entre las zonas provistas y las que se hallan desprovistas de dicho servicio. A esta dimensión física del acceso, es necesario sumarle otras dimensiones que implican tiempos y costos de desplazamiento hasta el centro de salud, frecuencia del transporte público de pasajeros, horarios de atención de cada dispensario, disponibilidad de insumos e infraestructura sanitaria, calidad de la atención recibida, situación atravesada durante y luego de la pandemia por COVID- 19, entre otras variables fundamentales. Asegurar el derecho a la salud universal presenta desafíos pendientes en la realidad local.

 

Notas

[1] Los Partidos que pertenecen a la Región Sanitaria VIII son: La Costa, Pinamar, Villa Gesell, Mar Chiquita, General Pueyrredon, General Alvarado, Lobería, Necochea, San Cayetano, General Lavalle, General Madariaga, Maipú, General Guido, Ayacucho, Balcarce y Tandil.

[2] La adquisición de Turnos se realiza en la sede del centro de salud o bien, a partir de 2014, vía telefónica a través de la línea gratuita 147.

[3] El funcionamiento del sistema de Referencia- Contrarreferencia comienza desde el personal administrativo de cada centro primario de salud, quien programa con el Hospital que corresponda, la prestación médica necesaria. Al paciente se le entrega una constancia escrita en la que se indica fecha y hora en que deberá concurrir para ser atendido. Terminada la interconsulta, el paciente continúa con los controles en el centro primario de atención localizado en su barrio. En el caso de Mar del Plata, este mecanismo se aplica en los centros primarios de atención, sobre todo cuando se trata a la población materno- infantil. Se derivan casos hacia los Hospitales Interzonales y el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Secretaría de Salud de la Municipalidad de General Pueyrredon).

[4] Barrios El Retazo, Las Dalias, Parque Peña, Alto Camet, Constitución, La Florida, López de Gomara, Parque Luro, Villa Primera, Félix U. Camet

[5] Santa Celina, Nuevo Golf, Jardín Stella Maris, Quebradas de Peralta Ramos, Colinas de Peralta Ramos, Bosque Peralta Ramos, Santa Rosa del Mar, entre otros

Referencias bibliográficas

  • Aveni, Silvina. (2008). Geografía de la Salud y Calidad de Vida: un análisis de la Condición Sanitaria en Mar del Plata”. En Lucero, P. (Dir.) Territorio y calidad de vida, una mirada desde la geografía local. Mar del Plata. EUDEM. pp. 229 a 251
  • Castoriadis, C. (1994). Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto. España. Gedisa.
  • Escalona Orcao, A. y Díez Cornago, C. (2004). Accesibilidad geográfica de la población rural a los servicios básicos de salud: estudio en la provincia de Teruel. En CEDDAR. Zaragoza.
  • Pickenhayn, J. (comp.) (2009). Salud y enfermedad en Geografía. Buenos Aires. Editorial Lugar
  • Ramírez, L. (2004). La moderna Geografía de la Salud y las Tecnologías de la Información Geográfica. Revista Investigaciones y Ensayos Geográficos, 4(4):53-64.
  • Seguinot Barbosa, J. (2007). Métodos cuantitativos en Geografía de la Salud: experiencia personal. En Buzai, G. (comp.) Métodos cuantitativos en Geografía de la Salud (103-110). PROEG 2.

Fuentes de datos

  • Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires
  • Secretaria de Salud Municipalidad de General Pueyrredon

 

Patrimonio urbano: ayer, hoy y mañana

Dra. Lorena M. Sánchez

El patrimonio de las ciudades constituye una de las temáticas relevantes dentro de las agendas urbanas. Los bienes que perviven conforman un acervo heredado que debe afrontar el presente y el futuro. En este sentido, parece propicio repensar que el patrimonio recibido constituye un préstamo de nuestra descendencia. Por ello urge conocerlo, valorarlo y protegerlo.

El patrimonio se compone de múltiples tipos de bienes. Cada progreso conceptual, a través del tiempo, ha implicado una ampliación en la comprensión de las cuantías, por lo que se ha generado una diversificación de reconocimientos. Desde las tradicionales declaratorias centradas en obras de gran escala asociadas a acontecimientos histórico-culturales singulares, actualmente se aborda el cuidado de los más diversos legados tangibles e intangibles.

Los bienes y su preservación poseen un principio y un fin; las personas. Sin las personas, el patrimonio no existe como tal. Las comunidades son quienes otorgan y reconocen el valor dentro de una cultura compartida. Debido a la complejidad que presenta su resguardo, resulta necesario aclarar algunos aspectos importantes en términos generales y en la particularidad de Mar del Plata.

¿Quiénes deben cuidar el patrimonio? Como el patrimonio es de todos, a todos nos esperan derechos y responsabilidades dentro de las políticas públicas, los desarrollos comunitarios e individuales y/o las dinámicas privadas. El Estado es uno de los principales responsables de normar las formas para su protección. A través de leyes nacionales, provinciales y ordenanzas municipales, se planifican e implementan políticas restrictivas y de promoción. Esta tarea suele precisar de las más variadas disciplinas; arquitectos, historiadores, arqueólogos, ingenieros, museólogos, gestores culturales, antropólogos, sociólogos, geógrafos y muchas otras profesiones son requeridas para idear cada tratamiento. En este proceso, la concientización patrimonial comunitaria es fundamental, ya que una defensa efectiva requiere que se retroalimenten tres ejes básicos; el sentir, el pensar y el hacer. Si no se quiere ni se conoce el patrimonio, resulta imposible realizar acciones apropiadas.

¿Cómo se organiza el amparo estatal del patrimonio? Es usual que se definan tres criterios básicos de valoración, complementarios, para comenzar a organizar la tutela de los bienes: el valor histórico-social (cuando es fundamental la importancia histórica y su relevancia comunitaria), el valor artístico-arquitectónico (cuando se destacan características estilísticas, espaciales y constructivas, entre otras) y el valor ambiental-contextual (cuando las relaciones con los entornos naturales y/o edificados conforman diversos tipos de paisajes). La evaluación conjunta de estos valores, en el marco de un grupo de legados declarados como patrimonio, permitirá su categorización y por ende, un determinado grado de protección/acción asociado. En este sentido, además del tratamiento de bienes en forma individual, resulta clave la salvaguarda de áreas de valor patrimonial.

¿Cómo se protege el patrimonio en Mar del Plata? El Partido de General Pueyrredon, dentro del cual Mar del Plata es la ciudad cabecera, posee una oficina municipal específica que desarrolla e implementa el Código de Preservación Patrimonial (Ordenanza N° 10.075/95). Este Código constituye el más importante documento desde el cual se procura cuidar a los bienes arquitectónicos y urbanos. Expone los criterios de valoración antes mencionados, las incumbencias de la autoridad de aplicación, aspectos relacionados con promociones de uso del suelo e indicadores urbanísticos especiales, cuestiones económicas referidas a exenciones de derechos y tasas municipales, pautas para los convenios preservacionistas (surgidos principalmente desde la voluntad de los usuarios) y sanciones, entre otros ítems. En relación, posee un instructivo y una planilla para determinar las categorías patrimoniales de acuerdo con las valoraciones realizadas y en correspondencia, determinados grados de protección y niveles de acción. A diferencia de lo acontecido en otras ciudades, las premisas se asientan en un tipo de tutela especialmente individual, sin procedimientos específicos para áreas de valor. Esto conlleva a múltiples problemáticas, ya que no existen formas de salvaguarda que contemplen un barrio o un fragmento valioso dentro de la ciudad.

¿Cuál sería un ejemplo de patrimonio local? Es habitual identificar bienes patrimoniales con valores histórico-sociales y arquitectónicos excepcionales, por ejemplo; la Catedral de Mar del Plata. Sin embargo, existen muchos otros tipos de bienes con otros tipos de valores, por ejemplo; los pequeños chalets “estilo Mar del Plata”, en apogeo entre 1930 y 1950, que todavía forman parte de las identidades de los barrios más antiguos de la ciudad. Estas viviendas que componen gran parte de los paisajes locales, en sus orígenes reinterpretaron, en escalas menores, los chalets y las villas costeras de principios del siglo XX. Se destacan sus valores ambientales y contextuales debido a los paisajes conformados mediante la sumatoria de las características compartidas -los tratamientos de la piedra, las maderas y los revoques, entre otros, junto con particulares articulaciones de volúmenes y jardines retirados de las líneas municipales-.

¿Cómo se puede ayudar a proteger el patrimonio? Existen múltiples ámbitos que permiten que la comunidad se involucre en la defensa patrimonial, desde las áreas específicas municipales hasta las asociaciones no gubernamentales y las agrupaciones vecinales, entre otras posibilidades. Al momento de intervenir una vivienda en un barrio histórico o bien, al momento de trabajar sobre un edificio emblemático de la ciudad, es primordial la participación conjunta de los propietarios/usuarios y los profesionales. Dentro de un marco normativo apropiado, que ampare bienes individuales y áreas de valor, la participación comunitaria resulta necesaria para alcanzar una preservación a más largo plazo. Los usuarios son los principales artífices de los cambios en sus bienes, en su mayoría propiedades privadas, por lo que sus decisiones resultan sustanciales. En este sentido, la Defensoría del Pueblo de la Municipalidad de General Pueyrredon junto con un comité asesor integrado por entidades universitarias, colegios profesionales, áreas municipales y asociaciones civiles -como Marplatenses defensores del Patrimonio Arquitectónico y Urbano-, entrega periódicamente diplomas de preservación patrimonial como reconocimiento a la tutela desarrollada por titulares, propietarios y responsables de los más diversos bienes, con o sin declaratorias.

Como se vislumbra en la estrecha síntesis esbozada y se puede observar en las transformaciones del paisaje construido de cada ciudad, el campo del patrimonio es vasto, arduo y situado entre tensiones económicas, políticas, arquitectónicas, territoriales y socioculturales. Sin duda y para avanzar en las articulaciones necesarias, se requiere de solidaridades sincrónicas y diacrónicas hacia un amparo efectivo.

