Presentamos el cuarto y último informe derivado del proyecto transdisciplinar “Monitoreo y seguimiento de estrategias para minimizar la circulación del COVID-19 en el Municipio de General Pueyrredon” (Código MINCYT, BUE 14), aprobado y financiado por el Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. El proyecto se desarrolla desde junio de 2020 en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS), unidad ejecutora (UE) de doble dependencia entre el CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Nuestro objetivo general es elaborar información sólida y confiable, de utilidad social y pública para fortalecer acciones en red entre referentes sociales, políticos e investigadores del sistema científico, que contribuyan a resolver o mitigar los efectos del aislamiento o distanciamiento social, preventivo y obligatorio, según el momento de referencia, dispuesto para impedir la propagación de la pandemia Coronavirus COVID-19 en distintos barrios del Municipio de General Pueyrredon.
El informe se sostiene en información primaria, recogida por los integrantes del equipo de investigación en cumplimiento con el criterio de periodicidad establecido en nuestro plan de trabajo. El relevamiento se realizó en base a cuestionarios administrados a una muestra intencional de informantes clave, referentes de los Comités Barriales de Emergencia (CBE) y de comedores/merenderos de los barrios seleccionados. El seguimiento del que se da cuenta en este reporte permite analizar variables presentadas en los informes anteriores a las que se agregan los resultados del último relevamiento efectuado entre mayo y junio de 2021.
Presentamos el tercer informe derivado del proyecto de carácter transdisciplinar “Monitoreo y seguimiento de estrategias para minimizar la circulación del COVID-19 en el Municipio de General Pueyrredon” (Código MINCYT, BUE 14), aprobado y financiado por el Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. El mismo se desarrolla desde junio de 2020 en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS), unidad ejecutora (UE) de doble dependencia entre el CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Nuestro objetivo general es elaborar información sólida y confiable, de utilidad social y pública para fortalecer acciones en red entre referentes sociales, políticos e investigadores del sistema científico, que contribuyan a resolver o migar los efectos del aislamiento y en la actualidad distanciamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto para impedir la propagación de la pandemia Coronavirus COVID-19 en distintos barrios del Municipio de General Pueyrredon.
Nos referenciamos fundamentalmente en información primaria, recogida por los integrantes del equipo de investigación en cumplimiento con el criterio de periodicidad establecido en nuestro plan de trabajo. El relevamiento se realizó en base a cuestionarios administrados a una muestra intencional de informantes clave, referentes de los Comités Barriales de Emergencia (CBE) y de comedores/merenderos de los barrios seleccionados. El seguimiento del que se da cuenta en este reporte permite analizar la mayor candad de variables presentadas en los informes de agosto y diciembre de 2020, a la que se agrega nueva información dada la dinámica propia de los problemas en estudio. En diciembre de 2020, los referentes barriales y de comedores se encontraban en una situación en la que alternaban la alerta y movilización debido al retiro de la ayuda alimentaria proporcionada por el municipio y a la asistencia derivada de las fiestas navideñas, por lo cual resultaba imposible relevar de la manera habitual la información que nutre nuestros informes parciales. A raíz de ello, se realizó una recopilación parcial, acotada a referentes de CBE, con la intención de abordar cuestiones concretas previas a la temporada veraniega implementando técnicas de sondeo online mediante un formulario estructurado. Con posterioridad, para llevar a cabo la tercera ronda de relevamiento que resulta en este informe, se volvió al formato empleado en la primera y segunda. Fue administrado entre fines de febrero y comienzos de marzo de 2021 cuando el PGP se encontraba en fase 4 y en situación de Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (DISPO). Es decir, estos resultados no contemplan el retorno a fase 3 establecido el 21 de abril de 2021 debido al incremento de casos positivos en el Pardo de General Pueyrredon.
La muestra: Se continúa trabajando sobre una selección de 15 CBE de los 33 del partido, estos son: 9 de Julio-López de Gomara-San Cayetano; La Herradura-Hipódromo-San Jorge; Las Américas-Regional-Don Emilio; Parque Hermoso-Valle Hermoso; Las Heras; Las Dalias; Alto Camet; Don Bosco-Bernardino Rivadavia-Los Andes- Santa Mónica-Estación Norte; Centenario; Puerto; Antártida Argentina-Monte Terrabusi-Santa Rosa del Mar -Quebradas de Peralta Ramos; Nuevo Golf; Batán; El Boquerón; General Pueyrredon-Fortunato de la Plaza-Villa Evita; El Martillo.
Presentamos el segundo informe derivado del proyecto de carácter transdisciplinar “Monitoreo y seguimiento de estrategias para minimizar la circulación del COVID-19 en el Municipio de General Pueyrredon” (Código MINCYT, BUE 14), aprobado y financiado por el Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. El mismo se desarrolla desde junio del presente año en el Instuto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS), unidad ejecutora de doble dependencia entre el CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata.
La segunda ronda de relevamiento tuvo lugar en el mes de octubre, cuando el Partido de General Pueyrredon ( PGP) se encontraba en fase 3 del Aislamiento Social, Prevenvo y Obligatorio (ASPO) a la que había retrocedido a fines de agosto. Con referencia a la metodología, la muestra sobre la que se realizó el relevamiento de los cuestioonarios es no probabilísca, también llamada muestra intencional, dado que la elección de los casos depende de decisiones acordadas por el equipo de invesgación. Se parte de informantes calificados quienes señalan a referentes de los Comités Barriales de Emergencia (CBE) o de comedores/merenderos de los barrios seleccionados como posibles encuestados, pudiendo de esa manera construir la trama o red de contactos.
Además de las encuestas, sobre las que se ha construido el núcleo de este segundo informe, se utilizaron otras técnicas complementarias. Tal como se puede apreciar hasta el momento, una de ellas corresponde a la construcción de mapas temácos donde se han georreferenciado actores, e indicadores de vulnerabilidad social (población mayor de 65 años, calidad de vida, necesidades básicas insasfechas -NBI-), en recortes territoriales de acuerdo con la concentración de problemas. Otra, al análisis datos estadíscos de variables y su expresión en gráficos para reconstruir, por ejemplo, la evolución e incidencia de la pobreza e indigencia, la composición etaria de la población, entre otros, comparando comportamientos entre el PGP y la Región Pampeana, por ejemplo.
