Claudia Mikkelsen, Sofia Ares y Silvina Aveni
INHUS-CIGSA-GESPyT-UNMdP
Punto de partida
Voces, muchas voces, tantas voces refiriendo a diario en todo el mundo al Covid-19. Una Pandemia que tiene fuerte impronta espacial, que supera límites y diferenciaciones de género, poderes adquisitivos, creencias religiosas e ideologías. Es que de eso se trata una pandemia, así es como se la define, de presencia mundial.
La situación actual nos interpela como ciudadanos y ciudadanas del mundo, nos intima como humanos y a nosotras, especialmente, nos pone a pensar desde la Geografía. Así, la Pandemia nos interroga desde las categorías conceptuales que habitualmente empleamos, nos obliga a repensar los territorios y a repensarnos en los territorios.
Observamos que por un lado, los territorios y grupos van quedando marcados, señalados como áreas de peligro. Por el otro, personas y grupos se rotulan como vectores de transmisión, como peligros latentes, sea porque proceden de otro territorio, sea porque tienen trabajos de alta exposición o no respetan pautas de cuidado y responsabilidad social.
La situación de pandemia y aislamiento afecta la cotidianeidad de nuestros microterritorios. Los espacios de vida han sido trastocados, el dónde, cuándo y cómo de cada actividad ha sido rediseñado, pospuesto o definitivamente interrumpido. Mucho ha quedado en pausa.
A continuación nos proponemos aportar una voz más al debate que desde diversas disciplinas se está manifestando respecto de la Pandemia del Coronavirus.
Una enfermedad de presencia global
En enero de 2020, ante las primeras noticias de una enfermedad que se extendía en principio por China, comenzamos a escuchar algunas preguntas ¿Dónde queda Wuhan? ¿Cuánta población tiene? ¿A qué se dedican? También algunas afirmaciones…. Claro, es una afección puntual y endémica, propia de algunas áreas en las que cualidades demográficas o ciertas pautas culturales estarían definiendo una mayor predisposición a contraerla. Esas premisas ayudaron a desestimar su importancia y convencieron inicialmente de que hasta Argentina no llegaría.
Sin embargo, la variación que a lo largo del tiempo han transitado las enfermedades en diferentes ciudades, países y continentes nos incita a pensar si la expansión es parte de un suceso inusual o si tiene raíces históricas que pueden ayudarnos a comprender mejor el proceso. En los últimos años asistimos al protagonismo creciente de las enfermedades infecciosas emergentes que generan nuevos desafíos a la sociedad en su conjunto. Escuela (2009) las define como aquellas enfermedades que en algunos casos han aparecido y han sido reconocidas por primera vez; y en otros casos, el agente patógeno existente con anterioridad sufre cambios (de vector o cepa) o altera su evolución al ampliar su virulencia y su área de influencia. Estas enfermedades se caracterizan por la facilidad de difusión y la gravedad que representan ante el desconocimiento de su comportamiento, la falta de inmunidad y el costo de los tratamientos. El COVID-19 causado por el virus SARS- COV 2 podría categorizarse dentro de este grupo.
El primer caso de esta enfermedad a nivel mundial se confirmó el 31 de diciembre de 2019, los virus no saben de celebraciones. Dos meses más tarde, el 3 de marzo se comunicó el primer caso en Argentina, se trataba de un hombre de 43 años afectado por Covid-19 quien había viajado a Italia y regresado desde allí el 1 de marzo. Lamentablemente el 7 de marzo se informó de la primera muerte por Coronavirus en Argentina, era un hombre de 65 años que había estado en Francia y padecía complicaciones de salud previas. Primer dato espacial, de compresión espacio temporal, donde el desplazamiento poblacional, la cuestión de género y edad explicarían lo que será en breve el devenir de la enfermedad y los grupos considerados vulnerables.
El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó a la enfermedad como Pandemia.
Por ello desde la Geografía es posible aseverar que el espacio geográfico está sumamente activo, y podemos contribuir desde los análisis espaciales al entendimiento de esta nueva coyuntura. En siete meses, la mayoría de los continentes informaron presencia, avance y rebrote de la pandemia, salida y regreso a estados de emergencia donde el aislamiento y la suspensión de actividades han sido protagonistas. Observamos que la capacidad de trasladarnos fácilmente, la celeridad con que nos desplazamos por el globo en tanto emblema de nuevas conquistas y del tráfico de todo tipo de objetos y personas, se nos volvieron en contra. El mundo hiper acelerado debió ser ralentizado, el espacio sumamente activo debió detener la marcha porque el avance de la pandemia, tal como se puede observar en las siguientes figuras, marcan el foco de inicio y la velocidad de arribo a escala global, para convertirse literalmente en una “reunión de todos”, que es finalmente lo que significa, Pandemia según la Real Academia Española (RAE).