En este escrito abierto, resulta conveniente imaginar al patrimonio como Jano (Janus). Esta deidad romana “bifronte” que expresaba una situación “en medio” en tanto una de sus dos caras miraba hacia el pasado o inicio y la otra hacia el futuro o final, usualmente mediante un rostro anciano y uno joven, grafica el presente circunstancial en el que se encuentran los bienes. Jano, en esta ilusión del tiempo, dominaba especialmente los comienzos de modo de favorecer las transiciones hacia el futuro. De forma análoga, es preciso comprender, emprender y transitar el cuidado de nuestros bienes desde un presente concreto, que emerge del pasado, como acceso hacia el futuro.

 

Figura. Chalets “estilo Mar del Plata” que componen fragmentos urbanos característicos en la ciudad homónima, con una síntesis de los actores claves para su tutela. Fuente: fotografías (barrios La Perla y Stella Maris) e ilustración de la autora.

Lorena M. Sánchez es Doctora en Arquitectura, Magíster en Intervención del Patrimonio Arquitectónico y Urbano y Arquitecta. Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con sede de trabajo en el Instituto de Estudios de Historia, Patrimonio y Cultura Material de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Mar del Plata (IEHPAC, FAUD, UNMdP). Docente de grado y posgrado dentro de la mencionada universidad. E-mail: lorenasanchezarq@yahoo.com.ar

Geoturismo: una nueva forma de realizar turismo en clave de Sustentabilidad. La experiencia del Parque Geológico Pun Antü, Balcarce

Noelia Aymara Padilla (CIEyS- UNMdP)

 

El concepto de geoturismo toma fuerza en la búsqueda de formas de turismo amigables con la naturaleza que se presentan como alternativas al turismo masivo.

En el panorama internacional, en los últimos años, se han llevado a cabo diferentes eventos en relación a este tipo de turismo, tal como la Primera Conferencia Internacional de Geoparques, llevada a cabo en 2004 en Beijing (República Popular de China), la Conferencia Bianual de Geoturismo, realizada en el Geoparque Unzen en Nagasaki (Japón), en el 2012. En América Latina a fines del 2022 se celebró la Sexta Conferencia de la Red de Geoparques de América Latina y el Caribe, en el Geoparque Mundial de la UNESCO Imbabura (Ecuador).

El término Geoturismo puede ser entendido, según Ruchkys (2007:32), como: “…un segmento de la actividad turística que tiene al patrimonio geológico como principal atractivo y busca la protección por medio de la conservación de sus recursos y de la sensibilización del turista, utilizando la interpretación para volver este patrimonio accesible al público y promover la difusión y desarrollo de las Ciencias de la Tierra” … Por lo cual, es posible afirmar que constituye una modalidad que promueve la educación ambiental y prácticas sustentables.

Dentro de las modalidades turísticas, el Geoturismo puede incluirse como parte del Turismo Alternativo y Turismo de Naturaleza. El primero de ellos constituye una categoría que “… tiene como objetivo la realización de viajes donde el turista participa en actividades recreativas de contacto con la naturaleza y las expresiones culturales de comunidades rurales, indígenas y urbanas, respetando los patrimonios natural, cultural e histórico del lugar que visitan” … (Ibáñez y Rodríguez Villalobos, 2017:18). Por su parte, el Turismo de Naturaleza incluye actividades recreativas en contacto directo con la naturaleza y sus expresiones culturales, con el compromiso de conocer, respetar, disfrutar y participar en la conservación de los recursos naturales y culturales (Secretaría de Turismo de México-SECTUR, 2006).

Es importante tener en cuenta que «…cualquier actividad turística que requiera la transformación dura del espacio o la creación de instalaciones y de determinados elementos mecánicos no sólo como apoyo a la estancia (alojamientos, sistema de transporte, etc.), sino como factor indispensable para la práctica, puede realizarse en la naturaleza, pero en ningún caso es motivada por ésta de forma directa, por lo que no podrá considerarse de naturaleza» (Barrado, 2001: 126). De esta forma, queda claro que existen prácticas turísticas en la naturaleza, aunque no necesariamente constituyen Turismo de Naturaleza.

Por otra parte, dentro del Turismo Alternativo, Ibáñez y Rodríguez Villalobos (2017) también incluyen al Ecoturismo, y el Turismo Deportivo y de Aventuras. El primero de ellos, según Barrado y Calabuig (2001), busca recursos naturales más o menos intactos y conlleva el disfrute, contemplación y conocimiento de esos recursos. El paisaje, la naturaleza o alguno de sus elementos es lo que genera el deseo de viajar. Tal como explican los autores, el uso debe realizarse de manera controlada con el fin de no degradar los recursos y la propia actividad turística debe convertirse en garante de su mantenimiento, generando beneficios que en parte puedan reinvertirse en la conservación y que permitan la supervivencia de las sociedades locales.

En relación al Turismo Deportivo y de Aventura, Barrado y Calabuig (2001), explican que involucran aquellas actividades deportivas o de aventuras en las que la naturaleza representa un papel importante, ya que provee de los elementos necesarios para su práctica y forma parte de la experiencia recreativa. “…Se trata, al igual que el ecoturismo, de actividades que sí pueden considerarse específicamente de naturaleza, puesto que parten de una valoración de ésta, pero con un carácter esencialmente lúdico frente al educativo y científico que caracteriza al ecoturismo” … (Barrado y Calabuig, 2001:126). Tanto el Ecoturismo como el Turismo Deportivo y de Aventura, pueden pensarse dentro del Turismo de Naturaleza.

La Tabla 1 presenta de manera sintética, las modalidades turísticas que se desprenden del Turismo Alternativo y el posicionamiento tipológico del Geoturismo. Así también, se acompaña la información con las actividades y finalidades de cada tipo de turismo, según la información recolectada por los autores citados.

Como se puede observar en la Tabla 1, dentro del Turismo Alternativo también queda incluido el Turismo Rural definido por la Organización Mundial del Turismo (OMT), como un conjunto de actividades que se desarrollan en el espacio rural, que exceden el mero alojamiento, y que pueden constituirse para sus habitantes en una fuente de ingresos, complementarios a los tradicionalmente dependientes del sector primario. A su vez, dentro del Turismo Rural pueden incluirse el Agroturismo, el Etnoturismo y el Enoturismo.

 

Los Geoparques como atractivos turísticos

 

A nivel territorial, el Geoturismo tiene su máxima representación con la conformación de Geoparques. La Asociación Geológica de Argentina, define a estos espacios como “…un territorio en el que sitios de importancia geológica o incorporados al patrimonio geológico de una región forman parte de un concepto integral de conservación, educación y uso sostenible orientado al desarrollo económico y cultural local, especialmente a través del turismo (geoturismo)” … (AGA,2020:1). A su vez, detalla que cada Geoparque debe presentar un conjunto de sitios de importancia internacional, regional y/o nacional, que pueden ser terrestres, marítimos o subterráneos, por razones científicas y educativas, rareza, estéticas o vinculadas a desastres naturales o al cambio climático. Es importante señalar que un Geoparque “… no es específicamente una nueva categoría de área o paisaje protegido y a veces puede ser muy diferente de lo que es un Parque Nacional o Parque Natural totalmente protegido y regulado (aunque no hay restricción a la superposición de límites)” … (AGA, 2020:2).

En la década de los años noventa la UNESCO originó la Red Mundial de Geoparques Nacionales (GGN), que proporciona una plataforma de cooperación e intercambio entre expertos y profesionales en materia de patrimonio geológico. Un Geoparque, para ser parte de la red, debe contar con un sistema de gestión y manejo eficaz del área y un programa de implementación. Estos deben ser velados por un organismo o asociación de gestión responsable y transparente, que cuente con una infraestructura eficaz, personal calificado y adecuado y apoyo financiero sostenido (AGA, 2020).

Es posible pensar en los Geoparques como atractivos turísticos. Tal como detalla Acerenza en Navarro (2015), los atractivos turísticos “…son los que determinan la selección, por parte del turista, del punto del destino de su viaje, y son los que generan, por tanto, una corriente turística hacia su localización” … (1984: 211). El autor mencionado explica que constituyen el principal motivo para que el turista visite el destino y son capaces de satisfacer las motivaciones primarias de viaje de los turistas. En este sentido, la categorización de geoparque promueve la construcción de atractividad en el territorio.

En Argentina, existen algunos ejemplos de Geoparques y Parques Geológicos que contribuyen al turismo regional. La diferencia entre ellos radica en que los segundos no pertenecen a la Red Global de Geoparques, por lo cual su funcionamiento no está regulado por la UNESCO. Sin embargo, los criterios de definición y sus objetivos son los mismos (Asociación Geológica Argentina, 2020). La Figura 1 permite localizar los geoparques y parques geológicos de Argentina, se destacan: Geoparque Bryn Gwyn (provincia de Chubut), Centro Paleontológico Lago Los Barreales (provincia de Neuquén), Reserva Natural Divisadero Largo (provincia de Mendoza), Parque Geológico Sanagasta (provincia de La Rioja), Geoparque Pillán Mahuiza (provincia de Neuquén).

Recientemente, y muy próximo a nuestro Partido de General Pueyrredon, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) en conjunto con la comunidad, impulsó la conformación del Parque Geológico Pun Antü en el partido de Balcarce (provincia de Buenos Aires). Actualmente posee un geocircuito compuesto por 6 geositios que promueven la valoración turística del Sistema de Tandilia.

 

Parque Geológico Pun Antü

 

En el año 2019 el Concejo Deliberante del partido de Balcarce (provincia de Buenos Aires, Argentina) aprobó la ordenanza de creación y reglamentación de funcionamiento del Parque Geológico Urbano Pun Antú, cuyo significado en lengua Pampa es Noche y Día. Esta iniciativa surge de la articulación entre proyectos de investigación y extensión, que desarrolló el Grupo de Investigación Geología Ambiental, perteneciente al Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario (IGCyC) de la FCEyN, UNMdP.

Su gestión la lleva adelante el Municipio de Balcarce junto a una comisión asesora formada por científicos del IGCyC y de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNMdP (Camino et al., 2020). El geocircuito se denomina La Barrosa, tiene una longitud aproximada de 3,5 kilómetros y está basado en seis geositios detallados en la Tabla 2. La Figura 2 permite visualizar el sendero en color rojo, con los geositios numerados del 1 al 6 que unen Cerro El Triunfo con Sierra la Barrosa (Figura 3).

