Patrimonio urbano: ayer, hoy y mañana

Dra. Lorena M. Sánchez

El patrimonio de las ciudades constituye una de las temáticas relevantes dentro de las agendas urbanas. Los bienes que perviven conforman un acervo heredado que debe afrontar el presente y el futuro. En este sentido, parece propicio repensar que el patrimonio recibido constituye un préstamo de nuestra descendencia. Por ello urge conocerlo, valorarlo y protegerlo.

El patrimonio se compone de múltiples tipos de bienes. Cada progreso conceptual, a través del tiempo, ha implicado una ampliación en la comprensión de las cuantías, por lo que se ha generado una diversificación de reconocimientos. Desde las tradicionales declaratorias centradas en obras de gran escala asociadas a acontecimientos histórico-culturales singulares, actualmente se aborda el cuidado de los más diversos legados tangibles e intangibles.

Los bienes y su preservación poseen un principio y un fin; las personas. Sin las personas, el patrimonio no existe como tal. Las comunidades son quienes otorgan y reconocen el valor dentro de una cultura compartida. Debido a la complejidad que presenta su resguardo, resulta necesario aclarar algunos aspectos importantes en términos generales y en la particularidad de Mar del Plata.

¿Quiénes deben cuidar el patrimonio? Como el patrimonio es de todos, a todos nos esperan derechos y responsabilidades dentro de las políticas públicas, los desarrollos comunitarios e individuales y/o las dinámicas privadas. El Estado es uno de los principales responsables de normar las formas para su protección. A través de leyes nacionales, provinciales y ordenanzas municipales, se planifican e implementan políticas restrictivas y de promoción. Esta tarea suele precisar de las más variadas disciplinas; arquitectos, historiadores, arqueólogos, ingenieros, museólogos, gestores culturales, antropólogos, sociólogos, geógrafos y muchas otras profesiones son requeridas para idear cada tratamiento. En este proceso, la concientización patrimonial comunitaria es fundamental, ya que una defensa efectiva requiere que se retroalimenten tres ejes básicos; el sentir, el pensar y el hacer. Si no se quiere ni se conoce el patrimonio, resulta imposible realizar acciones apropiadas.

¿Cómo se organiza el amparo estatal del patrimonio? Es usual que se definan tres criterios básicos de valoración, complementarios, para comenzar a organizar la tutela de los bienes: el valor histórico-social (cuando es fundamental la importancia histórica y su relevancia comunitaria), el valor artístico-arquitectónico (cuando se destacan características estilísticas, espaciales y constructivas, entre otras) y el valor ambiental-contextual (cuando las relaciones con los entornos naturales y/o edificados conforman diversos tipos de paisajes). La evaluación conjunta de estos valores, en el marco de un grupo de legados declarados como patrimonio, permitirá su categorización y por ende, un determinado grado de protección/acción asociado. En este sentido, además del tratamiento de bienes en forma individual, resulta clave la salvaguarda de áreas de valor patrimonial.

¿Cómo se protege el patrimonio en Mar del Plata? El Partido de General Pueyrredon, dentro del cual Mar del Plata es la ciudad cabecera, posee una oficina municipal específica que desarrolla e implementa el Código de Preservación Patrimonial (Ordenanza N° 10.075/95). Este Código constituye el más importante documento desde el cual se procura cuidar a los bienes arquitectónicos y urbanos. Expone los criterios de valoración antes mencionados, las incumbencias de la autoridad de aplicación, aspectos relacionados con promociones de uso del suelo e indicadores urbanísticos especiales, cuestiones económicas referidas a exenciones de derechos y tasas municipales, pautas para los convenios preservacionistas (surgidos principalmente desde la voluntad de los usuarios) y sanciones, entre otros ítems. En relación, posee un instructivo y una planilla para determinar las categorías patrimoniales de acuerdo con las valoraciones realizadas y en correspondencia, determinados grados de protección y niveles de acción. A diferencia de lo acontecido en otras ciudades, las premisas se asientan en un tipo de tutela especialmente individual, sin procedimientos específicos para áreas de valor. Esto conlleva a múltiples problemáticas, ya que no existen formas de salvaguarda que contemplen un barrio o un fragmento valioso dentro de la ciudad.