La figura 1 corresponde a una captura de Pantalla del GIS On-line elaborado por la Johns Hopkins University (Baltimore, Estados Unidos) del 05 de Marzo de 2020. Se advierte que los cuatro países más afectados por el COVID-19 son China, Corea del Sur, Italia e Irán. Incipientemente Estados Unidos se dispone en el puesto diez.
Por su parte la figura 2 representa la expansión del COVID 19 al día 2 de Mayo de 2020, en ese momento Estados Unidos lideraba el conjunto de los estados más sacudidos por esta patología, seguido por España, Italia y Reino Unido. China pasa al puesto número once, demostrando la evolución del ciclo de contagio.
La figura 3, por su parte, muestra el estado de situación al 2 de Agosto de 2020, donde Estados Unidos continúa encabezando la clasificación de los estados más sacudidos por esta patología, seguido de Brasil, India, Rusia y Sudáfrica. China pasa al puesto número veintiocho. América se convierte en el foco de la Pandemia, Argentina ocupa el puesto veinte.
Figuras 1, 2 y 3.
Covid 19, efectos territoriales, ejemplos cercanos
Las diferentes reglamentaciones que los Estados establecen sobre el tránsito impactan sobre nuestro territorio. Sack (1986) concibe al territorio como “todo espacio que tiene el acceso controlado; por lo tanto, desde el momento en que se controla espacial y materialmente el acceso de algún flujo (sea de mercancías, de personas o de capital), se está transformando el espacio en un territorio” (Haesbaert, 2013). En este tiempo, los Estados nos imponen más que nunca su territorialidad, no obstante, nuestra capacidad de cumplir efectivamente con esa medida resulta desigual.
En este contexto el tiempo de las acciones humanas se deben inmovilizar para evitar la propagación del virus, y es entonces cuando el espacio de la intimidad cotidiana, el espacio de nuestros hogares se vuelve nuestro territorio de abrigo (Santos, 2000; Silveira 2007 y Haesbaert, 2013 y 2020), nuestra “casa bunker”, como la ha llamado Lindón (2006).
De acuerdo con la posición que ocupemos en el territorio, éste puede cumplir diferentes roles. Puede ser ámbito de refugio, dado que allí estamos protegidos y distanciados de los otros y especialmente del virus. Pero también puede ser, de modo superpuesto, un territorio de inseguridad para quienes deben transitar y salir de la vivienda. Por su parte el territorio doméstico puede ser también un ámbito de amenaza en el caso de violencia familiar, o de privación donde no es posible acceder a bienes básicos que nos permitan cuidar de nuestra salud.
Nos volvemos conscientes del cuerpo como primer territorio (Ramírez Velázquez y López Levi, 2015) que debe ser protegido y cuidado, por ello nos imparten y aceptamos la orden del llamado distanciamiento social que en realidad debería ser designado como distanciamiento físico. Alejarnos, alejarse para preservarnos entre todos. No obstante, es un aislamiento y un distanciamiento injusto espacialmente, desigual en sus posibilidades de aplicación concreta, especialmente si pensamos en los grupos sociales precarizados.
Sin negar las particularidades de la Pandemia actual, no dejamos de reconocer que la humanidad siempre ha estado sometida a los vaivenes de este tipo de enfermedades: la pandemia gripal detectada en Siberia (1889), la pandemia de Gripe Española (1918- 1920; 1957 -1958) y la Gripe de Hong Kong de 1968 (Ramírez, 2020), por destacar algunas de las mencionadas en el gráfico elaborado por El Orden Mundial.
Figura 4. Grandes epidemias de la Historia
La cuarentena ha demostrado ser una solución histórica, una solución que la humanidad ha practicado en otras pandemias y epidemias. Por ejemplo, países como China, Taiwán, Hong Kong, Singapur, Vietnam y Corea del Sur cuentan con saberes para afrontar cuestiones de salud que fueron adquiridos progresivamente desde la Edad Media a la actualidad. Antecedentes no menores a la hora de enfrentarse al COVID-19.
Como nos enseñan los historiadores y epidemiólogos, si bien ha sido la solución no para curar sino para ralentizar al virus en tantas otras enfermedades, nunca sucedió como en esta oportunidad, nunca con tanta cantidad de población a nivel mundial detenida, obligada, en contextos predominantes de sistemas democráticos, a quedarse en casa.