 

 

 

 

 

Podemos concebir a este geocircuito como sustentable, por un lado, porque promueve la puesta en valor turístico de sitios de importancia geológica y/o paleontológica del Sistema de Tandilia, en virtud de la educación ambiental, el conocimiento de la historia geológica regional y su conservación para las generaciones futuras. Por otra parte, tal como mencionan Río et al. (2017) dos de los geositios, corresponden a pasivos ambientales (canteras municipales inactivas). Se debe aclarar que la Ley 14343/12 en su Artículo 3 entiende por tal al “…conjunto de los daños ambientales, en términos de contaminación del agua, del suelo, del aire, del deterioro de los recursos naturales y de los ecosistemas, producidos por cualquier tipo de actividad pública o privada […] que constituyan un riesgo permanente y/o potencial para la salud de la población, el ecosistema circundante y que haya sido abandonado por el responsable.” Por tal, la puesta en valor turístico de estos paisajes, a partir del Geoturismo, constituye una forma de rehabilitación y refuncionalización de estos espacios, con la generación de beneficios económicos que acarrea el turismo.

Entendemos que es importante poner en la agenda turística el Geoturismo como un tipo de turismo alternativo al masivo (con su máxima representación en el Turismo de Sol y Playa), y aprovechar el beneficio de descomprimir la estacionalidad de los destinos, contribuir a la conservación del patrimonio abiótico y la educación ambiental. Para ello se vuelve necesario políticas y acciones que permitan identificar geositios presentes en el territorio por su valor geológico, geomorfológico y/o paleontológico; y promover el mejoramiento de la infraestructura en relación a los geositios, tal como el establecimiento de senderos interpretativos accesibles y amigables con la naturaleza.

 

Referencias bibliográficas

  • Asociación Geológica de Argentina (2020). Geoparques. Disponible en: https://geologica.org.ar/wp-content/uploads/2020/09/Geoparques.pdf (consultado: diciembre 2022).
  • Barrado, D. y Calabuig, J. (2001). Geografía mundial del turismo. Síntesis.
  • Camino, M., Gómez, R., Donna, R., Bo, M. J. y del Río, J. (2020). Pun Antü, un parque geológico del Sistema de Tandilia [ponencia]. XXI Congreso Geológico Argentino, Puerto Madryn, Chubut.
  • Camino, M., Gómez, R., Donna, R., Bo, M. J. (2022). Pun Antü, un Geoparque del Sistema de Tandilia. Provincia de Buenos Aires. Serie Correlación Geológica, 38 (2): 47–64. DOI 10.5281/zenodo.7738250.
  • Del Río, J., Martínez, G.; Halpern, K., Bocanegra, E.; Bernasconi, V. y Camino, M. (2017). Desarrollo de un geocircuito educativo, recreativo y deportivo en la ciudad de Balcarce: puesta en valor de la geodiversidad local [ponencia]. En Simposio 8 Patrimonio Geológico, Geoparques, Desarrollo Sostenible y Estilos de Vida Saludables, Tucumán, Argentina.
  • Ibáñez, R. y Rodríguez Villalobos, I. (2017). Tipologías y antecedentes de la actividad turística: turismo tradicional y turismo alternativo. En A. Ivanova y R. Ibáñez (Eds.), Medio ambiente y política turística en México Tomo I: Ecología, biodiversidad y desarrollo turístico (pp. 17-33). Instituto Nacional de Ecología, México.
  • Ley 14343 (2012) Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. https://normas.gba.gob.ar/documentos/BMyb8CaB.pdf
  • Navarro, D. (2015). Recursos turísticos y atractivos turísticos: conceptualización, clasificación y valoración. Cuadernos de Turismo, 35, pp. 335-357 Universidad de Murcia Murcia, España.
  • Organización Mundial del Turismo. https://www.unwto.org/es/turismo-rural (consultado: marzo de 2023).
  • Ruchkys, U. (2007). Patrimônio Geológico e Geoconservação no Quadrilátero Ferrífero, Minas Gerais: Potencial para criação de um geoparque da UNESCO [Tesis de Doctorado, Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil]. Repositório Institucional UFMG. https://repositorio.ufmg.br/handle/1843/MPBB-76LHEJ
  • Secretaria de Turismo de México (2006). Hechos y tendencias del turismo. Sectur, México D.F.
  • Valdés Peláez, L. (1996). El Turismo Rural en España. En A. Pedreño y V. Monfort (Eds.), Introducción a la economía del turismo en España (pp. 365-401). Madrid, Civitas.

 

 

 

¿De qué hablamos cuando hablamos de agroecología? Reflexiones desde el partido de General Pueyrredon

Dra. Celeste Molpeceres (CONICET-IHAM-FADU-UNMdP)

Hambre como problema ¿agroquímicos como solución?

Hambre como problema ¿agroquímicos como solución?De acuerdo con estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2020), más de 690 millones de personas en el mundo no alcanzan a satisfacer sus necesidades alimentarias. Al hambre se suman problemas como la deficiencia de micronutrientes, vitaminas y minerales, sobrepeso y obesidad, que históricamente han sido abordados mediante soluciones técnicas, como paquete tecnológico derivado de la Revolución Verde, donde se destaca la aplicación de agroquímicos. No obstante, estas soluciones orientadas a artificializar los agroecosistemas muestran fisuras, derivando a su vez, en nuevos problemas, como daños en el ambiente y la salud, lo cual ha quedado en especial evidencia durante la pandemia por COVID-19. La intensificación en el uso de insumos químicos en la agricultura tiene impactos que perjudican tanto a los recursos propios de los sistemas agrícolas, atentando contra su capacidad productiva, los recursos globales o de otros sistemas (ciudades, ríos, lagos, atmósfera) y las personas que forman parte de ellos (Sarandón y Flores, 2014).

En este contexto, en los últimos años asistimos a una resignificación del problema en torno a los sistemas agroalimentarios, que nos invita a reflexionar sobre el derecho humano de acceder a una alimentación nutritiva, suficiente y adecuada, y que su producción no genere riesgos sobre la salud y el ambiente. Promover sistemas agroalimentarios sostenibles, inclusivos resilientes y transparentes involucra mucho más que disponibilidad de alimentos en cantidad, implica también hábitos de consumo, de producción, de distribución y de procesamiento. A través de ellos, no sólo se obtienen beneficios en la nutrición y la salud, sino también en el ámbito socioeconómico y ambiental (Molpeceres, 2022).

En este contexto, la agroecología se presenta como una alternativa para abordar los sistemas agroalimentarios, cuyos pilares básicos son asegurar la soberanía alimentaria, promover el no uso de agroquímicos, el empleo de recursos locales y el consumo local (Altieri, 1982; Guzmán Casado et al., 2002; Gliessman, 2002; Sarandón y Flores, 2014). La agroecología implica mucho más que el no uso de agroquímicos. Se trata de una propuesta integral para el desarrollo económico, social y cultural de las comunidades, superando propuestas meramente técnicas, propiciando la valorización del conocimiento local, del intercambio de saberes, el desarrollo local, la organización de los productores, y sus vínculos con los consumidores en defensa de la soberanía alimentaria (Souza Cazadinho, 2013). Para ayudar a definir la agroecología, la FAO (2019) propone 10 elementos: diversidad, creación conjunta e intercambio de conocimientos, sinergias, eficiencia, reciclaje, resiliencia, valores humanos y sociales, cultura y tradiciones alimentarias. Estos dan cuenta de factores que transcurren no sólo tranqueras adentro de las quintas o predios, sino también tranqueras afuera, asociados por ejemplo a la comercialización a través de canales cortos o el intercambio de saberes.

Asociado a ello, existe evidencia científica que da cuenta del potencial de la agroecología para incrementar los rendimientos tanto de los cultivos, como de la producción animal. El aumento de la agrobiodiversidad genera estabilidad en la producción, mejorando al mismo tiempo la resiliencia frente al cambio climático (Altieri, 2020).

El caso del partido de General Pueyrredon

En del partido de General Pueyrredon se extiende el segundo cinturón hortícola más importante del país, tanto por la superficie cultivada, como por el volumen producido y la mano de obra empleada. Allí, las discusiones respecto a los riesgos sociales y ambientales asociados al uso de agroquímicos ocupan un lugar destacado en la agenda de política pública local desde el año 2000. Recientemente, se advierte un cambio en las decisiones de política pública, asociadas a la promoción de la agroecología. La propuesta local se alinea con decisiones de organismos nacionales y provinciales, como la creación una Dirección Nacional de Agroecología o del Programa Provincial de Promoción de la Agroecología.

En este contexto, un grupo de agricultores afianzaron huertas agroecológicas y asociado a ello, nuevos circuitos y modalidades de comercialización. Sin embargo, hasta el año 2020 no existían datos de los mismos. De esta forma, desde principios de 2020 un conjunto de investigadoras y extensionistas de la Universidad Nacional de Mar del Plata/CONICET (Dra. Laura Zulaica y Dra. Celeste Molpeceres) y el INTA[1] (Ing. Agr. Marisa Rouvier, Dra. Laura Cendón y Dra. Paula Barral) conforman un grupo interinstitucional e interdisciplinario con el objetivo de construir una base de datos georreferenciada de productores frutihotícolas con bases agroecológicas en el partido de General Pueyrredon y la zona. La propuesta se genera en parte por la demanda de los propios actores, es decir, como respuesta al interés e inquietudes manifestadas por productores agroecológicos y referentes locales acerca de estas producciones emergentes en los últimos años.

El equipo se propuso describir estos emprendimientos (en términos productivos, comerciales, sociales y ambientales) y llevar esa información a un mapa de libre acceso, que permita visibilizar a las familias productoras que buscan formas alternativas de producción.

Dicha base de datos se encuentra disponible en: https://www.google.com/maps/d/edit?mid=1pdxz0cXqsj5ozBaZlhJYcI50L4rxAstd&ll=-37.78710646248102%2C-58.00953813555161&z=9 accesible desde distintos dispositivos electrónicos, como celulares, tablets o PC. A través de esta plataforma es posible consultar información básica de cada emprendimiento como el tipo de producción, sus canales de comercialización y datos de contacto.

Se trata de emprendimientos familiares, que cultivan una superficie inferior al 5% del total de la superficie hortícola del partido[2], y cuya producción es mayoritariamente consumida a escala local (Molpeceres et al., 2020; 2021).