¿Cuál sería un ejemplo de patrimonio local? Es habitual identificar bienes patrimoniales con valores histórico-sociales y arquitectónicos excepcionales, por ejemplo; la Catedral de Mar del Plata. Sin embargo, existen muchos otros tipos de bienes con otros tipos de valores, por ejemplo; los pequeños chalets “estilo Mar del Plata”, en apogeo entre 1930 y 1950, que todavía forman parte de las identidades de los barrios más antiguos de la ciudad. Estas viviendas que componen gran parte de los paisajes locales, en sus orígenes reinterpretaron, en escalas menores, los chalets y las villas costeras de principios del siglo XX. Se destacan sus valores ambientales y contextuales debido a los paisajes conformados mediante la sumatoria de las características compartidas -los tratamientos de la piedra, las maderas y los revoques, entre otros, junto con particulares articulaciones de volúmenes y jardines retirados de las líneas municipales-.

¿Cómo se puede ayudar a proteger el patrimonio? Existen múltiples ámbitos que permiten que la comunidad se involucre en la defensa patrimonial, desde las áreas específicas municipales hasta las asociaciones no gubernamentales y las agrupaciones vecinales, entre otras posibilidades. Al momento de intervenir una vivienda en un barrio histórico o bien, al momento de trabajar sobre un edificio emblemático de la ciudad, es primordial la participación conjunta de los propietarios/usuarios y los profesionales. Dentro de un marco normativo apropiado, que ampare bienes individuales y áreas de valor, la participación comunitaria resulta necesaria para alcanzar una preservación a más largo plazo. Los usuarios son los principales artífices de los cambios en sus bienes, en su mayoría propiedades privadas, por lo que sus decisiones resultan sustanciales. En este sentido, la Defensoría del Pueblo de la Municipalidad de General Pueyrredon junto con un comité asesor integrado por entidades universitarias, colegios profesionales, áreas municipales y asociaciones civiles -como Marplatenses defensores del Patrimonio Arquitectónico y Urbano-, entrega periódicamente diplomas de preservación patrimonial como reconocimiento a la tutela desarrollada por titulares, propietarios y responsables de los más diversos bienes, con o sin declaratorias.

Como se vislumbra en la estrecha síntesis esbozada y se puede observar en las transformaciones del paisaje construido de cada ciudad, el campo del patrimonio es vasto, arduo y situado entre tensiones económicas, políticas, arquitectónicas, territoriales y socioculturales. Sin duda y para avanzar en las articulaciones necesarias, se requiere de solidaridades sincrónicas y diacrónicas hacia un amparo efectivo.

En este escrito abierto, resulta conveniente imaginar al patrimonio como Jano (Janus). Esta deidad romana “bifronte” que expresaba una situación “en medio” en tanto una de sus dos caras miraba hacia el pasado o inicio y la otra hacia el futuro o final, usualmente mediante un rostro anciano y uno joven, grafica el presente circunstancial en el que se encuentran los bienes. Jano, en esta ilusión del tiempo, dominaba especialmente los comienzos de modo de favorecer las transiciones hacia el futuro. De forma análoga, es preciso comprender, emprender y transitar el cuidado de nuestros bienes desde un presente concreto, que emerge del pasado, como acceso hacia el futuro.

 

Figura. Chalets “estilo Mar del Plata” que componen fragmentos urbanos característicos en la ciudad homónima, con una síntesis de los actores claves para su tutela. Fuente: fotografías (barrios La Perla y Stella Maris) e ilustración de la autora.

Lorena M. Sánchez es Doctora en Arquitectura, Magíster en Intervención del Patrimonio Arquitectónico y Urbano y Arquitecta. Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con sede de trabajo en el Instituto de Estudios de Historia, Patrimonio y Cultura Material de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Mar del Plata (IEHPAC, FAUD, UNMdP). Docente de grado y posgrado dentro de la mencionada universidad. E-mail: lorenasanchezarq@yahoo.com.ar

Geoturismo: una nueva forma de realizar turismo en clave de Sustentabilidad. La experiencia del Parque Geológico Pun Antü, Balcarce

Noelia Aymara Padilla (CIEyS- UNMdP)

 

El concepto de geoturismo toma fuerza en la búsqueda de formas de turismo amigables con la naturaleza que se presentan como alternativas al turismo masivo.

En el panorama internacional, en los últimos años, se han llevado a cabo diferentes eventos en relación a este tipo de turismo, tal como la Primera Conferencia Internacional de Geoparques, llevada a cabo en 2004 en Beijing (República Popular de China), la Conferencia Bianual de Geoturismo, realizada en el Geoparque Unzen en Nagasaki (Japón), en el 2012. En América Latina a fines del 2022 se celebró la Sexta Conferencia de la Red de Geoparques de América Latina y el Caribe, en el Geoparque Mundial de la UNESCO Imbabura (Ecuador).