Tal vez la novedad del presente es que estamos hiperconectados y tenemos la posibilidad de conocer en tiempo real lo que sucede en otros lugares del mundo. En ese sentido, el conocimiento y la simultaneidad de comunicación hacen que nos parezca más real, más presente en nuestro día a día.
La movilidad territorial, aunque fluida por transporte y circulación, en este nuevo contexto adquiere nuevas normas.
También es central reflexionar respecto de lo que significa una población detenida o quiénes se pueden quedar aislados en casa y quiénes no. Interesa pensar entonces en aquellos que por diversas razones ven vulnerados sus derechos en todas las escalas, desde sus hogares hasta el globo, allí se reúnen niños y niñas, adultos mayores, mujeres, las múltiples diversidades sexuales, los y las pobres, entre otros. Grupos habitando territorios atravesados por la precariedad, entendida en sentido amplio, es decir, desde las privaciones materiales, asociadas a viviendas edificadas con materiales de construcción inadecuados, aberturas que no permiten dejar el ambiente resguardado del viento o de la lluvia, falta de agua en el interior de la vivienda, hacinamiento, falta de higiene, hasta las privaciones inmateriales vinculadas con carencias de instrucción, la falta de libertad, la inseguridad o el miedo.
Podemos tomar como ejemplo los femicidios. Argentina antes de la pandemia ya mostraba cifras preocupantes. Pero éstas se han multiplicado de la mano de la pandemia. Desde el Observatorio de las violencias de género “Ahora que si nos ven” se informan 117 femicidios entre el 1 de enero y el 30 de abril, el 66% ocurrió en la vivienda de la víctima, el 20% en la vía pública, el 2% en la vivienda del agresor y sobre el 12 % restante no hay información. 125 niños y niñas han perdido a sus madres por femicidio. Es una situación crítica dentro de la pandemia, respecto de la cual también hay que trabajar con fuerza desde distintos ámbitos. Es en el espacio privado, donde las promesas de las acciones violentas siguen como sabemos, un círculo vicioso de juramentos de no repetición, de no reiteración, donde esa violencia ejercida en el espacio privado tampoco tiene límites vinculados a los grupos sociales. En esos contextos de cuerpos territorios aislados por la norma, la palabra territorio como poder se impone, ya no desde la norma sino desde la acción directa y violenta.
Otro caso es el de la niñez. Los niños y niñas ven trastocado su territorio cuerpo, se suspenden en un principio las salidas al parque, a la plaza, a la escuela, al club, las visitas. Las plazas, uno de los referentes del espacio público, se encuentran primero vaciadas y más tarde abiertas de forma acotada y reglamentada. La vida posmoderna, el miedo, la celeridad del trabajo, las responsabilidades y la inseguridad ya los tenían bastante recluidos, simplemente circulando por el espacio con absoluto control de sus adultos responsables. No todos los niños y niñas, sino algunos forman parte de esa generación sin tiempo libre, niños a quienes mirábamos sentados en el asiento de atrás de los autos, transportados de actividad en actividad. Hoy ese traslado acotado de los menores, controlado por adultos con miedo, finalmente ha significado la prohibición/ restricción de la circulación de niños y niñas o quizá una nueva posibilidad de quedarse en casa, de jugar en casa, de aburrirse en casa, de disfrutarla, siempre que ésta brinde abrigo, ventilación, privacidad, seguridad.
De igual modo la pandemia actual ha redundado en fortificar los cuidados respecto de los adultos mayores, de algunos adultos mayores, no todos, de nuevo las disparidades e injusticias. Los adultos mayores son señalados como grupo de riesgo, y quedan confinados, a veces deshumanizadamente alejados de sus afectos porque sus propios hijos y nietos están encerrados resistiendo, o trabajando a reglamento, o porque no están, o porque viven lejos.
En este contexto de pandemia, gana significatividad la movilidad virtual, pero más aún la desigualdad de acceso a las tecnologías. Según la Encuesta Permanente de Hogares hacia el cuarto trimestre de 2019, un 39,1% de los hogares del aglomerado Mar del Plata no posee computadora y un 23,6% no dispone de conexión a internet. La falta de experiencia y conocimiento para su manejo así como las carencias en cantidad y calidad asociadas a los dispositivos necesarios, podrían ayudar a comprender el comportamiento de estos indicadores. Por su parte, y en modalidad virtual, la educación debe seguir con sus trayectos formativos, debe, la norma se impone, pero…. ¿Cuántos pueden, tienen acceso, se sienten con ánimo de hacerlo?