Si bien inicialmente la propuesta apuntó a relevar y caracterizar las producciones frutihortícolas alternativas a escala comercial en el partido de General Pueyrredon, luego se incorporaron algunas producciones de partidos colindantes, como General Alvarado, Balcarce, Mar Chiquita y Necochea (este último a cargo de la Mag. Constanza Villagra), ya que éstos surgieron del propio trabajo de campo y constituyen interrelaciones de los propios productores y productoras entrevistadas, enriqueciendo de esta forma el estudio. Asimismo, como parte de dicho proceso se incorporaron otras producciones asociadas como la producción de plantines hortícolas, de aromáticas o de brotes, e incluso apicultura y cría de aves de corral, de manera alternativa al modelo convencional.

Actualmente, se continúa el relevamiento y actualización de la información, atendiendo al dinamismo de la actividad. Al mismo tiempo, siguiendo una metodología semejante a la desarrollada en el relevamiento de emprendimientos frutihortícolas, se está trabajando en el mapeo de experiencias de producción extensiva en el partido de General Pueyrredon, junto con la Dra. Claudia Mikkelsen y la Dra. Alejandra Auer del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS-CONICET-UNMdP), y la T.S. Fabiana Ruiz, del IHAM (FAUD, UNMDP). A su vez, se avanza en la construcción de sistemas participativos de garantías (SPG), a través de un proyecto de extensión de la Universidad Nacional de Mar del Plata denominado “Sistemas Participativos de Garantías: hacia la promoción de sistemas alimentarios agroecológicos del Partido de General Pueyrredon” dirigido por La Dra. María Laura Cendón y co-dirigido por la Mag. Julieta Rodríguez.

 

El trabajo interinstitucional permite visibilizar a los productores alternativos; valorizar sus saberes y socializar procesos de aprendizajes técnicos y sociales, así como las prácticas exitosas aplicadas al sistema productivo y comercial; contar con información actualizada que permita identificar problemáticas, oportunidades y generar acciones para integrar local o regionalmente las quintas y/ predios y; organizar circuitos comerciales, mercados existentes y nuevos que integren a los productores.

Referencias

Altieri, M. (1982). Agroecología. Bases científicas para una agricultura sustentable. Westview Press, Boulder.

Altieri, M. (2020). Agroecología para la reducción del hambre: ciencia, política e Implementación. Centro Latinoamericano de Investigaciones Agroecológicas.

FAO (2020). Nota de orientación jurídica parlamentaria en América Latina y el Caribe N° 1. El derecho a una alimentación adecuada en las constituciones. Roma.

Gliessman, S. (2002). Agroecología: procesos ecológicos en agricultura sostenible. CATIE. Costa Rica.

Guzmán Casado, G., González de Molina, M. y Sevilla Guzmán, E. (2000). Introducción a la agroecología como desarrollo rural sostenible. Ediciones Mundi-Prensa.

Molpeceres, C. (2022). Volver a las raíces, una propuesta desde la agroecología para abordar la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN). Premio Innovación de políticas públicas para la Seguridad Alimentaria y Nutricional. CLACSO-FAO.

Molpeceres, C., de Rito, M., Zulaica, L., Mikkelsen, C. (2021). Toward sustainability of local development in rural areas: New alternative productive scenarios in General Pueyrredon District, Argentina. Local Development & Society. Taylor & Francis.

Molpeceres, C., Zulaica, L., Rouvier, M., y Cendón M. L. (2020). Cartografías y caracterización de las experiencias agroecológicas en el Cinturón Hortícola del Partido de General Pueyrredon. Horticultura Argentina, 39 (100), 232-248

Sarandón, S. y Flores, C. (2014). Agroecología, bases teóricas para el diseño y manejo de agroecosistemas sustentables. 1a ed. – La Plata: Universidad Nacional de La Plata.

Souza Casadinho, J. (2013). Utilización de agrotóxicos e impacto en la salud en la actividad hortícola y tabacalera. Un problema de salud pública. Trabajo que forma parte del proyecto UBACyT (2011-2014) Enfermedades prevalentes y emergentes en comunidades con riesgo social. Estudios sobre determinantes e impacto de las intervenciones.


[1] Convenio específico de cooperación técnica y científica celebrado entre el Instituto del Hábitat y del Ambiente (IHAM) de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD) de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) e Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Centro Regional (avalado por Ordenanza del Consejo Académico de la FAUD – UNMdP, Nº 1252/2021).

[2] Para la campaña 2019-2020 según datos de la Municipalidad de General Pueyrredon, el Partido contó con 9035 ha. dedicadas a cultivos hortícolas a campo y 1595 ha bajo cubierta.

Ciudanos de ayer y de hoy a través de los censos de población argentinos entre 1869 y 2022

Patricia Iris Lucero

 

Una de las tantas obligaciones de los habitantes permanentes del territorio argentino, que también significa un derecho, ha sido y sigue siendo el compromiso de participar en los relevamientos censales nacionales. Los censos poblacionales tienen como finalidad  conocer la cantidad, la composición según diversas características demográficas y sociales, y la distribución espacial de la población, además de algunos datos que permiten observar la dinámica poblacional en sus tres variables básicas, es decir, la natalidad, la mortalidad y las migraciones.

Los censos modernos contienen cuatro características principales que los diferencian de los censos históricos basados en las listas nominativas (Henry, 1983) pertenecientes al período pre-estadístico (1573-1864), a saber: 1) universalidad, toda la población del territorio debe quedar registrada; 2) simultaneidad, el operativo se realiza en una fecha determinada a toda la población; 3) registro individual de la información, cada habitante proporciona sus datos personales; y 4) periodicidad, se debe aplicar en cortes temporales de diez años de acuerdo a las recomendaciones de los organismos internacionales, en lo posible en calendarios terminados en cero, para permitir la comparación en la escala geográfica mundial.

La República Argentina cuenta con las experiencias de 11 recuentos censales que respetaron total o parcialmente tales características. A través de este instrumento de recolección de datos obtenemos las estimaciones, por ejemplo, de la cantidad total de habitantes en el territorio nacional, y a partir del cálculo del ritmo de cambio demográfico, logramos conocer las tasas de crecimiento anuales intercensales para su comparación. La Figura 1 muestra tales resultados.

Es posible destacar que la población argentina sostiene un crecimiento positivo a lo largo del siglo y medio de estadísticas censales oficiales modernas. Los vaivenes de la serie temporal reflejan la incidencia del comportamiento demográfico como un sistema integrado a los modelos de acumulación implementados en cada momento histórico. De tal manera, se deja apreciar un ritmo de crecimiento rápido hasta el censo nacional de 1914, debido fundamentalmente al aporte migratorio transoceánico que llegó a conformar el 30 % de pobladores extranjeros en el conjunto total para esa fecha. A partir de fines de la segunda guerra mundial, la tasa de cambio intercensal disminuye con ciertas fluctuaciones que indicaron las estimaciones entre 1970 y 1980, producidas por varias circunstancias entre las cuales se destaca el aumento de la natalidad en tal período. Los resultados del censo de población de 1991 demostraron que se retoma el ritmo decreciente en el aumento del tamaño de la población. La evaluación para el período 2010-2022 tiene en cuenta las proyecciones ofrecidas por el INDEC para el último año. Pronto sabremos si los recuentos generales del 18 de mayo se corresponden con las perspectivas calculadas por el organismo oficial. Algunos informes recientes dejan ver que, posiblemente, los efectos de la pandemia de Covid-Sar-2 en 2020 puedan modificar los resultados. Por ejemplo, se llegó a considerar que la mortalidad ocurrida en ese año fue un 10,6 % superior a la esperada de acuerdo a las tendencias de la historia reciente (Ministerio de Salud de la Nación, 2021). Con respecto a la natalidad, todavía no se han publicado los estudios particulares. Y, entre tanto, los procesos migratorios externos e internos sabemos que fueron detenidos dentro del paquete de medidas instaladas para prevenir la difusión de la enfermedad.

Figura 1. Cantidad total de habitantes en los censos de población de la Argentina y tasas de crecimiento intercensales, 1986-2022

Censos de Población Población Total Tasa de Crecimiento Anual1
15, 16, 17 de septiembre de 1869 1.877.490 2,9 %
10 de mayo de 1895 4.044.911
3,5 %
1 de junio de 1914 7.905.502
2,1 %
19, 20 y 21 de abril y 10, 11 y 12 de mayo de 1947 15.803.827
1,8 %
30 de septiembre de 1960 20.013.793
1,5 %
30 de septiembre de 1970 23.364.431
1,8 %
22 de octubre de 1980 27.949.480
1,5 %
15 de mayo de 1991 32.615.528
1,0 %
17 y 18 de noviembre de 2001 36.260.130

1,1 %

 

27 de octubre de 2010 40.117.096

18 de mayo de 2022

e-censo desde el 16 de marzo de 2022

¿?

46.234.8302

1,2 %

 

1 TAC= (LN P2/P1) /t*100

2 población proyectada al 1 de julio de 2022, según las estimaciones del comportamiento demográfico observado entre los censos nacionales de 2001 y 2010 (INDEC, 2013:28)

Fuente: elaboración personal a partir de las bases de datos de los Censos de Población de la Argentina

Más allá de los conteos generales, puede resultar interesante dirigir la atención a los formularios empleados en cada fecha censal. La Figura 2 muestra breves recortes de tales cuestionarios.

Figura 2. Cuestionarios censales empleados en Argentina entre 1869 y 2022

 

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Fuente: diseño personal a partir de las imágenes presentes en https://www.censo.gob.ar/index.php/historia

 

Dos observaciones surgen inmediatamente. La primera vinculada con el diseño del cuestionario censal, que pasó del formato horizontal, en el cual cada persona se registra en una fila única, al formato vertical, que habilita la inscripción de cada persona de manera independiente, por tanto, otorga un espacio amplio para consignar una cantidad de datos mayor. En 2022 se agrega el formato digital dentro de la bimodalidad del censo de población, hogares y vivienda, con un programa informático del e-censo cuya aplicación permite transitar por las diferentes pantallas de atributos a consignar de manera sucesiva, completando cada parte para continuar con la siguiente (Figura 3).

Figura 3. Pantalla de apertura del Censo digital 2022

Fuente: https://www.censo.gob.ar/index.php/censo-digital

 

Vinculado con esta primera observación, cabe destacar que los censos iniciales del período moderno recababan información acerca de la unidad de cuenta Población únicamente. El IV Censo de Población incorpora otras unidades de cuenta, como son la Familia, la Vivienda particular y la Vivienda colectiva. Este desglose de las unidades de observación se sostendrá, aunque con algunos tropiezos, hasta el censo actual, sobre la idea de contemplar las tres instancias diferenciadas entre Población, Hogares y Viviendas.