El término Geoturismo puede ser entendido, según Ruchkys (2007:32), como: “…un segmento de la actividad turística que tiene al patrimonio geológico como principal atractivo y busca la protección por medio de la conservación de sus recursos y de la sensibilización del turista, utilizando la interpretación para volver este patrimonio accesible al público y promover la difusión y desarrollo de las Ciencias de la Tierra” … Por lo cual, es posible afirmar que constituye una modalidad que promueve la educación ambiental y prácticas sustentables.

Dentro de las modalidades turísticas, el Geoturismo puede incluirse como parte del Turismo Alternativo y Turismo de Naturaleza. El primero de ellos constituye una categoría que “… tiene como objetivo la realización de viajes donde el turista participa en actividades recreativas de contacto con la naturaleza y las expresiones culturales de comunidades rurales, indígenas y urbanas, respetando los patrimonios natural, cultural e histórico del lugar que visitan” … (Ibáñez y Rodríguez Villalobos, 2017:18). Por su parte, el Turismo de Naturaleza incluye actividades recreativas en contacto directo con la naturaleza y sus expresiones culturales, con el compromiso de conocer, respetar, disfrutar y participar en la conservación de los recursos naturales y culturales (Secretaría de Turismo de México-SECTUR, 2006).

Es importante tener en cuenta que «…cualquier actividad turística que requiera la transformación dura del espacio o la creación de instalaciones y de determinados elementos mecánicos no sólo como apoyo a la estancia (alojamientos, sistema de transporte, etc.), sino como factor indispensable para la práctica, puede realizarse en la naturaleza, pero en ningún caso es motivada por ésta de forma directa, por lo que no podrá considerarse de naturaleza» (Barrado, 2001: 126). De esta forma, queda claro que existen prácticas turísticas en la naturaleza, aunque no necesariamente constituyen Turismo de Naturaleza.

Por otra parte, dentro del Turismo Alternativo, Ibáñez y Rodríguez Villalobos (2017) también incluyen al Ecoturismo, y el Turismo Deportivo y de Aventuras. El primero de ellos, según Barrado y Calabuig (2001), busca recursos naturales más o menos intactos y conlleva el disfrute, contemplación y conocimiento de esos recursos. El paisaje, la naturaleza o alguno de sus elementos es lo que genera el deseo de viajar. Tal como explican los autores, el uso debe realizarse de manera controlada con el fin de no degradar los recursos y la propia actividad turística debe convertirse en garante de su mantenimiento, generando beneficios que en parte puedan reinvertirse en la conservación y que permitan la supervivencia de las sociedades locales.

En relación al Turismo Deportivo y de Aventura, Barrado y Calabuig (2001), explican que involucran aquellas actividades deportivas o de aventuras en las que la naturaleza representa un papel importante, ya que provee de los elementos necesarios para su práctica y forma parte de la experiencia recreativa. “…Se trata, al igual que el ecoturismo, de actividades que sí pueden considerarse específicamente de naturaleza, puesto que parten de una valoración de ésta, pero con un carácter esencialmente lúdico frente al educativo y científico que caracteriza al ecoturismo” … (Barrado y Calabuig, 2001:126). Tanto el Ecoturismo como el Turismo Deportivo y de Aventura, pueden pensarse dentro del Turismo de Naturaleza.

La Tabla 1 presenta de manera sintética, las modalidades turísticas que se desprenden del Turismo Alternativo y el posicionamiento tipológico del Geoturismo. Así también, se acompaña la información con las actividades y finalidades de cada tipo de turismo, según la información recolectada por los autores citados.

Como se puede observar en la Tabla 1, dentro del Turismo Alternativo también queda incluido el Turismo Rural definido por la Organización Mundial del Turismo (OMT), como un conjunto de actividades que se desarrollan en el espacio rural, que exceden el mero alojamiento, y que pueden constituirse para sus habitantes en una fuente de ingresos, complementarios a los tradicionalmente dependientes del sector primario. A su vez, dentro del Turismo Rural pueden incluirse el Agroturismo, el Etnoturismo y el Enoturismo.