Primero se habló de “aplanar” curvas de contagios, evitar la explosión. Luego se habló de suavizar otra curva, la que corresponde a los casos de Covid-19 en los asentamientos precarios, en los barrios marginados y marginales, en los sectores sociales donde la provisión de servicios básicos como el agua no está asegurada o presente. Hoy, la preocupación crece por la circulación comunitaria del virus detectada en varias ciudades [1] y por los contactos estrechos. La responsabilidad social en los cuidados que se deposita en la población resuena como la solicitud más imperiosa desde el personal médico, desde los gobernantes y desde los medios de prensa.
El primer reporte oficial de COVID-19 (https://www.argentina.gob.ar/coronavirus/informe-diario/marzo2020) en Argentina es del día 5 de marzo de 2020 y se informaba una vez al día. A partir del 24 de marzo de 2020 se comenzó a informar en dos entregas, una matutina y la otra vespertina hasta el día de la fecha. Esto refiere a la necesidad de conocer al virus, su difusión y comportamiento mediante los diversos sistemas de monitoreo, especialmente estatales, pero también privados, para accionar en consecuencia. También reseña su llegada al territorio argentino y su expansión acelerada. Como así también señala las medidas que se han ido tomando en pos de alisar la curva, ubicando a Argentina en una posición “de ejemplo a nivel mundial” o quizá de distancia geográfica y posibilidad de previsión. No obstante como observamos en la figura 5, los casos muestran al 31 de Julio una curva ralentizada aunque ascendente sobre todo por la proliferación de casos en el resto del país y un comportamiento estabilizado en Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Figura 5. Casos diarios, Buenos Aires, CABA, resto del interior
Mar del Plata: de ciudad paralizada a ciudad en “pseudo aislamiento”
La política del aislamiento social obligatorio establecida por el poder ejecutivo nacional ha propuesto una serie de fases o etapas de cumplimiento en vistas de fortalecer el sistema de salud, evitar contagios y reducir la circulación del virus comunitariamente. La estrategia consiste en cinco fases que van desde el aislamiento estricto hasta la ansiada “nueva normalidad”. Cada una de las etapas establece una serie de criterios que los lugares (Provincias y partidos) deberán ir cumplimentando para definir cómo se debe proceder en cuanto a reducir o no el aislamiento. No obstante, algunas excepciones y nuevas habilitaciones de actividades se gestionan de forma local, con lo cual la presión económica pesa fuerte a la hora de autorizar reaperturas en rubros que corresponden a una fase superior, con las debidas controversias sociales que generan.
Al 2 de agosto, de los 135 municipios que conforman la provincia 52 estarían transitando la fase 5, aproximándose a la “nueva normalidad” donde es posible referir al distanciamiento social y ya no al aislamiento social. General Pueyrredon se ubica entre los partidos que continúan en fase 4. El Área Metropolitana de Buenos Aires cuya velocidad de contagio se sostiene en el tiempo está en la fase 3. Esta clasificación es el resultado de los criterios de delimitación de fases implementados desde el 20 de julio. En la Fase 3 se mantiene el parámetro centrado en la velocidad de transmisión de casos autóctonos medida en tiempos de duplicación y la posibilidad de verificar la cadena de transmisión comunitaria. Mientras que los cambios se producen en las siguientes fases en función de la proporción de casos cada 100.000 habitantes por semana. En la Fase 4, se ubican aquellos municipios que en alguna de las últimas dos semanas hubiesen tenido más de 10 nuevos casos cada 100.000 habitantes por semana. En la Fase 5, se incorporan los distritos que en alguna de las últimas dos semanas hubiesen tenido menos de 10 nuevos casos positivos de coronavirus cada 100 mil habitantes por semana. Entonces es posible ampliar las actividades permitidas.
En este contexto, el Partido de General Pueyrredon encabezado por Mar del Plata es hoy un territorio sitiado, pero no detenido. Dado que hasta el 6 de julio las proyecciones de casos elaboradas por la Escuela de Medicina (UNMdP) habían quedado muy lejos de la situación real, los reclamos y malestar por el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) no tardaron en imponerse. De este modo, progresivamente se fueron habilitando actividades frente a la presión de sectores que lejos están de poder resistir sin ingresos. Pero también de aquellos que focalizaron su esfuerzo en conseguir la habilitación de actividades deportivas. En este caso la demanda no tuvo fundamentos económicos, sino que se sostuvo en reclamos por el bienestar y la salud.