También se ha recurrido a técnicas cualitativas, como se pone en evidencia en los relevantes apéndices de este informe. La descripción analíca propia del método histórico permitió reconstruir la trama de la evolución de la pandemia en base a bibliografía secundaria y a información primaria obtenida de los portales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) (Apéndice 1). Asimismo, se recurrió a la observación y el análisis de dos asambleas plenarias de referentes de los CBE, realizadas de manera sincrónica los días 1° de agosto y 26 de septiembre de 2020. Estas fueron convocadas a través de un programa de reuniones virtuales y es posible consultarlas en el canal Youtube. A los fines de este informe, se recuperaron las intervenciones de los, las y les referentes en su entorno, con las limitaciones a la participación derivadas de la modalidad posible de adoptar (Apéndice 2).
Finalmente, se recupera el análisis de conversaciones en Twitter sobre coronavirus en Mar del Plata. Se empleó minería de textos, una aplicación de la lingüística computacional y del procesamiento de textos que pretende facilitar la idenficación y extracción de nuevo conocimiento a partir de colecciones de documentos o corpus textuales (Apéndice 3).
Adriana Álvarez (UNMdP CONICET INHUS Cehis) y Mario Rovere ( Director Provincial Escuela de Gobierno en Salud. “Floreal Ferrara”)
A mediados de los años cincuenta del siglo XX el poliovirus azotaba al mundo. Al igual que el Covid-19 no se conocía la vacuna para prevenirlo y a diferencia de éste atacaba preferente a la infancia.
Padecer la poliomielitis podía significar transitarla sólo con fiebre, dolor de cabeza y garganta, náusea y/o diarrea, pero no más que un cuadro viral con una recuperación rápida, sin mayores consecuencias, puesto que el 95% de los casos eran asintomáticos. El problema radicaba en ese 5% que podía padecer de forma virulenta la enfermedad, provocándoles desde parálisis hasta la muerte. (Alvarez, 2013).
Mientras la epidemia de poliomielitis ocurría, la atención se puso en las medidas de prevención contra el contagio y se depositaba la esperanza en la aparición de una vacuna que no tardaría en llegar. Efectivamente en 1955 el mundo entero celebraba el anuncio del Dr. Jonas Salk, aunque paralelo a la esperanza también siguieron reinando la urgencia, el temor, la incertidumbre que hicieron que las acciones se centraran en prevenir el contagio y en diseñar campañas de vacunación a futuro, es decir quién las distribuiría, a qué laboratorio se comprarían, quiénes serían los primeros beneficiarios etc.
Las secuelas, las consecuencias de la enfermedad no formaron parte del universo de preocupaciones gubernamentales. La dictadura de Aramburu no focalizó que la polio había dejado miles de pacientes con parálisis que no contaban con espacios adecuados para su tratamiento. (Alvarez 2015)
El seguimiento y la recuperación de las secuelas dejadas en quienes contrajeron la enfermedad fue un tema que debieron emprender las familias de los padecientes. Los Centros de Rehabilitación, se generaron sobre la base de modelos asociativos variados y con características organizativas distintas, aunque con un denominador común: se trató en todos los casos de organizaciones civiles sin fines de lucro, compuestas por gente común y médicos de especialidades diversas, cuyo financiamiento dependió básicamente tanto de la colaboración monetaria popular como de grandes empresas, más no del Estado. Organizar esos espacios llevó años, tiempo valioso cuando de tratamientos prolongados se habla. (Alvarez 2018)
El ejemplo brindado sobre la poliomielitis, como la gran demora que debieron padecer las personas para tratar los efectos que les había dejado la enfermedad, deberían ser un alerta para anticipar en términos sanitarios la etapa : Pos Covid-19.
Mucho se habla del día después de la pandemia en diversos planos como es el económico, cultural, educativo, social entre muchos otros, pero poca o escasa atención se presta a las secuelas del coronavirus, a sus consecuencias y a cómo asistir a quienes puedan padecerlas.
En la actualidad se repite el modelo de la poliomielitis, las directrices sanitarias apuntan en dos sentidos: medidas preventivas y la esperanza en la vacuna. Las posibles consecuencias que pueda traer aparejado haber contraído la enfermedad ya sea de forma asintomática, leve, moderada o grave, no son motivo de atención al momento.
Por la rapidez de la difusión del COVID-19 y su impacto epidemiológico, multiplicidad de estudios han sido publicado en pocos meses. Más recientes aún son las publicaciones científicas que han comenzado a centrarse en las “secuelas del COVID-19”. Si bien no son concluyentes, advierten sobre posibles consecuencias cardíacas o cerebrovasculares.
De hecho, el pasado 12 de agosto la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud emitieron un “Alerta Epidemiológica: Complicaciones y secuelas por COVID-19” (OPS/OMS, 12/08/2020).
En el mencionado informe puede leerse que “La intensa transmisión de COVID-19 en varios países y territorios de las Américas y la generación de evidencia de parte de la comunidad científica, ha permitido aumentar nuestro conocimiento sobre varios de estos aspectos, entre ellos, lo relacionado a las complicaciones y secuelas por COVID-19.” (OPS/OMS 2020)
Las secuelas que el coronavirus podría legar en el cuerpo de quienes padecieron la enfermedad varían según los trabajos consultados, pero se los podría nuclear en torno a: fatiga, arritmias cardíacas , dolor muscular , daños al corazón , daños a los pulmones ,daños al cerebro, entre otras.
Es decir, existe consenso en que las consecuencias de la infección por virus corona, no sólo se limitan al aparato respiratorio, y que se han registrado secuelas en el sistema cardiovascular, y en el sistema nervioso central y periférico. Se ha documentado también secuelas psiquiátricas, psicológicas e incluso problemas en la fonación de las personas que han estado varios días intubadas con respiración asistida.