 

Los Geoparques como atractivos turísticos

 

A nivel territorial, el Geoturismo tiene su máxima representación con la conformación de Geoparques. La Asociación Geológica de Argentina, define a estos espacios como “…un territorio en el que sitios de importancia geológica o incorporados al patrimonio geológico de una región forman parte de un concepto integral de conservación, educación y uso sostenible orientado al desarrollo económico y cultural local, especialmente a través del turismo (geoturismo)” … (AGA,2020:1). A su vez, detalla que cada Geoparque debe presentar un conjunto de sitios de importancia internacional, regional y/o nacional, que pueden ser terrestres, marítimos o subterráneos, por razones científicas y educativas, rareza, estéticas o vinculadas a desastres naturales o al cambio climático. Es importante señalar que un Geoparque “… no es específicamente una nueva categoría de área o paisaje protegido y a veces puede ser muy diferente de lo que es un Parque Nacional o Parque Natural totalmente protegido y regulado (aunque no hay restricción a la superposición de límites)” … (AGA, 2020:2).

En la década de los años noventa la UNESCO originó la Red Mundial de Geoparques Nacionales (GGN), que proporciona una plataforma de cooperación e intercambio entre expertos y profesionales en materia de patrimonio geológico. Un Geoparque, para ser parte de la red, debe contar con un sistema de gestión y manejo eficaz del área y un programa de implementación. Estos deben ser velados por un organismo o asociación de gestión responsable y transparente, que cuente con una infraestructura eficaz, personal calificado y adecuado y apoyo financiero sostenido (AGA, 2020).

Es posible pensar en los Geoparques como atractivos turísticos. Tal como detalla Acerenza en Navarro (2015), los atractivos turísticos “…son los que determinan la selección, por parte del turista, del punto del destino de su viaje, y son los que generan, por tanto, una corriente turística hacia su localización” … (1984: 211). El autor mencionado explica que constituyen el principal motivo para que el turista visite el destino y son capaces de satisfacer las motivaciones primarias de viaje de los turistas. En este sentido, la categorización de geoparque promueve la construcción de atractividad en el territorio.

En Argentina, existen algunos ejemplos de Geoparques y Parques Geológicos que contribuyen al turismo regional. La diferencia entre ellos radica en que los segundos no pertenecen a la Red Global de Geoparques, por lo cual su funcionamiento no está regulado por la UNESCO. Sin embargo, los criterios de definición y sus objetivos son los mismos (Asociación Geológica Argentina, 2020). La Figura 1 permite localizar los geoparques y parques geológicos de Argentina, se destacan: Geoparque Bryn Gwyn (provincia de Chubut), Centro Paleontológico Lago Los Barreales (provincia de Neuquén), Reserva Natural Divisadero Largo (provincia de Mendoza), Parque Geológico Sanagasta (provincia de La Rioja), Geoparque Pillán Mahuiza (provincia de Neuquén).

Recientemente, y muy próximo a nuestro Partido de General Pueyrredon, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) en conjunto con la comunidad, impulsó la conformación del Parque Geológico Pun Antü en el partido de Balcarce (provincia de Buenos Aires). Actualmente posee un geocircuito compuesto por 6 geositios que promueven la valoración turística del Sistema de Tandilia.

 

Parque Geológico Pun Antü

 

En el año 2019 el Concejo Deliberante del partido de Balcarce (provincia de Buenos Aires, Argentina) aprobó la ordenanza de creación y reglamentación de funcionamiento del Parque Geológico Urbano Pun Antú, cuyo significado en lengua Pampa es Noche y Día. Esta iniciativa surge de la articulación entre proyectos de investigación y extensión, que desarrolló el Grupo de Investigación Geología Ambiental, perteneciente al Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario (IGCyC) de la FCEyN, UNMdP.

Su gestión la lleva adelante el Municipio de Balcarce junto a una comisión asesora formada por científicos del IGCyC y de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNMdP (Camino et al., 2020). El geocircuito se denomina La Barrosa, tiene una longitud aproximada de 3,5 kilómetros y está basado en seis geositios detallados en la Tabla 2. La Figura 2 permite visualizar el sendero en color rojo, con los geositios numerados del 1 al 6 que unen Cerro El Triunfo con Sierra la Barrosa (Figura 3).