La segunda observación refiere a los atributos que son investigados en los censos sucesivos, en especial referidas a las personas que habitan el territorio nacional. Algunas de esas características consideradas básicas se sostienen en el tiempo; no obstante, adquieren ciertas modificaciones sujetas a los cambios sociales contemporáneos. Por ejemplo, el sexo biológico se complementa con la identidad de género autopercibida, el estado civil deviene en el estado conyugal, la educación se releva a partir del sistema formal de instrucción con sus cambios periódicos, las actividades económicas de las personas se registraban en función de la idea del trabajador remunerado en los tres primeros censos de población y se amplía al concepto de fuerza de trabajo que indaga sobre la condición de desocupación, las relaciones de parentesco devienen en formas más complejas con el fin de captar las maneras disímiles en la composición de las familias, entre otros atributos. Las cuestiones más específicas, como la pertenencia o descendencia de pueblos indígenas u originarios, también de comunidades africanas, mostró un largo período de silencio hasta hacerse nuevamente visible a partir del censo de población de 2001. La pregunta acerca de las lenguas indígenas aparece en el censo de 2022 en el marco de las preocupaciones latinoamericanas. Las migraciones externas e internas fueron captadas en todos los recuentos censales principalmente a partir del país o provincia argentina de nacimiento y el lugar de residencia en una fecha anterior (5 años atrás). La situación sanitaria en cuanto a la prevalencia de ciertas enfermedades se consultó especialmente en los primeros censos, mientras que la discapacidad está presente en los ítems de los censos recientes.

Estas modificaciones son atinentes a la historia estadística nacional, cuyas interpretaciones, objetivos y supuestos remiten a tres campos de indagación: “1) modelos de satisfacción de demanda, 2) modelo burocrático-institucional y 3) modelo teórico-estadístico” (Otero, 2004:300).

No obstante, en estas breves líneas se busca destacar la participación ciudadana de ayer y de hoy, es decir, las prácticas efectivas de los habitantes que fueron y somos interpelados a partir de unos cuestionarios con mayor o menor cantidad de preguntas y grados de dificultad, pero que significan la operacionalización concreta y real de cada proyecto censal. Comprendiendo que con los resultados obtenidos se logran plantear las políticas públicas multisectoriales.

Bibliografía

Henry, Louis (1983): Manual de Demografía Histórica. Técnicas de análisis. Editorial Crítica. Barcelona.

Instituto Nacional de Estadística y Censos (2013), Proyecciones y estimaciones de la población 2010-2040. Total del país. Serie análisis demográfico N°35. En línea: https://www.indec.gob.ar/ftp/cuadros/publicaciones/proyeccionesyestimaciones_nac_2010_2040.pdf

Ministerio de Salud de la Nación (2021), El Ministerio de Salud presentó estudio sobre exceso de mortalidad en 2020 por COVID-19. En línea: https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-ministerio-de-salud-presento-estudio-sobre-exceso-de-mortalidad-en-2020-por-covid-19

Otero, Hernán (2004): “Crítica de la razón estadística”. En: Otero, H. (Director), El mosaico argentino. Modelos y representaciones del espacio y de la población, siglos XIX-XX. Siglo XXI de Argentina Editores. Buenos Aires.

 

A propósito del censo 2022, nos preguntamos ¿Qué es lo urbano? Definición utilizada en los Censos de población de Argentina

Fernando Ariel Manzano[1][2]

 

Aunque desde tiempos antiguos existían ciudades en algunas regiones (Johnson, 1980), el protagonismo creciente de la vida urbana tuvo su origen hace sólo dos siglos en Europa Occidental, convirtiéndose en uno de los acontecimientos sociales más característicos del siglo XX (Peña et al., 2002).

Anteriormente la diferenciación entre zonas urbanas y rurales se realizaba en función del uso del suelo, presentándose dificultades si se incluían variables de carácter social (Clout, 1976). Pero a partir de la Revolución Industrial, se destacó un cambio en la configuración de las ciudades. Asimismo, lo urbano se convirtió en característica esencial del desarrollo económico (Ramírez y Mayer-Foulkes, 2011). El surgimiento de nuevos medios de transporte, en especial el automóvil, incidieron en el aumento del tamaño de las ciudades (Peña et al., 2002).

En los últimos tiempos aparecieron modelos de urbanización difusa (Ferrás, 2007), como los generados por los nuevos movimientos migratorios de la ciudad a las áreas rurales en busca de proyectos de vida alternativos –con vías de comunicación que permitieron un rápido acceso a las ciudades (Sili, 2021)–, que imprimen cambios socio-económicos en determinadas áreas rurales –fenómeno denominado renacimiento rural, neorruralismo, contraurbanización, entre otros– (Baños, 2013). Asimismo, los espacios urbanos y rurales en la actualidad se encuentran interrelacionados mediante continuos desplazamientos de bienes y servicios –alimentos, educación, equipamientos, usos recreativos, entre otros– (Mikkelsen y Velázquez, 2010).

Existe una imprecisión de criterios para diferenciar la población urbana y rural. Desde una definición cuantitativa, como la determinación de un número mínimo de habitantes, no basta para caracterizarla. Este criterio presenta mayor dificultad en zonas de baja cantidad de población. En términos cualitativos, los elementos más usados para definir un asentamiento urbano, han sido entre otros: densidad, ambiente, morfología del núcleo, movilidad, modo de vida, interacción social, actividades no agrarias de la población (Peña et al., 2002). No obstante, en ciertos países asiáticos existen localidades urbanas donde predominan las actividades agrícolas, así como también en países desarrollados, pueden relevarse algunas áreas rurales donde son mayoritarias las actividades no agrícolas (George, 1982). Al respecto Duncan (1957), afirmaba que la transición de una comunidad puramente rural a una urbana es gradual y difusa. O expresado, en otros términos, se considera lo urbano como un proceso (Harvey, 1996). En consecuencia, alcanzado el siglo XXI, pese al gran esfuerzo de innumerable cantidad de autores, aún persisten dificultades en los criterios utilizados para definir una localidad como rural o urbana (Peña et al., 2002).

Los criterios más generales son los empleados en los censos oficiales. En los cuales, se fija de manera arbitraria un umbral mínimo de habitantes para considerar a la población urbana –este umbral presenta variaciones entre países, limitando su comparabilidad (ver Cuadro 1)– (Pellegrini y Raposo, 2014). Utilizando la mayoría de los institutos de estadísticas nacionales definiciones de lo urbano y lo rural de modo dicotómico (Dirven y Candia, 2020).

Las características que diferencian a las zonas urbanas varían de un país a otro, la distinción entre la población urbana y la población rural, como hemos mencionado, no puede condensarse todavía en una sola definición aplicable a todos los países, y ni siquiera a la mayoría de los países de una región (Naciones Unidas, 2010).  A continuación, se presentan diferentes valores de población mínima utilizados para definir lo urbano (Cuadro 1)

 

Cuadro 1: Definición de Área Urbana en censos según países seleccionados.

Fuente: elaboración personal en base Peña et al. (2002) e Institutos Nacionales de Estadística.

 

No obstante, existen recomendaciones internacionales para poder establecer comparaciones entre los países. En este sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha propuesto varias metodologías de clasificación de las distintas subdivisiones nacionales, entre las cuales se encuentra el área urbana funcional (AUF) (Naciones Unidas, 2010).

En Argentina se considera desde el Censo de 1914 como población urbana, a los residentes en localidades de dos mil habitantes o más –todas las áreas inferiores a dos mil habitantes se suponen rurales–, y al conjunto de dichas localidades como las unidades constitutivas del sistema urbano nacional (Lindenboim y Kennedy, 2004). El concepto de localidad se basa en la definición de Vapñarsky y Gorojovsky (1990), que adopta un criterio físico, este se encuentra implícito en todos los censos argentinos y explicitado a partir del censo de 1991. Las localidades censales “… son una porción de la superficie de la tierra caracterizada por la forma, cantidad, tamaño y proximidad entre sí de ciertos objetos físicos artificiales (edificios) y por ciertas modificaciones artificiales del suelo (calles), necesarias para conectar aquellos entre sí…” (INDEC, s.f.).

La definición oficial argentina, basada solo en el tamaño de la población, resulta excesivamente amplia, está incluye a todas las localidades con 2.000 o más habitantes (INDEC, 2010). Si en cambio, se adicionara un nivel mínimo de densidad demográfica –criterio vinculado a las economías de aglomeración que caracterizan a los centros urbanos–, la urbanización de Argentina seria significativamente inferior de lo que indican las estadísticas oficiales (Muzzini et al., 2016).

Las divisiones censales que involucran áreas urbanas, no permanecen estáticas. Estas pueden sufrir subdivisiones entre un censo y otro, debido al crecimiento en cantidad de viviendas (INDEC, s.f.). El tipo de radio censal puede variar entre un operativo censal y otro, debido a modificaciones de los asentamientos y a subdivisiones operativas. Por ejemplo, un radio rural puede convertirse en: un radio mixto –cuando parte de su territorio ha sido ocupado por una urbanización–; un radio urbano –todo su territorio ha sido ocupado por una nueva urbanización–; etc.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), mediante diferentes documentos destaca la necesidad de actualizar las metodologías de medición de urbano/rural, con el objetivo de mejorar el diseño de políticas públicas (INE, 2018). Los criterios que se establecen en la definición de área urbana deben ser consistentes con la realidad de cada región o de cada país, de manera que las políticas no asuman planes inalcanzables en localidades clasificadas como urbanas, pero con características netamente rurales (Peña et al., 2002).

A pesar del temprano proceso de urbanización de Argentina y los rápidos y profundos cambios que se están produciendo en sus ciudades, el ordenamiento territorial aún no ha sido contemplado en su legislación nacional. Este año Argentina releva su décimo primer Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas. Aprovechamos a remarcar la importancia del apoyo y participación de toda la población en la principal fuente de información demográfica y socioeconómica de nuestro sistema nacional de estadística. Además de un insumo inestimable, para gestionar intervenciones instrumentales acordes con la resolución de los problemas urbanos.