El análisis de la prensa local permite identificar hacia el interior del PGP un conjunto de decisiones tomadas desde el ejecutivo local en concordancia con el ejecutivo provincial en vistas de ir flexibilizando la cuarentena. El primer hito corresponde a los días 9 y 10 de mayo con la denominada “prueba piloto» que significó la reapertura de comercios minoristas de bienes no esenciales y peluquerías[2].El 12 de mayo se indicaba que habría modificaciones relacionadas con el take away, es decir, compra de comida para llevar y no para consumir en el espacio público, por lo que se estableció la clausura de todos los espacios para sentarse y se modificaron horarios de atención[3].
El 11 de junio de 2020 se informó que el PGP estaba en la fase 4, es decir, aún no era posible habilitar el consumo en locales gastronómicos, actividades culturales, actividades deportivas al aire libre, y las actividades sociales o recreativas, aunque sí las salidas de esparcimiento[4]. Sin embargo, el día anterior el intendente había habilitado por Decreto salidas recreativas breves, que debían durar hasta sesenta minutos y desarrollarse a 500 metros como máximo de la vivienda. Claro que nunca se cumplió con la normativa y pronto la costa de Mar del Plata cobró nueva vida. En un territorio fuertemente normado, las transgresiones fueron dando forma a nuevas disposiciones, como las que finalmente habilitaron las prácticas deportivas individuales.
De este modo, como decíamos anteriormente, las presiones y las infracciones a lo reglado, pesaron a la hora de definir nuevos permisos. Hasta el 6 de julio, la lenta progresión en la dispersión del virus daba fuerte fundamento a los reclamos. Durante julio, pese a continuar en Fase 4, se habilitaron primero cafeterías y bares, así como las actividades deportivas individuales al aire libre. Desde el 22 de julio se permitió la apertura de la gastronomía para consumo en el lugar hasta las 19 horas, pero en la semana siguiente se autorizó la extensión horaria hasta la medianoche.
Veremos a continuación como ha sido la progresión de la enfermedad en el territorio local, exponiendo los puntos centrales que contribuyeron a la apertura y flexibilización, para algunos incluso el olvido de un peligro latente.
Territorio de abrigo vs. territorio de peligro
El avance del COVID en General Pueyrredon se inició con el primer caso identificado el 12 de marzo. Desde ese día hasta el 2 de Agosto se confirmaron 864 casos, de los cuales 418 están activos, 26 han fallecido y 420 se han recuperado (Figura 6). Más del 90% de ellos se registraron a partir de julio, cuando luego de varios días sin registro de casos estos empezaron a multiplicarse. Razones epidemiológicas, derivadas de no respetar los cuidados solicitados (distanciamiento, uso de tapabocas, higiene, no compartir elementos como bombillas, botellas o tasas, entre otras), pero fundamentalmente el incremento de los testeos en base a los casos identificados y a la necesidad de agilizar el monitoreo de la enfermedad, permitieron hallar numerosos casos de COVID. Se realizaron 5771 hisopados con la finalidad de controlar y monitorear la enfermedad a partir de la cadena de contagios.[5] Este mecanismo de “salir a buscar” casos constituye la estrategia epidemiológica recomendada por la OMS para reducir la propagación del virus.
Figura 6. Confirmados, recuperados y fallecidos por Covid 19, PGP (situación al 2 de agosto)
La característica que tiene hasta el momento el aumento de casos es la presencia de importantes focos de contagios -cuantitativamente hablando- en general asociado a instituciones de salud, especialmente hogares geriátricos y personal de salud. Es decir, en General Pueyrredon está muy marcada la incidencia de la enfermedad y, especialmente los casos más graves, en personas mayores de 65 años, muchas de ellas con comorbilidades.
No solo la edad y las comorbilidades son generadoras de mayor vulnerabilidad, sino que el bienestar de la población también es un marcador de sumo interés. En el Partido y, especialmente dentro de la ciudad de Mar del Plata coexisten grupos sociales diversos, con niveles de bienestar dispares y con brechas importantes que se marcan en el territorio y que a su vez actúan como condicionantes en el logro de mejoras en las situaciones de calidad de vida. Dónde está cada grupo, o en otras palabras su localización territorial, incide en el acceso a la salud, al empleo, al sistema educativo a la vivienda. Pone en jaque a las personas en el día a día para afrontar sus necesidades. Esta situación crítica finalmente nos muestra, como en el cuento, que el rey estaba desnudo, que no hubo políticas capaces de atacar este frente y proponer la construcción de territorios más justos. La ciudadanía, sin embargo, no se ha quedado esperando de brazos cruzados. Frente al avance de la pandemia es central referir a las acciones territoriales directas que han puesto en vinculación a los vecinos de diversos barrios de la ciudad, ONGs, grupos solidarios, Instituciones diversas (centros de salud, educación, religiosos) y el municipio local. Ante el ASPO referentes de 33 barrios marplatenses del municipio de General Pueyrredon (MGP) crearon en abril de 2020 los Comités Barriales de Emergencia (CBE)[6]. Tal como los CBE expresan en su sitio de Facebook “Luego de casi dos meses de trabajo los Comités Barriales de Emergencia se han constituido un instrumento fundamental en la planificación y la puesta en marcha de acciones tendientes a abordar las distintas problemáticas que se desataron en torno al impacto del desarrollo de la pandemia. Esta articulación comunitaria se puso al hombro la resolución de uno de los problemas más sensibles y urgentes: el alimentario. Una red solidaria de comedores, merenderos y cocinas populares garantizan la comida diaria a miles de marplatenses y batanenses”. (https://www.facebook.com/Comit%C3%A9s-Barriales-de-Emergencia).