 

 

 

 

 

Podemos concebir a este geocircuito como sustentable, por un lado, porque promueve la puesta en valor turístico de sitios de importancia geológica y/o paleontológica del Sistema de Tandilia, en virtud de la educación ambiental, el conocimiento de la historia geológica regional y su conservación para las generaciones futuras. Por otra parte, tal como mencionan Río et al. (2017) dos de los geositios, corresponden a pasivos ambientales (canteras municipales inactivas). Se debe aclarar que la Ley 14343/12 en su Artículo 3 entiende por tal al “…conjunto de los daños ambientales, en términos de contaminación del agua, del suelo, del aire, del deterioro de los recursos naturales y de los ecosistemas, producidos por cualquier tipo de actividad pública o privada […] que constituyan un riesgo permanente y/o potencial para la salud de la población, el ecosistema circundante y que haya sido abandonado por el responsable.” Por tal, la puesta en valor turístico de estos paisajes, a partir del Geoturismo, constituye una forma de rehabilitación y refuncionalización de estos espacios, con la generación de beneficios económicos que acarrea el turismo.

Entendemos que es importante poner en la agenda turística el Geoturismo como un tipo de turismo alternativo al masivo (con su máxima representación en el Turismo de Sol y Playa), y aprovechar el beneficio de descomprimir la estacionalidad de los destinos, contribuir a la conservación del patrimonio abiótico y la educación ambiental. Para ello se vuelve necesario políticas y acciones que permitan identificar geositios presentes en el territorio por su valor geológico, geomorfológico y/o paleontológico; y promover el mejoramiento de la infraestructura en relación a los geositios, tal como el establecimiento de senderos interpretativos accesibles y amigables con la naturaleza.

 

Referencias bibliográficas

  • Asociación Geológica de Argentina (2020). Geoparques. Disponible en: https://geologica.org.ar/wp-content/uploads/2020/09/Geoparques.pdf (consultado: diciembre 2022).
  • Barrado, D. y Calabuig, J. (2001). Geografía mundial del turismo. Síntesis.
  • Camino, M., Gómez, R., Donna, R., Bo, M. J. y del Río, J. (2020). Pun Antü, un parque geológico del Sistema de Tandilia [ponencia]. XXI Congreso Geológico Argentino, Puerto Madryn, Chubut.
  • Camino, M., Gómez, R., Donna, R., Bo, M. J. (2022). Pun Antü, un Geoparque del Sistema de Tandilia. Provincia de Buenos Aires. Serie Correlación Geológica, 38 (2): 47–64. DOI 10.5281/zenodo.7738250.
  • Del Río, J., Martínez, G.; Halpern, K., Bocanegra, E.; Bernasconi, V. y Camino, M. (2017). Desarrollo de un geocircuito educativo, recreativo y deportivo en la ciudad de Balcarce: puesta en valor de la geodiversidad local [ponencia]. En Simposio 8 Patrimonio Geológico, Geoparques, Desarrollo Sostenible y Estilos de Vida Saludables, Tucumán, Argentina.
  • Ibáñez, R. y Rodríguez Villalobos, I. (2017). Tipologías y antecedentes de la actividad turística: turismo tradicional y turismo alternativo. En A. Ivanova y R. Ibáñez (Eds.), Medio ambiente y política turística en México Tomo I: Ecología, biodiversidad y desarrollo turístico (pp. 17-33). Instituto Nacional de Ecología, México.
  • Ley 14343 (2012) Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. https://normas.gba.gob.ar/documentos/BMyb8CaB.pdf
  • Navarro, D. (2015). Recursos turísticos y atractivos turísticos: conceptualización, clasificación y valoración. Cuadernos de Turismo, 35, pp. 335-357 Universidad de Murcia Murcia, España.
  • Organización Mundial del Turismo. https://www.unwto.org/es/turismo-rural (consultado: marzo de 2023).
  • Ruchkys, U. (2007). Patrimônio Geológico e Geoconservação no Quadrilátero Ferrífero, Minas Gerais: Potencial para criação de um geoparque da UNESCO [Tesis de Doctorado, Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil]. Repositório Institucional UFMG. https://repositorio.ufmg.br/handle/1843/MPBB-76LHEJ
  • Secretaria de Turismo de México (2006). Hechos y tendencias del turismo. Sectur, México D.F.
  • Valdés Peláez, L. (1996). El Turismo Rural en España. En A. Pedreño y V. Monfort (Eds.), Introducción a la economía del turismo en España (pp. 365-401). Madrid, Civitas.

 

 

 

Un nuevo calendario electoral en el 40 aniversario de democracia

Augusto Bianchino (INHUS – CONICET – UNMdP)

En 2023 la sociedad argentina celebra, una vez más, elecciones libres para elegir a sus representantes. Este año, además se cumplen cuarenta años desde la transición democrática. La mejor manera de rendir homenaje a este aniversario, es concurriendo a ejercer el derecho al voto en cada uno de los pueblos argentinos. Si bien la calidad democrática no se agota en la realización de elecciones, el desarrollo recurrente de comicios para elegir representantes constituye la piedra fundamental de todo sistema democrático.