 

Referencias bibliográficas

Baños, M. R. (2013). Nueva Ruralidad desde dos visiones de progreso rural y sustentabilidad: Economía Ambiental y Economía Ecológica. Polis, (34), 1–13.

Clout, H. (1976): Geografía rural Ed. Oikos-tau SA.

Dirven, M., y Candia Baeza, D. (2020). Medición de lo rural para el diseño e implementación de políticas de desarrollo rural.

Duncan, O. D. (1957). Community size and the rural-urban continuum. Cities and society, 35-45.

Ferrás, C. (2007). El enigma de la contraurbanización. Fenómeno empírico y concepto caótico. Revista Eure, 33(98), 5–25.

George, Pierre (1982). Precis de Geographie Urbaine. Sexta edición (traducción Jorge Gozolini). Barcelona, España, Ariel, pp. 17-19

Harvey, David (1996). “Justice, nature & the geography of difference”. Oxford: Blackwell.

INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina). 2010. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas. INDEC, Buenos Aires.

Instituto Nacional de Estadística de Chile (INE) (2018). Urbano/Rural: Contexto de los resultados Diseminación Censo 2017. Santiago. Recuperado de http://www.censo2017.cl/servicio-de-mapas/descargas/mapas/Urbano-Rural-Contexto_de_Resultados.pdf

Johnson, James H. (1980) Urban Geography: An Introductory Analysis. Segunda edición en castellano. Barcelona, España, Oikos-Tau, p. 13.

Lindenboim, J. y Kennedy, D. (2004) Dinámica Urbana Argentina. 1960-2001. Reconstrucción y análisis de la información necesaria. Documento de Trabajo del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Económicas

Mikkelsen, C., y Velázquez, G. (2010). Comparación entre índices de calidad de vida: La población rural del partido de General Pueyrredón, 2001-2007. Revista de Geografía Norte Grande, (45), 97-118.

Muzzini, E., Puig, B. E., Anapolsky, S., Lonnberg, T., y Mora, V. (2016). Liberando el potencial de las ciudades argentinas. Washington, DC: Banco Mundial.

Naciones, Unidas. (2010). Principios Y Recomendaciones Para Los Censos de Población Y Habitación: Revisión 2.

Pellegrini, J. L. y Raposo, I. M. (2014). Patrón de urbanización, desarrollo agrario y tipos no tradicionales de empleo en la Microrregión Rosario, Argentina. Economía, Sociedad y Territorio, v. 14, n. 45, p. 419-463.

Peña, G. P. V., Medina, J. C., y Mora, G. S. G. (2002). Urbano-rural, constante búsqueda de fronteras conceptuales. Revista de información y análisis20, 17-24.

Ramírez, A. R. F., y Mayer-Foulkes, D. (2011). Ciclo de vida humano y ciclo de vida urbano: Urbanización y desarrollo económico.

Sili, Marcelo (2021). Renacimiento rural (América Latina, fines del siglo XX – comienzos del siglo XXI). En Diccionario del agro iberoamericano. Tercera edición ampliada. Recuperado de https://www.teseopress.com/diccionarioagro/

Vapñarsky, C. y Gorojovsky, N. (1990). El crecimiento urbano en la Argentina. Buenos Aires: IIED, Grupo Editor Latinoamericano.

Notas

[1] Licenciado en Economía por Universidad de Buenos Aires (UBA), Licenciado en Sociología por Universidad de Buenos Aires (UBA) y Doctor en Demografía por Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Email: fernando14979@hotmail.com. Investigador adjunto del Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS) – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

[2] Agradecimiento especial a la Licenciada Daniela Avalos (UBA) por la corrección ortotipográfica. Email: danielasoledad.av@gmail.com

Sobre la población de turistas en Mar del Plata y a propósito de si llegamos al millón…

Matías Adrián Gordziejczuk

INHUS (CONICET/UNMdP)- GESPyT (FHum/UNMdP)

Observo en mi calendario que finalizo la escritura de estas palabras un 21 de diciembre del año número 21 correspondiente al siglo 21. Más allá de esa coincidencia, lo importante de este día es que transcurre el solsticio que marca el comienzo del verano en el hemisferio Sur. El Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Capricornio y esto ocasiona la jornada con mayor duración de la luz diurna que tendremos de aquí a un año. Este hecho astronómico no solo representa el inicio de una nueva estación. Para ciudades como Mar del Plata, y otros centros urbanos de Argentina, este episodio se puede asociar con el comienzo, ya contundente, de lo que se conoce como la temporada turística alta, en alusión a que se producen los mayores volúmenes de desplazamientos humanos impulsados por necesidades como las de entrar en contacto con el mar, sentir el aire fresco y vacacionar.

Por otro lado, en el último aporte al eje Ciudadano de este Observatorio Ciudadano, Político y Electoral (OCPE), Sofía Ares (2021) nos explicaba que, si bien es posible escuchar cotidianamente que en Mar del Plata y el partido de General Pueyrredon habitan un millón de personas, ninguna estimación a 2020 sugiere una población que alcance, en número redondos, los 700 mil habitantes. En líneas generales, nuestra comunidad atraviesa desde los períodos intercensales correspondientes a la segunda mitad del siglo XX una desaceleración del ritmo de crecimiento, y esto se contrapone a tiempos anteriores, en los cuales la intensidad del crecimiento demográfico y urbano se debía en gran medida al turismo a través de factores como la migración estacional motivada por la búsqueda de empleo o la adquisición de un terreno, casa o departamento para la instalación permanente en la codiciada “Ciudad Feliz”.

De las dos observaciones hechas hasta aquí surge la pregunta que orienta este breve escrito: ¿cuántos podríamos llegar a ser en el partido de General Pueyrredon durante un día caluroso del expectante mes enero de 2022? Vale aclarar, en primer lugar, que la circunscripción a enero se debe a que es el mes de mayor afluencia turística y, en segundo lugar, que expectante no es una adjetivación caprichosa. Desde hace semanas, tanto los y las representantes locales como los medios de comunicación emiten declaraciones que dan la impresión de “vuelta a la normalidad (turística)”, por ejemplo, a partir de anuncios sobre próximos eventos culturales masivos y la no exigencia del pase sanitario para ingresar a Mar del Plata[1] (aunque sí se exigirá para asistir a acontecimientos que impliquen aglomeración de personas en espacios cerrados). Como bien sabemos, todo esto sucede luego de un primer verano de pandemia que afectó, entre tantos otros, también a los sectores dependientes del turismo, como son el hotelero, gastronómico, cultural, recreativo y del transporte.

Pero antes de buscar una respuesta a la pregunta formulada, es importante mencionar que, pese al avance de la ciencia y la tecnología, tanto para los organismos especializados en el turismo como para la academia, aún representa un desafío metodológico la producción de datos y estadísticas sobre cantidad de turistas que ingresan a un lugar. Como bien señalan José Andrés Domínguez, Antonio Aledo y Bernat Roig Merino (2016), estamos ante un tipo de población de naturaleza elusiva, caracterizada por una intensa movilidad territorial y, a raíz de ello, que es difícil de “atrapar/capturar” estadísticamente.

A pesar de lo anterior, sí es posible comentar que se cuenta con datos oficiales sobre el volumen de arribos con fines turísticos a la ciudad de Mar del Plata. Para la realización de este cálculo, el Ente Municipal de Turismo (EMTUR) contabiliza los arribos en función de los datos proporcionados por fuentes secundarias representativas de las diferentes vías de acceso que presenta Mar del Plata (empresas concesionarias de peajes, Torre de Control de la Terminal Ferroautomotora, Trenes Argentinos y Administración Nacional de Aviación Civil). No obstante, el último informe estadístico sobre indicadores de turismo que se halla disponible en el portal de datos abiertos de la Municipalidad de General Pueyrredon (https://datos.mardelplata.gob.ar/) concierne a la etapa prepandémica, y más específicamente al año 2018. Durante el mes de enero de ese año, 1.380.590 personas vinieron a Mar del Plata. Si se toman de referencia los datos equivalentes a los meses de enero de la década antecesora, dicha cifra se ubica dentro de los parámetros habituales (ver Tabla 1). Complementariamente, se puede añadir que, de ese total, el 77 % accedió en auto, el 18,1 % en ómnibus, el 2,4 % en avión y el 2,3 % en tren.

Tabla 1. Mar del Plata, arribos de turistas en el mes de enero entre 2007-2018

Año Arribos
2007 1.422.547
2008 1.337.838
2009 1.321.784
2010 1.411.820
2011 1.437.571
2012 1.463.852
2013 1.404.985
2014 1.422.550
2015 1.472.464
2016 1.381.896
2017 1.399.071
2018 1.380.590

Datos: Municipalidad de General Pueyrredon

Si bien el total de arribos mensual es el primer dato al que se accede, para responder a nuestro interrogante, basarnos en la cifra indicada en el párrafo anterior no sería correcto porque la misma refiere a un acumulativo del mes y no a un representativo diario. Lo mejor parece ser considerar el promedio diario de turistas estables. En el Segundo Informe de Monitoreo Ciudadano de la Red Mar del Plata Entre Todos, Bernarda Barbini et al. (2018) definen a este indicador como la cantidad de turistas que pernoctan en la ciudad en un momento determinado. Para enero de 2018 ese valor medio fue de 278.713 personas.

El punto a destacar es que si realizamos la sencilla tarea de sumar la última cifra mencionada y cualquiera de las opciones de proyección de población indagadas por Sofía Ares (2021), cuyo valor más alto corresponde a 684.322 habitantes en 2020, seguiríamos sin alcanzar el millón de personas, aunque nos aproximaríamos bastante (963.035). No obstante, hay que tener en cuenta que usar el dato sobre promedio de turistas estables diarios del mes no permite identificar la diferencia entre días laborales y fines de semana/feriados. Si solo se tienen en cuenta a estos últimos, varias notas de la prensa local correspondientes a la última década, y que difunden los registros del EMTUR, permiten aseverar que en momentos como los fines de semana de enero y otros fines de semana largos sí convivimos al mismo tiempo en este territorio más de un millón de personas.

Más allá del umbral simbólico del millón, lo importante es tener en cuenta que la distribución territorial de la población visitante amplifica la desigual densidad demográfica en el espacio local. Sabemos que nuestro principal atractivo turístico son las playas y que a gran parte de la población que elige vacacionar en Mar del Plata la encontramos día y noche a pocos metros de la costa, realizando quizás desplazamientos pendulares entre playas y alojamiento, visitando y usando lugares gastronómicos y recreativos situados en alguna de las centralidades que posee la ciudad.