En casos graves de COVID-19, la respuesta hiper-inflamatoria sistémica podría causar un deterioro cognitivo a largo plazo, como, por ejemplo, deficiencias en la memoria, atención, velocidad de procesamiento y funcionamiento junto con pérdida neuronal difusa (Cothran y otros 2020), de ahí que la OMS sostiene que “la evaluación a largo plazo de manifestaciones clínicas de esclerosis múltiple será necesaria en pacientes recuperados de la COVID-19.” (OPS/OMS: 4)
Si bien las investigaciones solo están comenzando a rastrear la salud a largo plazo de los sobrevivientes, las epidemias pasadas causadas por virus similares muestran que las consecuencias pueden durar más de una década. Es el caso del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), cuyo primer caso apareció en China en noviembre de 2002, causó más de 800 muertes y 8.000 enfermos, siendo reconocida como la primera pandemia del siglo XXI. (Alvarez 2020). Si bien no tuvo el impacto que tiene la actual COVID 19, investigaciones recientes muestran una cantidad de casos significativos que superaron el virus, pero luego sufrieron infecciones pulmonares, niveles más altos de colesterol y se enfermaron con más frecuencia que otros durante 12 años después de que la epidemia se extendiera por Asia. (Wu, Q., Zhou, L., Sun, X. et al 2020).
Aunque no ha pasado suficiente tiempo para saber cuál será la gravedad de las secuelas ni cuánto van a durar, aún así entendemos que se debería comenzar a pensar en programas o protocolos sanitarios pos covid. Diseñados sobre unidades multidisciplinares destinados el seguimiento de personas que hayan padecido el virus.
¿Quiénes deberían ser los destinatarios y que nivel de salud el responsable de su implementación?:
Esta propuesta se piensa en el marco del proyecto “Monitoreo y seguimiento de las estrategias para minimizar la circulación del COVID 19 en el Municipio de General Pueyrredón” (2020) , radicado en el INHUS, seleccionado por el MINCYT en la Convocatoria “Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19”.
Tomando como referencia el primer informe realizado por el mencionado proyecto , se desprende que en los barrios vulnerables del Partido de General Pueyrredón se ha profundizado durante la pandemia el reclamo por falta de servicios de salud y se solicita mayor asistencia de salud y prevención (Monitoreo 2020), que si bien no hay forma con los datos disponibles al momento de evaluar la incidencia del COVID 19 es esos espacios, por la información cualitativa se desprende que el número de positivos fue en ascenso, que la mayoría de los afectados no posee obra social, hecho que se combina con una situación socio económica que vuelve a estos sectores más vulnerables de lo que eran antes de la ASPO.
Por estos motivos, entendemos que el Programa se debería realizar mediante un abordaje multidisciplinar como modelo de detección y seguimiento de la morbilidad de personas que padecieron COVID 19, y dado que ha sido pensado para sectores socio económicos vulnerables, sería deseable y apropiado que se realizara desde el área de salud del Municipio e implementase desde los Centros de Atención Primaria, con la colaboración de los Centros barriales de Emergencia, surgidos durante el período pandémico y conocedores del territorio.
Por tratarse de un programa integral otras instancias institucionales que podrían articular con esta acción es la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde las carreras de Medicina, Psicología y Terapia Ocupacional, pueden ser un eslabón central de este programa.
La pandemia impone pensar lo que vendrá, donde sin duda formas de gestión que han sido subestimadas o no aprovechadas en todas sus dimensiones cobrarán centralidad. La planificación estratégica, es una formidable herramienta para pensar e intervenir sobre la realidad, una propuesta no superada para articular lo político con lo técnico, esto es, la teoría con la acción (Rovere, 2006). Un programa que contenga las sugerencias previas debería ser uno de los eslabones en ese sentido.
Por último, debemos recordar que en la actualidad la OMS/OPS recomienda a los Estados Miembros garantizar la continuidad de seguimiento y asistencia para los pacientes con secuelas por la enfermedad, de ahí el llamado a incorporar a la agenda sanitaria vigente esta perspectiva destinada a monitorear los efectos de la Covid-19.
Alvarez A (2015) “Los desafíos médicos, sociales e institucionales que dejó la poliomielitis: la rehabilitación integral en la Argentina de mediados del siglo XX”. História, Ciências, Saúde – Manguinhos, Rio de Janeiro, v.22, n.3: 941-960.
Alvarez A (2018) “Muletas, vacunas y fragmentación del sistema de salud. El caso de la poliomielitis en la Argentina de mediados del siglo XX”, Investigaciones y Ensayos Núm. 66: 149-177.
Alvarez A (2020) “La Historia del COVID 19 en tiempos del Coronavirus. Un ensayo inconcluso” en Revista Pasado Abierto N 1 1.
Vindegaard N, Benros ME. COVID-19 pandemic and mental health consequences: Systematic review of the current evidence [published online ahead of print, 2020 May 30]. Brain Behav Immun. 2020;S0889-1591(20)30954-5. doi:10.1016/j.bbi.2020.05.048. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7260522/
Aggarwal, G., Cheruiyot, I., Aggarwal, S., Wong, J., Lippi, G., Lavie, C. J., Henry, B. M., & Sanchis-Gomar, F. (2020). Association of Cardiovascular Disease With Coronavirus Disease 2019 (COVID-19) Severity: A Meta-Analysis. Current problems in cardiology, 45(8), 100617. https://doi.org/10.1016/j.cpcardiol.2020.100617
Troyer, E. A., Kohn, J. N., & Hong, S. (2020). Are we facing a crashing wave of neuropsychiatric sequelae of COVID-19? Neuropsychiatric symptoms and potential immunologic mechanisms. Brain, behavior, and immunity, 87, 34–39. https://doi.org/10.1016/j.bbi.2020.04.027
Wu, Q., Zhou, L., Sun, X. et al. Altered Lipid Metabolism in Recovered SARS Patients Twelve Years after Infection. Sci Rep7, 9110 (2017). https://doi.org/10.1038/s41598-017-09536-z
Cothran, T. P., Kellman, S., Singh, S., Beck, J. S., Powell, K. J., Bolton, C. J., & Tam, J. W. (2020). A brewing storm: The neuropsychological sequelae of hyperinflammation due to COVID-19. Brain, behavior, and immunity, S0889-1591(20)31209-5.
Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud. Alerta Epidemiológica: COVID-19, complicaciones y secuelas. 12 de agosto de 2020, Washington, D.C. OPS/OMS. 2020 https://www.paho.org/es/documentos/alerta-epidemiologica-complicaciones-secuelas-por-covid-19-12-agosto-2020
Rovere Mario (2006) PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA DE RECURSOS HUMANOS EN SALUD Segunda edición ampliada y corregida. Organización Panamericana de la Salud, Washington.
El presente informe se confeccionó a partir de los datos relevados en el marco del Proyecto de Investigación Monitoreo y seguimiento de las estrategias para minimizar la circulación del COVID-19 en el Municipio de General Pueyrredon. Se trata de un proyecto multidisciplinario financiado por el Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. El mismo se desarrolla en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS) con doble dependencia en el CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata, es dirigido por la Dr. Marcela Ferrari y cuenta con la participación de investigadores, becarios y estudiantes de varias facultades: Humanidades, Ciencias de la Salud y Trabajo Social y Arquitectura, Urbanismo y Diseño.
Los datos cuantitativos y cualitativos relevados corresponden a la primera rueda bimestral de encuestas realizadas a 15 referentes de los Comité Barriales de Emergencia (CBE) del partido de General Pueyrredon, y a 12 personas a cargo de comedores del territorio que comprende cada uno de los CBE relevados. La muestra sobre la que se realizó el relevamiento de los cuestionarios es no probabilística -también llamada muestra intencional- dado que la elección de los casos depende de decisiones acordadas por el equipo de investigación. Se parte de informantes calificados, quienes apuntaron a otros referentes de CBE o comedores/merenderos de los barrios seleccionados, pudiendo de esa manera construir la trama o red de contactos. La muestra es representativa de las divisiones por zona que los propios actores realizaron para organizar territorialmente los 34 Comités Barriales de Emergencia que funcionan en el partido de General Pueyrredon: Zona Sur; Zona Norte; Zona Oeste; Zona Suroeste.
Voces, muchas voces, tantas voces refiriendo a diario en todo el mundo al Covid-19. Una Pandemia que tiene fuerte impronta espacial, que supera límites y diferenciaciones de género, poderes adquisitivos, creencias religiosas e ideologías. Es que de eso se trata una pandemia, así es como se la define, de presencia mundial.
La situación actual nos interpela como ciudadanos y ciudadanas del mundo, nos intima como humanos y a nosotras, especialmente, nos pone a pensar desde la Geografía. Así, la Pandemia nos interroga desde las categorías conceptuales que habitualmente empleamos, nos obliga a repensar los territorios y a repensarnos en los territorios.
Observamos que por un lado, los territorios y grupos van quedando marcados, señalados como áreas de peligro. Por el otro, personas y grupos se rotulan como vectores de transmisión, como peligros latentes, sea porque proceden de otro territorio, sea porque tienen trabajos de alta exposición o no respetan pautas de cuidado y responsabilidad social.
La situación de pandemia y aislamiento afecta la cotidianeidad de nuestros microterritorios. Los espacios de vida han sido trastocados, el dónde, cuándo y cómo de cada actividad ha sido rediseñado, pospuesto o definitivamente interrumpido. Mucho ha quedado en pausa.
A continuación nos proponemos aportar una voz más al debate que desde diversas disciplinas se está manifestando respecto de la Pandemia del Coronavirus.
Una enfermedad de presencia global
En enero de 2020, ante las primeras noticias de una enfermedad que se extendía en principio por China, comenzamos a escuchar algunas preguntas ¿Dónde queda Wuhan? ¿Cuánta población tiene? ¿A qué se dedican? También algunas afirmaciones…. Claro, es una afección puntual y endémica, propia de algunas áreas en las que cualidades demográficas o ciertas pautas culturales estarían definiendo una mayor predisposición a contraerla. Esas premisas ayudaron a desestimar su importancia y convencieron inicialmente de que hasta Argentina no llegaría.
Sin embargo, la variación que a lo largo del tiempo han transitado las enfermedades en diferentes ciudades, países y continentes nos incita a pensar si la expansión es parte de un suceso inusual o si tiene raíces históricas que pueden ayudarnos a comprender mejor el proceso. En los últimos años asistimos al protagonismo creciente de las enfermedades infecciosas emergentes que generan nuevos desafíos a la sociedad en su conjunto. Escuela (2009) las define como aquellas enfermedades que en algunos casos han aparecido y han sido reconocidas por primera vez; y en otros casos, el agente patógeno existente con anterioridad sufre cambios (de vector o cepa) o altera su evolución al ampliar su virulencia y su área de influencia. Estas enfermedades se caracterizan por la facilidad de difusión y la gravedad que representan ante el desconocimiento de su comportamiento, la falta de inmunidad y el costo de los tratamientos. El COVID-19 causado por el virus SARS- COV 2 podría categorizarse dentro de este grupo.
El primer caso de esta enfermedad a nivel mundial se confirmó el 31 de diciembre de 2019, los virus no saben de celebraciones. Dos meses más tarde, el 3 de marzo se comunicó el primer caso en Argentina, se trataba de un hombre de 43 años afectado por Covid-19 quien había viajado a Italia y regresado desde allí el 1 de marzo. Lamentablemente el 7 de marzo se informó de la primera muerte por Coronavirus en Argentina, era un hombre de 65 años que había estado en Francia y padecía complicaciones de salud previas. Primer dato espacial, de compresión espacio temporal, donde el desplazamiento poblacional, la cuestión de género y edad explicarían lo que será en breve el devenir de la enfermedad y los grupos considerados vulnerables.