Argentina, la región, y nuestro mundo en casi su totalidad, atravesó recientemente un fenómeno que puso a prueba a los Estados nacionales y a sus gobiernos democráticos. La pandemia del Covid-19 y el escenario pos pandémico posterior impactaron en los principales ámbitos de la vida humana. La legitimidad de los gobiernos quedó, tanto en su capacidad resolutiva como en su naturaleza misma, sujeta a diversas evaluaciones y juicios de todos los grupos y las redes que integran la vida social. En Argentina se suma además una crisis económica aguda, profundizada por los efectos globales de la guerra en Ucrania, que se expresa con mayor visibilidad en un proceso inflacionario acelerado.

El cúmulo de estas problemáticas, dieron calce, justificado en algunos casos, a la rehabilitación del debate sobre de las deudas sociales y económicas que no han logrado saldarse aun en democracia. Con todo, el proceso electoral de este año supone -además de una nueva concertación del acto comicial en el marco de la conmemoración de cuarenta años de recuperación democrática ininterrumpida- un desafío para la democracia argentina, cuando el avance de posiciones reaccionarias y antidemocráticas se refuerza ante la dificultad que encuentran los partidos políticos y sus aliados sociales y económicos para construir una salida a la crisis generalizada que se vive en nuestro país.

En este contexto, el desarrollo de un nuevo proceso electoral en el marco del mentado aniversario de nuestra aun joven democracia, puede contribuir en tanto paraguas simbólico y programático para dar alguna salida de la crisis y limitar las reacciones antidemocráticas. Siguiendo esa línea de reflexión, realizamos desde el OCPE esta primera publicación sobre las elecciones 2023 con una doble la intención, contribuir al debate del fortalecimiento de la democracia a partir de nuestros saberes académicos y profesionales, a la vez que aportar a la construcción de interpretaciones de los procesos electorales en nuestro país.

Este año las elecciones son de carácter ejecutivo y legislativas parciales. A nivel nacional, se vota para Presidente y Vicepresidente de la Nación, y para la renovación de 130 Diputados y 24 Senadores en el Honorable Congreso de la Nación. En el orden subnacional, de las 24 jurisdicciones (23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), 22 renuevan sus ejecutivos. Las excepciones son Santiago del Estero y Corrientes que lo hicieron en 2022. Las provincias renuevan, además, bancas de sus congresos provinciales y cargos de intendentes y concejales en los municipios. En el caso puntual de la provincia de Buenos Aires, se renuevan 46 Diputados y 23 Senadores, mientras que a nivel municipal se renovarán las 135 intendencias y 1097 concejalías repartidas entre todos los municipios.

El escenario electoral argentino suele configurarse con una gran complejidad. En un mismo año electoral, sobre todo en aquellos de elecciones ejecutivas, se desarrollan una multiplicidad de elecciones que difieren en el nivel de competencia o gobierno (municipal, provincial y nacional), temporal y geográficamente (diferentes fechas entre provincias y entre provincias y nación.). A esto debe sumarse además el desarrollo de internas abiertas que muchas provincias también realizan al igual que a nivel nacional sucede con las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. La autonomía que poseen las provincias para formular sus propias reglas electorales, permite a los gobiernos provinciales establecer sus propios calendarios electorales para la elección de cargos municipales y provinciales. Durante el año en curso, una importante cantidad de elecciones provinciales estarán desdobladas de las nacionales. En la Tabla 1 se repasan los eventos más relevantes del calendario electoral argentino para 2023.

El nuevo calendario electoral argentino dio comienzo el 12 de febrero en La Pampa con el desarrollo de las Elecciones Internas 2023. La estructura del sistema electoral pampeano merece un análisis aparte, puesto que la implementación de las internas abiertas simultáneas y obligatorias suponen una relación entre la oferta electoral y el electorado que establece ciertas diferencias entre afiliados a partidos y elector general (no afiliado). A diferencia de las Primarias nacionales en las que toda la ciudadanía habilitada para votar, puede elegir, independientemente de su filiación partidaria, a cualquiera de los precandidatos que se presentan. La elección celebrada en La Pampa no sólo abrió el calendario electoral argentino, sino que ganó cierta relevancia al desarrollarse la primera interna en una de las dos coaliciones político electorales más importantes del país. La elección general en esta provincia será el 14 de mayo. Los pampeanos tendrán luego dos elecciones más para elegir los cargos nacionales, al igual que el resto del pueblo argentino.