El mapa 1 intenta aproximar una representación de esta situación. En él se localizan y confluyen datos relacionados a las dos formas de alojamiento que Juan Carlos Mantero, Leandro Laffan y Daniel Lefrou (2011) califican como turismo serviciado y turismo residenciado, en alusión a las posibilidades de contratar los servicios de un alojamiento hotelero o para-hotelero (cualquiera sea su tipo/categoría) o dormir en una residencia propia o alquilada, ya sea casa o departamento. Mientras que los puntos son establecimientos que, desde 2016 en adelante, han habilitado las autoridades municipales y, por tanto, se han promocionado desde el EMTUR; el gradiente de colores anaranjados atañe al total de viviendas particulares que, en 2010, se usaban para vacaciones, fines de semana u otros usos temporales, según radios censales (áreas o unidades administrativas de 300 viviendas aproximadamente, creadas por el INDEC para hacer operativo a los censos nacionales de población, hogares y viviendas).

Mapa 1. El alojamiento turístico en Mar del Plata

Fuente: elaboración personal en base a datos del EMTUR e INDEC (CNPHyV 2010)

De esta manera, queda en evidencia que la mayoría de las pernoctaciones turísticas se localizan en proximidad a la costa, habilitando el pensamiento y la reflexión sobre la configuración de, al menos, dos ciudades con dinámicas, características y conflictos particulares. En un sector, problemáticas como la congestión vehicular, la acumulación de residuos sólidos en las calles y el hacinamiento en playas, paseos costeros y áreas verdes; en el otro sector, la relativa menor presencia de servicios y equipamientos, la acumulación de basura en esquinas a lo largo de todo el año, y un transcurrir de los desplazamientos cotidianos que se trastoca con flujos hacia el sector anterior para prestarle servicio en labores tales como la hotelería, la gastronomía, los comercios, por nombrar algunas.

Pese a haberse convertido en una ciudad multifuncional, el turismo en Mar del Plata continúa ocupando un lugar primordial en la agenda política y en identidad local/nacional. Citando a Daniel Hiernaux y Carmen Imelda González (2014), la flexibilización de los calendarios y el consecuente turismo de estancias cortas conllevan a que la población visitante requiera ser vista como una categoría más de habitante, en el sentido de sucesión de individuos que día a día construye y reconstruye la ciudad y sus alrededores, resignificando espacios y lugares. Es sustancial tener en cuenta esta idea a la hora de planificar políticas que apunten a reducir la desigualdad territorial y atender el bienestar de turistas y locales por igual, seamos o no un millón de residentes en La Feliz.

 

Referencias bibliográficas

  • Ares, S. (2021). ¿Llegamos al millón? La población del Partido de General Pueyrredon: algunos aportes para el debate. En: OCPE. https://www.observatoriopolitico.com.ar/llegamos-al-millon-la-poblacion-del-partido-de-general-pueyrredon-algunos-aportes-para-el-debate/
  • Barbini, B., Castellucci, D., Cruz, G., Roldán, N., Corbo, Y. y Cacciutto, M. (2018). Turismo. En: Segundo Informe de monitoreo ciudadano: para saber qué ciudad queremos, necesitamos saber qué ciudad tenemos. Red Mar del Plata Entre Todos. https://www.mardelplataentretodos.org/informe
  • Domínguez, J. A.; Aledo, A. y Roig Merino, B. (2016). Dificultades epistemológicas y técnicas en encuestas a población elusiva: el caso de los turistas residenciales. Cuadernos de Turismo, n° 37, 135- 155.
  • Hiernaux, D. y González, C. I. (2014). Turismo y gentrificación: pistas teóricas sobre una articulación. Revista de Geografía Norte Grande, n° 58, pp. 55- 70.
  • Mantero, J. C.; Laffan, L. y Lefrou, D. (2011). Turismo residenciado- Turismo serviciado. Implicancias y alcances en Mar del Plata. Aportes y Transferencias 15, nº 2, 125-146.

Notas

[1] https://www.perfil.com/noticias/actualidad/mar-del-plata-no-exigira-a-los-turistas-el-pase-sanitario-como-requisito-para-ingresar-este-verano.phtml (Consultado el 20/12/21).

¿Llegamos al millón? La población del Partido de General Pueyrredon: algunos aportes para el debate

Sofía Estela Ares

INHUS-CONICET-UNMdP-GESPyT-FHum-UNMdP

 

Ocurre con las ciudades lo que en los sueños: todo lo imaginable puede ser soñado, pero hasta el sueño más inesperado es un acertijo que esconde un deseo, o bien su inversa, un temor. Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y de temores, aunque el hilo de su discurrir sea secreto, sus normas absurdas, sus perspectivas engañosas, y cada cosa esconda otra.

Ítalo Calvino, Las ciudades invisibles, III

 

Mar del Plata como ciudad cabecera del Partido de General Pueyrredon congrega, desde hace décadas, las miradas en múltiples ámbitos: económico, político, cultural, periodístico y, por supuesto, académico. Su protagonismo ineludible se extiende incluso al aspecto demográfico, con lo cual es habitual escuchar que Mar del Plata tiene un millón de habitantes. Igualmente, y en estrecha relación con la proposición anterior, es normal que nos pregunten ¿cuántos habitantes tiene Mar del Plata?

Hasta aquí solo hablamos de Mar del Plata, mientras que el resto del Partido parece quedar siempre en las sombras. En ocasiones, sobre todo en tiempos electorales, algunos sectores aluden a la ciudad de Batán, entonces la referencia a marplatenses y batanenses parece cubrir a todo el distrito, ocultando la existencia de otras realidades, otros territorios en definitiva. No es el propósito en esta ocasión referir a la trama de localidades ni específicamente a la población rural del Partido de General Pueyrredon, sin embargo, queremos dejar como inquietud la necesidad de visibilizar la complejidad del distrito, trascender la postal y mostrar el resto del territorio (Mapa 1).

En este proceso, reconocer cuántos somos y dónde estamos es tal vez el puntapié inicial. El dónde estamos queda pendiente para otra ocasión no obstante, mostrar la distribución territorial de la densidad poblacional (Mapa 1) nos brinda la posibilidad de atisbar la presencia de múltiples situaciones dentro de General Pueyrredon. En referencia a la densidad vemos con claridad que la concentración de habitantes se reduce desde el centro marplatense hacia los bordes de la ciudad. Y, por fuera de esta, muestra focos de mayor aglomeración en Batán, Sierra de los Padres-La Peregrina y Estación Camet.

Mapa 1. Partido de General Pueyrredon, densidad de población, 2010 (habitantes por kilómetro cuadrado)

El reconocimiento de cuántos somos puede hacerse de la mano de las estadísticas oficiales, es decir, a través de información procesada a partir de los Censos Nacionales de Población. Según rezan los manuales de Demografía, el Censo es “el conjunto de las operaciones consistentes en recoger, recopilar, evaluar, analizar y publicar o divulgar de alguna otra forma datos demográficos, económicos y sociales relativos a todos los habitantes de un país (…)” (Naciones Unidades, 2010 citadas por CEPAL-CELADE, 2014, p. 23). Como indica Giusti (2010), dentro del Sistema Estadístico Nacional el Censo de Población es la operación de mayor importancia y sus resultados son un punto de referencia para las estadísticas vitales, así como marco de muestreo para las encuestas, como es el caso de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Los resultados de cada censo son, a su vez, la base para las proyecciones de población y deberían ser especialmente útiles para la planificación y el diseño de políticas públicas (Giusti, 2010).

En Argentina, los denominados Censos modernos (considerando como tales a los realizados desde 1960) se hacen cada diez años aproximadamente. Sin embargo, el cumplimiento (con mínimas diferencias en más o menos años) de las recomendaciones internacionales, no garantiza la calidad del procedimiento censal, sobre todo por el contexto en el que estos censos se han realizado. Al respecto afirma Giusti, “salvo el censo de 1960, los restantes se llevaron a cabo en medio de fuertes crisis sociales y económicas o de procesos no democráticos… De una u otra manera ello ha influido en las formas que esos censos adquirieron y en los resultados, difusión y uso de los datos mismos” (2010, p. 215). Por tanto, tenemos Censos que respetan parcialmente la frecuencia de los 10 años, pero con resultados que suelen estar cargados de dudas sobre su calidad. Por cierto que la frecuencia recomendada de 10 años se ha convertido en un lapso demasiado extenso si tenemos en cuenta la intensa dinámica de las sociedades actuales.

En Argentina el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda debía realizarse en octubre de 2020. Sin embargo, al igual que ocurrió en otros países del mundo, se suspendió el operativo en el marco de la Emergencia Sanitaria originada por la pandemia por Sars-CoV-2. Durante el año 2021 se confirmó que el Censo se realizará entre marzo y mayo de 2022 apelando a un nuevo diseño donde las mayores novedades serán la modalidad mixta, registro electrónico o entrevista presencial, así como el enfoque de “derecho” y no “de hecho” como fueron todos los relevamientos precedentes. La realización de un censo de derecho plantea la necesidad de que cada habitante se registre en su lugar de residencia habitual y no donde pasó la noche anterior.  En este sentido es clave que pensemos que los censos de derecho permiten mejorar la calidad de la información y esta, a su vez, deviene en mejor herramienta para la gestión.

Pero ¿Cuántos somos?

 El Partido de General Pueyrredon es un distrito con fuerte tradición urbana, situación conectada con el rol de la ciudad de Mar del Plata y su veloz crecimiento poblacional entre 1947 y 1980 (Lucero et al, 2010; Velázquez et al, 2004). El proceso de urbanización del Partido ha sido tan importante que en 1970 la población urbana alcanzaba al 80% y hacia 2010 rozaba al 97 %. 