El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó a la enfermedad como Pandemia.
Por ello desde la Geografía es posible aseverar que el espacio geográfico está sumamente activo, y podemos contribuir desde los análisis espaciales al entendimiento de esta nueva coyuntura. En siete meses, la mayoría de los continentes informaron presencia, avance y rebrote de la pandemia, salida y regreso a estados de emergencia donde el aislamiento y la suspensión de actividades han sido protagonistas. Observamos que la capacidad de trasladarnos fácilmente, la celeridad con que nos desplazamos por el globo en tanto emblema de nuevas conquistas y del tráfico de todo tipo de objetos y personas, se nos volvieron en contra. El mundo hiper acelerado debió ser ralentizado, el espacio sumamente activo debió detener la marcha porque el avance de la pandemia, tal como se puede observar en las siguientes figuras, marcan el foco de inicio y la velocidad de arribo a escala global, para convertirse literalmente en una “reunión de todos”, que es finalmente lo que significa, Pandemia según la Real Academia Española (RAE).
La figura 1 corresponde a una captura de Pantalla del GIS On-line elaborado por la Johns Hopkins University (Baltimore, Estados Unidos) del 05 de Marzo de 2020. Se advierte que los cuatro países más afectados por el COVID-19 son China, Corea del Sur, Italia e Irán. Incipientemente Estados Unidos se dispone en el puesto diez.
Por su parte la figura 2 representa la expansión del COVID 19 al día 2 de Mayo de 2020, en ese momento Estados Unidos lideraba el conjunto de los estados más sacudidos por esta patología, seguido por España, Italia y Reino Unido. China pasa al puesto número once, demostrando la evolución del ciclo de contagio.
La figura 3, por su parte, muestra el estado de situación al 2 de Agosto de 2020, donde Estados Unidos continúa encabezando la clasificación de los estados más sacudidos por esta patología, seguido de Brasil, India, Rusia y Sudáfrica. China pasa al puesto número veintiocho. América se convierte en el foco de la Pandemia, Argentina ocupa el puesto veinte.
Las diferentes reglamentaciones que los Estados establecen sobre el tránsito impactan sobre nuestro territorio. Sack (1986) concibe al territorio como “todo espacio que tiene el acceso controlado; por lo tanto, desde el momento en que se controla espacial y materialmente el acceso de algún flujo (sea de mercancías, de personas o de capital), se está transformando el espacio en un territorio” (Haesbaert, 2013). En este tiempo, los Estados nos imponen más que nunca su territorialidad, no obstante, nuestra capacidad de cumplir efectivamente con esa medida resulta desigual.
En este contexto el tiempo de las acciones humanas se deben inmovilizar para evitar la propagación del virus, y es entonces cuando el espacio de la intimidad cotidiana, el espacio de nuestros hogares se vuelve nuestro territorio de abrigo (Santos, 2000; Silveira 2007 y Haesbaert, 2013 y 2020), nuestra “casa bunker”, como la ha llamado Lindón (2006).
De acuerdo con la posición que ocupemos en el territorio, éste puede cumplir diferentes roles. Puede ser ámbito de refugio, dado que allí estamos protegidos y distanciados de los otros y especialmente del virus. Pero también puede ser, de modo superpuesto, un territorio de inseguridad para quienes deben transitar y salir de la vivienda. Por su parte el territorio doméstico puede ser también un ámbito de amenaza en el caso de violencia familiar, o de privación donde no es posible acceder a bienes básicos que nos permitan cuidar de nuestra salud.
Nos volvemos conscientes del cuerpo como primer territorio (Ramírez Velázquez y López Levi, 2015) que debe ser protegido y cuidado, por ello nos imparten y aceptamos la orden del llamado distanciamiento social que en realidad debería ser designado como distanciamiento físico. Alejarnos, alejarse para preservarnos entre todos. No obstante, es un aislamiento y un distanciamiento injusto espacialmente, desigual en sus posibilidades de aplicación concreta, especialmente si pensamos en los grupos sociales precarizados.
Sin negar las particularidades de la Pandemia actual, no dejamos de reconocer que la humanidad siempre ha estado sometida a los vaivenes de este tipo de enfermedades: la pandemia gripal detectada en Siberia (1889), la pandemia de Gripe Española (1918- 1920; 1957 -1958) y la Gripe de Hong Kong de 1968 (Ramírez, 2020), por destacar algunas de las mencionadas en el gráfico elaborado por El Orden Mundial.
Figura 4. Grandes epidemias de la Historia
La cuarentena ha demostrado ser una solución histórica, una solución que la humanidad ha practicado en otras pandemias y epidemias. Por ejemplo, países como China, Taiwán, Hong Kong, Singapur, Vietnam y Corea del Sur cuentan con saberes para afrontar cuestiones de salud que fueron adquiridos progresivamente desde la Edad Media a la actualidad. Antecedentes no menores a la hora de enfrentarse al COVID-19.
Como nos enseñan los historiadores y epidemiólogos, si bien ha sido la solución no para curar sino para ralentizar al virus en tantas otras enfermedades, nunca sucedió como en esta oportunidad, nunca con tanta cantidad de población a nivel mundial detenida, obligada, en contextos predominantes de sistemas democráticos, a quedarse en casa.
Tal vez la novedad del presente es que estamos hiperconectados y tenemos la posibilidad de conocer en tiempo real lo que sucede en otros lugares del mundo. En ese sentido, el conocimiento y la simultaneidad de comunicación hacen que nos parezca más real, más presente en nuestro día a día.
La movilidad territorial, aunque fluida por transporte y circulación, en este nuevo contexto adquiere nuevas normas.