Los CBE representan en líneas generales a los recortes territoriales vulnerados y vulnerables respecto de su calidad de vida. En la figura 7 quedan transparentadas las desigualdades reinantes en el territorio local.
Figura 7. Índice de calidad de vida, Mar del Plata 2010 y CBE (2020)
Identificador CBE | Barrios |
1 | Virgen de Luján – Barrio Feliz – Ameghino |
2 | Libertad |
3 | Malvinas Argentinas |
4 | 9 de Julio – López de Gomara – San Cayetano |
5 | La Herradura – Hipódromo – San Jorge |
6 | Jorge Newbery – Belisario Roldán – Cnel. Dorrego |
7 | Las Américas – Regional – Don Emilio |
8 | Autódromo – Belgrano – José Hernández |
9 | Don Bosco – B. Rivadavia – Los Andes – Santa Mónica – Estación Norte |
10 | Pueyrredon – Fortunato de la Plaza – Villa Evita |
11 | Bosque Grande-San Antonio-Santa Rita-Dos Marías |
12 | Las Heras |
13 | El Martillo |
14 | Estación Chapadmalal |
15 | Parque Hermoso – Valle Hermoso |
16 | Parque Independencia |
17 | Batán |
18 | El Boquerón |
19 | Florencio Sánchez – Cerrito – San Salvador – Don Diego |
20 | Antártida Argentina-Monte Terrabusi-Santa Rosa del Mar-Quebradas |
21 | San Martín-Cerrito Sur-Juramento |
22 | Nuevo Golf |
23 | Puerto |
24 | Acantilados – Serena – San Jacinto – Faro Norte – Alfar |
25 | Corredor 2 – Estación Camet, El Casal, 2 de Abril |
26 | Parque Camet |
27 | Las Dalias |
28 | Félix U. Camet |
29 | Aeroparque |
30 | Alto Camet |
31 | Centenario |
32 | Parque Palermo |
El mapa denota un núcleo central consolidado en Mar del Plata con niveles medios de calidad de vida, una zona lindante extendida hacia el norte y el sur con valores altos, y condiciones bajas y deficitarias especialmente hacia el interior y las zonas de borde del ejido urbano oeste y sur.
El área periférica se asocia con menores condiciones de calidad de vida y con la presencia de mayores carencias en cuanto a la vivienda, la educación, la actividad económica y el saneamiento, que son las dimensiones estudiadas a través de esta medida síntesis[7]. Estas áreas son de más reciente poblamiento que las zonas centrales, y en muchos casos registran privaciones ligadas a la construcción de las viviendas e irregularidades en su régimen de tenencia, situación que repercute negativamente en la adecuada cobertura de ciertos servicios básicos. Se suman limitaciones en el acceso a la instrucción y a casos de inserción laboral precaria.
Es desde allí desde donde se tejen las redes de acciones directas que contribuyen para sobrellevar el ASPO, devenido en los últimos días en distanciamiento social obligatorio. Medida de efectividad innegable para algunos, discutible e insostenible para otros, pero que pone en evidencia lo desgarrador de las desigualdades e injusticias territoriales prexistentes. Y también contribuye a densificarlas, dejando como manifestación una concreta territorialización del virus en distintas escalas, desde el cuerpo hacia la del hogar, el barrio, la ciudad y el globo.