El poblamiento del partido, centrado en Mar del Plata, le ha asignado a la ciudad tal jerarquía que es habitual la invisibilización del resto del Partido.  Según el Censo de Población, Hogares y Vivienda de 2010, en el Partido de General Pueyrredon había 618.989 habitantes. Este dato, sin embargo, suele chocar con la población imaginada, temida tal vez retomando el epígrafe de Calvino, en un millón de habitantes para Mar del Plata. Se habla entonces de una ciudad millonaria, aludiendo siempre y de forma exclusiva a Mar del Plata. Del resto del Partido somos pocos los que hablamos, pero sea Mar del Plata o el Partido en su conjunto ¿cuántos somos? ¿llegamos al millón? ¿qué ha pasado en los diez años transcurridos desde el último Censo Nacional? ¿por qué de pronto hay tanto interés por la demografía local?

En el año 2020, la pandemia por el SARS-CoV-2 parece haber sido uno de los estímulos principales a las preguntas de corte demográfico. Las primeras voces contra el total de población se oyeron cuando, inmersos en el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), las autoridades determinaron para algunas zonas la posibilidad de salidas recreativas. General Pueyrredon por ejemplo quedó excluido de esa oportunidad y la fundamentación estuvo en el total de población proyectada por INDEC. Por el contrario, cuando la provincia de Buenos Aires estableció el sistema de fases, ese total, que para “salir de casa” era muy alto, empezó a verse como muy bajo.[1]  ¿Cómo entender tal contradicción? Es simplemente una cuestión matemática que depende del valor del denominador (divisor) usado. A igual cantidad de casos COVID positivos, la tasa de incidencia varía según el volumen de población (denominador) y este indicador era uno de los parámetros fundamentales en el sistema de fases. En consecuencia, las quejas de la población en general y de algunos grupos en particular, como comerciantes o gastronómicos, se concentraron en criticar el uso de datos desactualizados desconociendo que el denominador aplicado procede de las proyecciones de población, herramienta ampliamente usada y validada en el mundo entero.

Antes de desandar el camino cuantitativo es importante expresar que los datos censales ya tienen más de diez años, que este Censo del año 2010, al igual que otros, tiene sus falencias. Ninguna herramienta está exenta de errores. Pero no podemos dejar de decir que estos datos, así como las proyecciones, son los únicos de carácter oficial. En este sentido remarcamos que el uso de datos censales es de vital importancia dadas sus características de universalidad, exhaustividad, simultaneidad y periodicidad. Para saber con mayor exactitud cuántos somos es preciso realizar un nuevo Censo y para ello aún tenemos que esperar.

Hechas las aclaraciones anteriores, veamos la información demográfica de General Pueyrredon. El análisis de la tasa de crecimiento intercensal permite determinar el ritmo o la velocidad a la cual se producen los cambios. De este modo, en el período 1895-2010 el ritmo de crecimiento se desaceleró luego del año 1960, hasta alcanzar el mínimo de 5.4 ‰ entre 1991 y 2001 (Gráfico 1). La tasa de crecimiento anual intercensal se recuperó en el período siguiente llevando el cambio demográfico a un ritmo del 10.4 ‰. En consecuencia, podemos establecer que la población de General Pueyrredon muestra en las últimas décadas signos de desaceleración del crecimiento y un cambio demográfico lento. ¿Qué ha sucedido en los últimos años? ¿Qué hacemos entre Censos? O peor aún, ¿qué hacemos si el Censo se aplaza? Acudimos, por ejemplo, a las proyecciones de población. Tal como afirma Welti,

Las estimaciones y proyecciones de población constituyen un ejercicio ampliamente usado por los científicos sociales; está de más insistir en la relevancia de las proyecciones de población en materia de aplicación de políticas sociales y sectoriales; de hecho, las cifras sobre población afectada o beneficiaria de dichas políticas resulta ser la primera información que debe manejarse para que éstas tengan éxito (1997, p. 73).

El punto de partida para las proyecciones de Argentina es la población al 1 de julio de 2010, y el procedimiento “consiste en proyectar cada una de las variables determinantes de la dinámica demográfica de forma independiente, es decir: mortalidad, fecundidad y migración” (INDEC, 2013, p. 6). Dentro de los procedimientos para realizar las proyecciones se incluyen estudios de consistencia del Censo de Población que se toma como base. En relación a las últimas proyecciones, se señala que “Como resultado de este análisis se obtuvo un valor de omisión de 1,99% para el total del país” (INDEC, 2013, p. 7), consignándose en el estudio que el contraste con los valores de omisión de 2001 es significativamente menor. Las proyecciones de INDEC se realizan a escala general, provincial y también por departamento o partido, de este modo se conoce que la población proyectada del Partido de General Pueyrredon des de 656.456 habitantes para el año 2020 (INDEC, 2013).

En busca de otras respuestas hicimos la proyección de población con un método más simple, consistente en aplicar la tasa de crecimiento conocida, siguiendo el procedimiento detallado por Welti (1997), es decir, “es posible proyectar una población suponiendo que su crecimiento se ajusta a alguna función matemática específica y conociendo algunos datos adicionales tales como población inicial, tasa de crecimiento y lapso en años exactos entre momento inicial y momento final” (1997, p. 74). Se trata de un cálculo sencillo, pero “una determinada tasa de crecimiento puede originarse de infinitas combinaciones de la tasa de natalidad, mortalidad y migración, y este tipo de proyección no entrega información directa sobre estos componentes” (Welti, 1997, p. 74), por lo cual tiene menor precisión. La aplicación de la tasa de crecimiento exponencial obtenida entre 2001 y 2010 (10,4 ‰) indica que en General Pueyrredon la población al 1 de julio de 2020 sería de 686.744 habitantes.

No conformes con estos datos, la búsqueda de información actualizada nos ha llevado a una fuente aún poco conocida como es el proyecto WorldPop (https://www.worldpop.org/). En este proyecto se afirma que

Las nuevas fuentes de datos y los avances metodológicos recientes realizados por el programa WorldPop ahora proporcionan datos de alta resolución, abiertos y contemporáneos sobre la población humana, lo que permite una medición precisa de la distribución, composición, características, crecimiento y dinámica de la población local, a través de escalas nacionales y regionales (https://www.worldpor.org)

Trabajar con las bases generadas en el proyecto WorldPop nos ha permitido avanzar hacia 2020 y constituye una posibilidad, basada en métodos que reúnen fuentes y técnicas diversas, para acercar otras respuestas alternativas al interrogante ¿cuántos somos?

El ensayo con las tres alternativas comentadas muestra que la tasa anual 2010-2020, en promedio, sería del 8,3 ‰, cifra próxima a las tasas calculadas para los dos períodos precedentes. Es decir, con cualquiera de las tres opciones nos estaríamos aproximando, en valores situados por debajo de los 800.000 habitantes, al volumen de población del partido en 2020 (Tabla 1 y Gráfico 1).

Tabla 1. Población del Partido de General Pueyrredon y tasa de crecimiento (‰)

Fuente de datos Población (2020) Tasa anual de crecimiento intercensal
(a) Aplicación de la tasa de crecimiento conocida (2001-2010) 684.322 10,39 ‰
(b) WorldPop 681.593 8,33 ‰
(c) INDEC 656.456 6,08 ‰

Fuente. Elaboración en base a INDEC, 2001, 2010, 2013 y WorldPop

 

Fuente. Elaboración en base a INDEC. Censos Nacionales de Población (1895-2010); INDEC. Proyecciones de Población (2010-2040); WorldPop (a) Aplicación de la tasa obtenida para el período 2001-2010 (b) Proyecto WorldPop (c) Proyección de INDEC

 

Podemos advertir que la exactitud tiene la forma de quimera, recordando siempre que estamos trabajando con conjuntos móviles, afectados por la propia alternancia de la vida y de la muerte, por los movimientos migratorios y por los distintos errores que suceden en toda enumeración. Buscamos y analizamos tendencias apelando a información que nos aproxima a la realidad compleja y siempre cambiante. No hay dudas que contar con información consistente, oportuna y en múltiples escalas territoriales es fundamental para construir herramientas que deberían ser mejor aprovechadas, en especial desde los poderes del Estado, contemplando así la posibilidad de trabajar en pos de territorios, cada día, un poco más justos.

 

[1] Para una mirada en detalle de estos posicionamientos cruzados pueden consultarse:
https://www.0223.com.ar/nota/2021-6-4-8-9-0-en-plena-polemica-por-las-fases-piden-que-se-esclarezca-el-numero-de-habitantes-de-mar-del-plata;
https://www.clarin.com/sociedad/coronavirus-argentina-mar-plata-retrocede-fase-2-polemica_0_L8quG0kBl.html; https://www.lanacion.com.ar/politica/coronavirus-argentina-que-municipios-provincia-buenos-aires-nid2358709/;
https://www.lacapitalmdp.com/en-mar-del-plata-no-habra-salidas-recreativas-en-la-proxima-etapa-de-la-cuarentena/;
https://www.perfil.com/noticias/politica/mapa-bonaerense-axel-kicillof-delego-la-decision-del-esparcimiento-a-intendentes.phtml.

Referencias bibliográficas

  • Bondarenko M., Kerr D., Sorichetta A., and Tatem, A.J. (2020). Census/projection-disaggregated gridded population datasets, adjusted to match the corresponding UNPD 2020 estimates, for 183 countries in 2020 using Built-Settlement Growth Model (BSGM) outputs. WorldPop, University of Southampton, UK. doi:10.5258/SOTON/WP00685
  • CEPAL-UNFPA. (2014). Los datos demográficos. Alcances, limitaciones y métodos de evaluación. Santiago de Chile.
  • Giusti, A. (2010). Censos modernos, 1960, 1970, 1980, 1991, 2001. En: Torrado, S. (comp.) Población y bienestar en la Argentina del primero al segundo bicentenario. Tomo I (pp. 215-243) Buenos Aires: EDHASA
  • Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2013). Estimaciones y proyecciones de población 2010-2040: total del país. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Instituto Nacional de Estadística y Censos – INDEC. E-Book. ISBN 978-950-896-431-1
  • Lucero, P. et al. (2010). Atlas de Mar del Plata y el Partido de General Pueyrredon. https://gespyt.wixsite.com/gespyt/libros?pgid=kdc89ezk-21da5100-f7dc-4f53-8fe8-1d40a8dcfbc5
  • Velázquez, G; Lucero, P. y Mantobani, JM. (2004). Nuestra Geografía Local. Mar del Plata GESPYT-UNMDP. https://gespyt.wixsite.com/gespyt/libros?pgid=kdc89ezk-31dbf3a8-bf44-4f26-a93d-a17392e239fa
  • Welti, C. (1997). Demografía I. México: PROLAP