Por su parte, el 13 de agosto, se celebrarán las Primarias nacionales, proceso de internas abiertas en las que se presentarán los pre-candidatos para presidente y vicepresidente y legisladores nacionales. Luego, el día 22 de octubre tendrá lugar la elección general, contienda en la que se batirán los ganadores de esas Primarias. Finalmente, y sólo en el caso de que no haya un ganador que supere el 45% de los sufragios u obtenga el 40% con una diferencia de 10 puntos de su competidor inmediato, concurriremos a las urnas también en noviembre para definir la presidencia por la vía del ballotage.

Fuentes

[1] El calendario electoral puede incluir también fechas de inicio y cierre de campañas, fechas de debates presidenciales pautados por ley, etc. Por una cuestión de espacio y para enfocarnos estrictamente en la celebración de comicios, solo se consignan las fechas referentes a elecciones nacionales y provinciales.

A propósito del censo 2022, nos preguntamos ¿Qué es lo urbano? Definición utilizada en los Censos de población de Argentina

Fernando Ariel Manzano[1][2]

 

Aunque desde tiempos antiguos existían ciudades en algunas regiones (Johnson, 1980), el protagonismo creciente de la vida urbana tuvo su origen hace sólo dos siglos en Europa Occidental, convirtiéndose en uno de los acontecimientos sociales más característicos del siglo XX (Peña et al., 2002).

Anteriormente la diferenciación entre zonas urbanas y rurales se realizaba en función del uso del suelo, presentándose dificultades si se incluían variables de carácter social (Clout, 1976). Pero a partir de la Revolución Industrial, se destacó un cambio en la configuración de las ciudades. Asimismo, lo urbano se convirtió en característica esencial del desarrollo económico (Ramírez y Mayer-Foulkes, 2011). El surgimiento de nuevos medios de transporte, en especial el automóvil, incidieron en el aumento del tamaño de las ciudades (Peña et al., 2002).

En los últimos tiempos aparecieron modelos de urbanización difusa (Ferrás, 2007), como los generados por los nuevos movimientos migratorios de la ciudad a las áreas rurales en busca de proyectos de vida alternativos –con vías de comunicación que permitieron un rápido acceso a las ciudades (Sili, 2021)–, que imprimen cambios socio-económicos en determinadas áreas rurales –fenómeno denominado renacimiento rural, neorruralismo, contraurbanización, entre otros– (Baños, 2013). Asimismo, los espacios urbanos y rurales en la actualidad se encuentran interrelacionados mediante continuos desplazamientos de bienes y servicios –alimentos, educación, equipamientos, usos recreativos, entre otros– (Mikkelsen y Velázquez, 2010).

Existe una imprecisión de criterios para diferenciar la población urbana y rural. Desde una definición cuantitativa, como la determinación de un número mínimo de habitantes, no basta para caracterizarla. Este criterio presenta mayor dificultad en zonas de baja cantidad de población. En términos cualitativos, los elementos más usados para definir un asentamiento urbano, han sido entre otros: densidad, ambiente, morfología del núcleo, movilidad, modo de vida, interacción social, actividades no agrarias de la población (Peña et al., 2002). No obstante, en ciertos países asiáticos existen localidades urbanas donde predominan las actividades agrícolas, así como también en países desarrollados, pueden relevarse algunas áreas rurales donde son mayoritarias las actividades no agrícolas (George, 1982). Al respecto Duncan (1957), afirmaba que la transición de una comunidad puramente rural a una urbana es gradual y difusa. O expresado, en otros términos, se considera lo urbano como un proceso (Harvey, 1996). En consecuencia, alcanzado el siglo XXI, pese al gran esfuerzo de innumerable cantidad de autores, aún persisten dificultades en los criterios utilizados para definir una localidad como rural o urbana (Peña et al., 2002).

Los criterios más generales son los empleados en los censos oficiales. En los cuales, se fija de manera arbitraria un umbral mínimo de habitantes para considerar a la población urbana –este umbral presenta variaciones entre países, limitando su comparabilidad (ver Cuadro 1)– (Pellegrini y Raposo, 2014). Utilizando la mayoría de los institutos de estadísticas nacionales definiciones de lo urbano y lo rural de modo dicotómico (Dirven y Candia, 2020).