También es central reflexionar respecto de lo que significa una población detenida o quiénes se pueden quedar aislados en casa y quiénes no. Interesa pensar entonces en aquellos que por diversas razones ven vulnerados sus derechos en todas las escalas, desde sus hogares hasta el globo, allí se reúnen niños y niñas, adultos mayores, mujeres, las múltiples diversidades sexuales, los y las pobres, entre otros. Grupos habitando territorios atravesados por la precariedad, entendida en sentido amplio, es decir, desde las privaciones materiales, asociadas a viviendas edificadas con materiales de construcción inadecuados, aberturas que no permiten dejar el ambiente resguardado del viento o de la lluvia, falta de agua en el interior de la vivienda, hacinamiento, falta de higiene, hasta las privaciones inmateriales vinculadas con carencias de instrucción, la falta de libertad, la inseguridad o el miedo.
Podemos tomar como ejemplo los femicidios. Argentina antes de la pandemia ya mostraba cifras preocupantes. Pero éstas se han multiplicado de la mano de la pandemia. Desde el Observatorio de las violencias de género “Ahora que si nos ven” se informan 117 femicidios entre el 1 de enero y el 30 de abril, el 66% ocurrió en la vivienda de la víctima, el 20% en la vía pública, el 2% en la vivienda del agresor y sobre el 12 % restante no hay información. 125 niños y niñas han perdido a sus madres por femicidio. Es una situación crítica dentro de la pandemia, respecto de la cual también hay que trabajar con fuerza desde distintos ámbitos. Es en el espacio privado, donde las promesas de las acciones violentas siguen como sabemos, un círculo vicioso de juramentos de no repetición, de no reiteración, donde esa violencia ejercida en el espacio privado tampoco tiene límites vinculados a los grupos sociales. En esos contextos de cuerpos territorios aislados por la norma, la palabra territorio como poder se impone, ya no desde la norma sino desde la acción directa y violenta.
Otro caso es el de la niñez. Los niños y niñas ven trastocado su territorio cuerpo, se suspenden en un principio las salidas al parque, a la plaza, a la escuela, al club, las visitas. Las plazas, uno de los referentes del espacio público, se encuentran primero vaciadas y más tarde abiertas de forma acotada y reglamentada. La vida posmoderna, el miedo, la celeridad del trabajo, las responsabilidades y la inseguridad ya los tenían bastante recluidos, simplemente circulando por el espacio con absoluto control de sus adultos responsables. No todos los niños y niñas, sino algunos forman parte de esa generación sin tiempo libre, niños a quienes mirábamos sentados en el asiento de atrás de los autos, transportados de actividad en actividad. Hoy ese traslado acotado de los menores, controlado por adultos con miedo, finalmente ha significado la prohibición/ restricción de la circulación de niños y niñas o quizá una nueva posibilidad de quedarse en casa, de jugar en casa, de aburrirse en casa, de disfrutarla, siempre que ésta brinde abrigo, ventilación, privacidad, seguridad.
De igual modo la pandemia actual ha redundado en fortificar los cuidados respecto de los adultos mayores, de algunos adultos mayores, no todos, de nuevo las disparidades e injusticias. Los adultos mayores son señalados como grupo de riesgo, y quedan confinados, a veces deshumanizadamente alejados de sus afectos porque sus propios hijos y nietos están encerrados resistiendo, o trabajando a reglamento, o porque no están, o porque viven lejos.
En este contexto de pandemia, gana significatividad la movilidad virtual, pero más aún la desigualdad de acceso a las tecnologías. Según la Encuesta Permanente de Hogares hacia el cuarto trimestre de 2019, un 39,1% de los hogares del aglomerado Mar del Plata no posee computadora y un 23,6% no dispone de conexión a internet. La falta de experiencia y conocimiento para su manejo así como las carencias en cantidad y calidad asociadas a los dispositivos necesarios, podrían ayudar a comprender el comportamiento de estos indicadores. Por su parte, y en modalidad virtual, la educación debe seguir con sus trayectos formativos, debe, la norma se impone, pero…. ¿Cuántos pueden, tienen acceso, se sienten con ánimo de hacerlo?
Primero se habló de “aplanar” curvas de contagios, evitar la explosión. Luego se habló de suavizar otra curva, la que corresponde a los casos de Covid-19 en los asentamientos precarios, en los barrios marginados y marginales, en los sectores sociales donde la provisión de servicios básicos como el agua no está asegurada o presente. Hoy, la preocupación crece por la circulación comunitaria del virus detectada en varias ciudades [1] y por los contactos estrechos. La responsabilidad social en los cuidados que se deposita en la población resuena como la solicitud más imperiosa desde el personal médico, desde los gobernantes y desde los medios de prensa.
El primer reporte oficial de COVID-19 (https://www.argentina.gob.ar/coronavirus/informe-diario/marzo2020) en Argentina es del día 5 de marzo de 2020 y se informaba una vez al día. A partir del 24 de marzo de 2020 se comenzó a informar en dos entregas, una matutina y la otra vespertina hasta el día de la fecha. Esto refiere a la necesidad de conocer al virus, su difusión y comportamiento mediante los diversos sistemas de monitoreo, especialmente estatales, pero también privados, para accionar en consecuencia. También reseña su llegada al territorio argentino y su expansión acelerada. Como así también señala las medidas que se han ido tomando en pos de alisar la curva, ubicando a Argentina en una posición “de ejemplo a nivel mundial” o quizá de distancia geográfica y posibilidad de previsión. No obstante como observamos en la figura 5, los casos muestran al 31 de Julio una curva ralentizada aunque ascendente sobre todo por la proliferación de casos en el resto del país y un comportamiento estabilizado en Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Figura 5. Casos diarios, Buenos Aires, CABA, resto del interior
Mar del Plata: de ciudad paralizada a ciudad en “pseudo aislamiento”
La política del aislamiento social obligatorio establecida por el poder ejecutivo nacional ha propuesto una serie de fases o etapas de cumplimiento en vistas de fortalecer el sistema de salud, evitar contagios y reducir la circulación del virus comunitariamente. La estrategia consiste en cinco fases que van desde el aislamiento estricto hasta la ansiada “nueva normalidad”. Cada una de las etapas establece una serie de criterios que los lugares (Provincias y partidos) deberán ir cumplimentando para definir cómo se debe proceder en cuanto a reducir o no el aislamiento. No obstante, algunas excepciones y nuevas habilitaciones de actividades se gestionan de forma local, con lo cual la presión económica pesa fuerte a la hora de autorizar reaperturas en rubros que corresponden a una fase superior, con las debidas controversias sociales que generan.