Los focos de COVID expresan en el territorio la distribución de vulnerabilidades asociadas con la edad y con la participación en el mercado de trabajo (figura 8). Así, se visibiliza la exposición de los trabajadores de la salud, quienes se encuentran entre los principales afectados por la enfermedad. En tal sentido, interesa marcar el triste protagonismo del personal y residentes de instituciones especialmente dedicadas a la población de tercera y cuarta edad o jubilados/ pensionados en general, es decir, justamente la que comprende a los grupos que mayor cuidado deben tener de entrar en contacto con el virus. Otro grupo vulnerado es el de trabajadores del Puerto, especialmente los de plantas de procesamiento, quienes suman a sus condiciones precarias e irregulares de labor el contagio del COVID, que por supuesto ha trascendido al personal, alcanzando a su grupo familiar o contactos estrechos, poniendo en duda a su vez el cumplimiento estricto de lo normado por el ASPO. También se han registrado casos en los efectivos de seguridad, quienes al estar encargados de controles y retenes, se ven expuestos al contagio.
Entonces, trabajadores precarizados, personal esencial y miembros de la iglesia católica enfocados en el trabajo para grupos con escaso bienestar (parroquia, comedor, hogar para personas en situación de calle) junto con adultos mayores serían hasta el momento los grupos más afectados, transmitiendo luego el virus a contactos estrechos de estos grupos sociales.
Los focos más numerosos, a la fecha, continúan siendo algunos geriátricos, el Sanatorio Houssay y la Clínica del Mar. Se van sumando en el día a día nuevos puntos al territorio de todos, mostrando que la única solución de efectividad demostrada, es permanecer en el microterritorio del hogar. El espacio doméstico es para algunos el único resguardo. No para todos, sea porque la vivienda no permite cumplir con las condiciones de higiene adecuadas o porque el peligro de las violencias acecha dentro del hogar. Para otros, en cambio, permanecer en casa no es una alternativa dado que la apertura de actividades económicas conlleva aumento de las movilidades y presencia de personas en tránsito. Permanecer en casa y que ésta sea un verdadero lugar de protección es en estos tiempos un nuevo símbolo de diferenciación social.
Figura 8. Focos de Covid-19 al 10 de agosto de 2020
Evitar la dispersión del virus en las áreas de mayor precariedad aparece como una necesidad latente, de la que aún se habla poco pero que nos parece vital tener en consideración dadas las experiencias conocidas en CABA y el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Imposible concluir…
La pandemia nos desafía y nos invita a reflexionar sobre el rol de la Geografía en el complejo escenario actual. Medios de comunicación, oficinas de estadística y discursos presidenciales y de otros funcionarios utilizan herramientas cartográficas para mostrar los procesos en curso. He allí una veta interesante del quehacer geográfico centrado en el análisis de las enfermedades en general y del COVID-19 en particular, considerando su distribución territorial, difusión y evolución en el tiempo. El territorio es un factor que cristaliza desigualdades en el acceso a la salud porque las posibilidades de resguardarse de esta afección no son las mismas para todas las personas y todos sus territorios. El territorio es multidimensional, es una construcción social e histórica y no podemos obviar los aspectos que convergen en su conformación al tiempo de presentar un análisis. Por tal motivo, poner de relieve las desigualdades existentes, pero también las surgidas en este nuevo escenario global, acompaña nuestra propuesta.
La pandemia nos deja una sola certeza y ésta es por ahora la incertidumbre, por ello no es posible concluir. Confesamos que este trabajo inició su escritura en mayo pasado, cada quince días lo escrito quedaba desactualizado, de allí que nos propusimos el 31 de julio como límite temporal ficticio, sin un hito que así lo defina, sólo por la simple necesidad de hasta ahí poder expresar algunos pareceres, es decir, visibilizar y exponer algunas de las nuevas realidades de nuestro territorio local que en definitiva ha sido la finalidad de este trabajo.
Referencias bibliográficas
- Escuela, M. (2009). Pobreza y Salud. En: Pickenhayn, J. (comp.) Salud y enfermedad en Geografía. Buenos Aires. Editorial Lugar. pp. 67-100
- Haesbaert, R. (2013). Del mito de la desterritorialización a la multiteritorialidad. En: Cultura y Representaciones sociales. Año 8. Núm. 15.
- Haesbaert, R (2020) “El territorio y la des-territorialización”. Conversatorios #Quédate en casa pero no en silencio https://www.facebook.com/geouexternado/videos/554464055269768/
- Lindon, A. (2006) La casa búnker y la deconstrucción de la ciudad. En: LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos, vol. IV, núm. 2, Centro de Estudios Superiores de México y Centro América San Cristóbal de las Casas, México
- Lucero, P., Ares, S., Aveni, S. Mikkelsen, C. y Sabuda, F. (2016) Las brechas en la calidad de vida de la población: Desigualdades socio territoriales en Mar del Plata y el Municipio de General Pueyrredon. En: Lan, D. (comp.) Geografías en Dialogo. Aportes para la reflexión. IV Jornadas Nacionales de Investigación en Geografía Argentina. X Jornadas de Investigación y Extensión del Centro de Investigaciones Geográficas. Centro de Investigaciones Geográficas. Facultad de Ciencias Humanas.