Las características que diferencian a las zonas urbanas varían de un país a otro, la distinción entre la población urbana y la población rural, como hemos mencionado, no puede condensarse todavía en una sola definición aplicable a todos los países, y ni siquiera a la mayoría de los países de una región (Naciones Unidas, 2010).  A continuación, se presentan diferentes valores de población mínima utilizados para definir lo urbano (Cuadro 1)

 

Cuadro 1: Definición de Área Urbana en censos según países seleccionados.

Fuente: elaboración personal en base Peña et al. (2002) e Institutos Nacionales de Estadística.

 

No obstante, existen recomendaciones internacionales para poder establecer comparaciones entre los países. En este sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha propuesto varias metodologías de clasificación de las distintas subdivisiones nacionales, entre las cuales se encuentra el área urbana funcional (AUF) (Naciones Unidas, 2010).

En Argentina se considera desde el Censo de 1914 como población urbana, a los residentes en localidades de dos mil habitantes o más –todas las áreas inferiores a dos mil habitantes se suponen rurales–, y al conjunto de dichas localidades como las unidades constitutivas del sistema urbano nacional (Lindenboim y Kennedy, 2004). El concepto de localidad se basa en la definición de Vapñarsky y Gorojovsky (1990), que adopta un criterio físico, este se encuentra implícito en todos los censos argentinos y explicitado a partir del censo de 1991. Las localidades censales “… son una porción de la superficie de la tierra caracterizada por la forma, cantidad, tamaño y proximidad entre sí de ciertos objetos físicos artificiales (edificios) y por ciertas modificaciones artificiales del suelo (calles), necesarias para conectar aquellos entre sí…” (INDEC, s.f.).

La definición oficial argentina, basada solo en el tamaño de la población, resulta excesivamente amplia, está incluye a todas las localidades con 2.000 o más habitantes (INDEC, 2010). Si en cambio, se adicionara un nivel mínimo de densidad demográfica –criterio vinculado a las economías de aglomeración que caracterizan a los centros urbanos–, la urbanización de Argentina seria significativamente inferior de lo que indican las estadísticas oficiales (Muzzini et al., 2016).

Las divisiones censales que involucran áreas urbanas, no permanecen estáticas. Estas pueden sufrir subdivisiones entre un censo y otro, debido al crecimiento en cantidad de viviendas (INDEC, s.f.). El tipo de radio censal puede variar entre un operativo censal y otro, debido a modificaciones de los asentamientos y a subdivisiones operativas. Por ejemplo, un radio rural puede convertirse en: un radio mixto –cuando parte de su territorio ha sido ocupado por una urbanización–; un radio urbano –todo su territorio ha sido ocupado por una nueva urbanización–; etc.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), mediante diferentes documentos destaca la necesidad de actualizar las metodologías de medición de urbano/rural, con el objetivo de mejorar el diseño de políticas públicas (INE, 2018). Los criterios que se establecen en la definición de área urbana deben ser consistentes con la realidad de cada región o de cada país, de manera que las políticas no asuman planes inalcanzables en localidades clasificadas como urbanas, pero con características netamente rurales (Peña et al., 2002).

A pesar del temprano proceso de urbanización de Argentina y los rápidos y profundos cambios que se están produciendo en sus ciudades, el ordenamiento territorial aún no ha sido contemplado en su legislación nacional. Este año Argentina releva su décimo primer Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas. Aprovechamos a remarcar la importancia del apoyo y participación de toda la población en la principal fuente de información demográfica y socioeconómica de nuestro sistema nacional de estadística. Además de un insumo inestimable, para gestionar intervenciones instrumentales acordes con la resolución de los problemas urbanos.

 

Referencias bibliográficas

Baños, M. R. (2013). Nueva Ruralidad desde dos visiones de progreso rural y sustentabilidad: Economía Ambiental y Economía Ecológica. Polis, (34), 1–13.

Clout, H. (1976): Geografía rural Ed. Oikos-tau SA.

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Notas

[1] Licenciado en Economía por Universidad de Buenos Aires (UBA), Licenciado en Sociología por Universidad de Buenos Aires (UBA) y Doctor en Demografía por Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Email: fernando14979@hotmail.com. Investigador adjunto del Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS) – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

[2] Agradecimiento especial a la Licenciada Daniela Avalos (UBA) por la corrección ortotipográfica. Email: danielasoledad.av@gmail.com