Al 2 de agosto, de los 135 municipios que conforman la provincia 52 estarían transitando la fase 5, aproximándose a la “nueva normalidad” donde es posible referir al distanciamiento social y ya no al aislamiento social. General Pueyrredon se ubica entre los partidos que continúan en fase 4. El Área Metropolitana de Buenos Aires cuya velocidad de contagio se sostiene en el tiempo está en la fase 3. Esta clasificación es el resultado de los criterios de delimitación de fases implementados desde el 20 de julio. En la Fase 3 se mantiene el parámetro centrado en la velocidad de transmisión de casos autóctonos medida en tiempos de duplicación y la posibilidad de verificar la cadena de transmisión comunitaria. Mientras que los cambios se producen en las siguientes fases en función de la proporción de casos cada 100.000 habitantes por semana. En la Fase 4, se ubican aquellos municipios que en alguna de las últimas dos semanas hubiesen tenido más de 10 nuevos casos cada 100.000 habitantes por semana. En la Fase 5, se incorporan los distritos que en alguna de las últimas dos semanas hubiesen tenido menos de 10 nuevos casos positivos de coronavirus cada 100 mil habitantes por semana. Entonces es posible ampliar las actividades permitidas.
En este contexto, el Partido de General Pueyrredon encabezado por Mar del Plata es hoy un territorio sitiado, pero no detenido. Dado que hasta el 6 de julio las proyecciones de casos elaboradas por la Escuela de Medicina (UNMdP) habían quedado muy lejos de la situación real, los reclamos y malestar por el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) no tardaron en imponerse. De este modo, progresivamente se fueron habilitando actividades frente a la presión de sectores que lejos están de poder resistir sin ingresos. Pero también de aquellos que focalizaron su esfuerzo en conseguir la habilitación de actividades deportivas. En este caso la demanda no tuvo fundamentos económicos, sino que se sostuvo en reclamos por el bienestar y la salud.
El análisis de la prensa local permite identificar hacia el interior del PGP un conjunto de decisiones tomadas desde el ejecutivo local en concordancia con el ejecutivo provincial en vistas de ir flexibilizando la cuarentena. El primer hito corresponde a los días 9 y 10 de mayo con la denominada “prueba piloto» que significó la reapertura de comercios minoristas de bienes no esenciales y peluquerías[2].El 12 de mayo se indicaba que habría modificaciones relacionadas con el take away, es decir, compra de comida para llevar y no para consumir en el espacio público, por lo que se estableció la clausura de todos los espacios para sentarse y se modificaron horarios de atención[3].
El 11 de junio de 2020 se informó que el PGP estaba en la fase 4, es decir, aún no era posible habilitar el consumo en locales gastronómicos, actividades culturales, actividades deportivas al aire libre, y las actividades sociales o recreativas, aunque sí las salidas de esparcimiento[4]. Sin embargo, el día anterior el intendente había habilitado por Decreto salidas recreativas breves, que debían durar hasta sesenta minutos y desarrollarse a 500 metros como máximo de la vivienda. Claro que nunca se cumplió con la normativa y pronto la costa de Mar del Plata cobró nueva vida. En un territorio fuertemente normado, las transgresiones fueron dando forma a nuevas disposiciones, como las que finalmente habilitaron las prácticas deportivas individuales.
De este modo, como decíamos anteriormente, las presiones y las infracciones a lo reglado, pesaron a la hora de definir nuevos permisos. Hasta el 6 de julio, la lenta progresión en la dispersión del virus daba fuerte fundamento a los reclamos. Durante julio, pese a continuar en Fase 4, se habilitaron primero cafeterías y bares, así como las actividades deportivas individuales al aire libre. Desde el 22 de julio se permitió la apertura de la gastronomía para consumo en el lugar hasta las 19 horas, pero en la semana siguiente se autorizó la extensión horaria hasta la medianoche.
Veremos a continuación como ha sido la progresión de la enfermedad en el territorio local, exponiendo los puntos centrales que contribuyeron a la apertura y flexibilización, para algunos incluso el olvido de un peligro latente.
Territorio de abrigo vs. territorio de peligro
El avance del COVID en General Pueyrredon se inició con el primer caso identificado el 12 de marzo. Desde ese día hasta el 2 de Agosto se confirmaron 864 casos, de los cuales 418 están activos, 26 han fallecido y 420 se han recuperado (Figura 6). Más del 90% de ellos se registraron a partir de julio, cuando luego de varios días sin registro de casos estos empezaron a multiplicarse. Razones epidemiológicas, derivadas de no respetar los cuidados solicitados (distanciamiento, uso de tapabocas, higiene, no compartir elementos como bombillas, botellas o tasas, entre otras), pero fundamentalmente el incremento de los testeos en base a los casos identificados y a la necesidad de agilizar el monitoreo de la enfermedad, permitieron hallar numerosos casos de COVID. Se realizaron 5771 hisopados con la finalidad de controlar y monitorear la enfermedad a partir de la cadena de contagios.[5] Este mecanismo de “salir a buscar” casos constituye la estrategia epidemiológica recomendada por la OMS para reducir la propagación del virus.
Figura 6. Confirmados, recuperados y fallecidos por Covid 19, PGP (situación al 2 de agosto)
La característica que tiene hasta el momento el aumento de casos es la presencia de importantes focos de contagios -cuantitativamente hablando- en general asociado a instituciones de salud, especialmente hogares geriátricos y personal de salud. Es decir, en General Pueyrredon está muy marcada la incidencia de la enfermedad y, especialmente los casos más graves, en personas mayores de 65 años, muchas de ellas con comorbilidades.