- Ramírez Velázquez, B y López Levi, L. (2015) Espacio, paisaje, región, territorio y lugar: la diversidad en el pensamiento México: UNAM, Instituto de Geografía. https://web.ua.es/es/giecryal/documentos/blanca-uam.pdf
- Ramírez, L. (2020). “Evolución, distribución y difusión del COVID-19 en Argentina: primer mes (03/03/2020 – 02/04/2020)”. En: Revista POSICIÓN 2020. N°3. Dossier: Análisis geográfico del COVID-19. Luján- INIGEO. www.posicionrevista.wixsite.com/inigeo Consulta Abril 2020
- Sack, R. (1986) Human territoriality. Its theory and history. Cambridge: Cambridge University Press
- Santos, M (2000) El territorio: un agregado de espacios banales. Boletín de estudios geográficos N°96 AÑO 2000 pp 87-96
- Silveira, M. L. (2007) Los territorios corporativos de la globalización. En: Geograficando, 3(3). www. fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3665/pr.3665.pdf
Fuentes de datos:
- Secretaría de Salud del Municipio de General Pueyrredon https://www.mardelplata.gob.ar/salud
- “Ahora que si nos ven” https://feminacida.com.ar/tag/observatorio-ahora-que-si-nos-ven/
- Comité barriales de emergencia. https://www.facebook.com/Comit%C3%A9s-Barriales-de-Emergencia
- Diario La Capital (29 de julio de 2020) El mapa del coronavirus en Mar del Plata: los lugares donde se detectó el virus. https://www.lacapitalmdp.com/el-mapa-del-coronavirus-en-mar-del-plata-los-lugares-donde-se-detecto-el-virus/
Notas
[1] Las zonas decretadas de circulación comunitaria por el Ministerio de Salud son: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Área Metropolitana de la provincia de Buenos Aires (Regiones Sanitarias V, VI, VII y los municipios de municipios: Berisso, Brandsen, Cañuelas, Ensenada, La Plata, Presidente Perón, San Vicente y La Matanza. También en Córdoba capital, en Chaco (Resistencia, Barranqueras, Fontana y Puerto Vilelas), en Jujuy (Manuel Belgrano, Ledesma, El Carmen y San Pedro), en La Pampa (Santa Rosa, Catriló y Macachin), en Mendoza (Área metropolitana, es decir Guaymallén, Maipú, Godoy Cruz, Lujan de Cuyo, Capital), en Neuquén (Ciudad de Neuquén, Plottier y Centenario), en Río Negro (Bariloche, Cipoletti y General Roca) y en Santa Fe (Rosario y Gran Rosario). Fuente: https://www.argentina.gob.ar/
[2]https://elmarplatense.com/2020/05/12/tras-el-desborde-en-guemes-anuncian-que-habra-modificaciones-en-el-servicio-take-away/.
[3]https://elmarplatense.com/2020/05/12/tras-el-desborde-en-guemes-anuncian-que-habra-modificaciones-en-el-servicio-take-away/
[4]https://elmarplatense.com/2020/06/11/es-oficial-mar-del-plata-entro-en-la-fase-4-mientras-que-mar-chiquita-y-tandil-ya-estan-en-la-5/?fbclid=IwAR1e7-uGlinGvVMjRBHZQjanWozcYcev1yHaP6_71Be_Vp3p823Z__wuhaY.
[5]https://www.0223.com.ar/nota/2020-8-2-15-23-0-durante-julio-en-mar-del-plata-se-hicieron-mas-de-5700-hisopados
[6] Ver “Los Comités Barriales de Emergencia. Una experiencia de acción colectiva”. https://www.observatoriopolitico.com.ar/los-comites-barriales-de-emergencia-una-experiencia-de-accion-colectiva/
[7] Sobre los detalles metodológicos vinculados a las dimensiones e indicadores empleados se recomienda revisar Lucero, P., Ares, S., Aveni, S. Mikkelsen, C. y Sabuda, F. (2016) “Las brechas en la calidad de vida de la población: Desigualdades socio territoriales en Mar del Plata y el Municipio de General Pueyrredon”. En: Lan, D. (comp.) Geografías en Diálogo. Aportes para la reflexión. IV Jornadas Nacionales de Investigación en Geografía Argentina. X Jornadas de Investigación y Extensión del Centro de Investigaciones Geográficas. Centro de Investigaciones Geográficas. Facultad de Ciencias Humanas.