No solo la edad y las comorbilidades son generadoras de mayor vulnerabilidad, sino que el bienestar de la población también es un marcador de sumo interés. En el Partido y, especialmente dentro de la ciudad de Mar del Plata coexisten grupos sociales diversos, con niveles de bienestar dispares y con brechas importantes que se marcan en el territorio y que a su vez actúan como condicionantes en el logro de mejoras en las situaciones de calidad de vida. Dónde está cada grupo, o en otras palabras su localización territorial, incide en el acceso a la salud, al empleo, al sistema educativo a la vivienda. Pone en jaque a las personas en el día a día para afrontar sus necesidades. Esta situación crítica finalmente nos muestra, como en el cuento, que el rey estaba desnudo, que no hubo políticas capaces de atacar este frente y proponer la construcción de territorios más justos. La ciudadanía, sin embargo, no se ha quedado esperando de brazos cruzados. Frente al avance de la pandemia es central referir a las acciones territoriales directas que han puesto en vinculación a los vecinos de diversos barrios de la ciudad, ONGs, grupos solidarios, Instituciones diversas (centros de salud, educación, religiosos) y el municipio local. Ante el ASPO referentes de 33 barrios marplatenses del municipio de General Pueyrredon (MGP) crearon en abril de 2020 los Comités Barriales de Emergencia (CBE)[6]. Tal como los CBE expresan en su sitio de Facebook “Luego de casi dos meses de trabajo los Comités Barriales de Emergencia se han constituido un instrumento fundamental en la planificación y la puesta en marcha de acciones tendientes a abordar las distintas problemáticas que se desataron en torno al impacto del desarrollo de la pandemia. Esta articulación comunitaria se puso al hombro la resolución de uno de los problemas más sensibles y urgentes: el alimentario. Una red solidaria de comedores, merenderos y cocinas populares garantizan la comida diaria a miles de marplatenses y batanenses”. (https://www.facebook.com/Comit%C3%A9s-Barriales-de-Emergencia).
Los CBE representan en líneas generales a los recortes territoriales vulnerados y vulnerables respecto de su calidad de vida. En la figura 7 quedan transparentadas las desigualdades reinantes en el territorio local.
Figura 7. Índice de calidad de vida, Mar del Plata 2010 y CBE (2020)
Identificador CBE
Barrios
1
Virgen de Luján – Barrio Feliz – Ameghino
2
Libertad
3
Malvinas Argentinas
4
9 de Julio – López de Gomara – San Cayetano
5
La Herradura – Hipódromo – San Jorge
6
Jorge Newbery – Belisario Roldán – Cnel. Dorrego
7
Las Américas – Regional – Don Emilio
8
Autódromo – Belgrano – José Hernández
9
Don Bosco – B. Rivadavia – Los Andes – Santa Mónica – Estación Norte
10
Pueyrredon – Fortunato de la Plaza – Villa Evita
11
Bosque Grande-San Antonio-Santa Rita-Dos Marías
12
Las Heras
13
El Martillo
14
Estación Chapadmalal
15
Parque Hermoso – Valle Hermoso
16
Parque Independencia
17
Batán
18
El Boquerón
19
Florencio Sánchez – Cerrito – San Salvador – Don Diego
20
Antártida Argentina-Monte Terrabusi-Santa Rosa del Mar-Quebradas
21
San Martín-Cerrito Sur-Juramento
22
Nuevo Golf
23
Puerto
24
Acantilados – Serena – San Jacinto – Faro Norte – Alfar
25
Corredor 2 – Estación Camet, El Casal, 2 de Abril
26
Parque Camet
27
Las Dalias
28
Félix U. Camet
29
Aeroparque
30
Alto Camet
31
Centenario
32
Parque Palermo
El mapa denota un núcleo central consolidado en Mar del Plata con niveles medios de calidad de vida, una zona lindante extendida hacia el norte y el sur con valores altos, y condiciones bajas y deficitarias especialmente hacia el interior y las zonas de borde del ejido urbano oeste y sur.
El área periférica se asocia con menores condiciones de calidad de vida y con la presencia de mayores carencias en cuanto a la vivienda, la educación, la actividad económica y el saneamiento, que son las dimensiones estudiadas a través de esta medida síntesis[7]. Estas áreas son de más reciente poblamiento que las zonas centrales, y en muchos casos registran privaciones ligadas a la construcción de las viviendas e irregularidades en su régimen de tenencia, situación que repercute negativamente en la adecuada cobertura de ciertos servicios básicos. Se suman limitaciones en el acceso a la instrucción y a casos de inserción laboral precaria.
Es desde allí desde donde se tejen las redes de acciones directas que contribuyen para sobrellevar el ASPO, devenido en los últimos días en distanciamiento social obligatorio. Medida de efectividad innegable para algunos, discutible e insostenible para otros, pero que pone en evidencia lo desgarrador de las desigualdades e injusticias territoriales prexistentes. Y también contribuye a densificarlas, dejando como manifestación una concreta territorialización del virus en distintas escalas, desde el cuerpo hacia la del hogar, el barrio, la ciudad y el globo.
Los focos de COVID expresan en el territorio la distribución de vulnerabilidades asociadas con la edad y con la participación en el mercado de trabajo (figura 8). Así, se visibiliza la exposición de los trabajadores de la salud, quienes se encuentran entre los principales afectados por la enfermedad. En tal sentido, interesa marcar el triste protagonismo del personal y residentes de instituciones especialmente dedicadas a la población de tercera y cuarta edad o jubilados/ pensionados en general, es decir, justamente la que comprende a los grupos que mayor cuidado deben tener de entrar en contacto con el virus. Otro grupo vulnerado es el de trabajadores del Puerto, especialmente los de plantas de procesamiento, quienes suman a sus condiciones precarias e irregulares de labor el contagio del COVID, que por supuesto ha trascendido al personal, alcanzando a su grupo familiar o contactos estrechos, poniendo en duda a su vez el cumplimiento estricto de lo normado por el ASPO. También se han registrado casos en los efectivos de seguridad, quienes al estar encargados de controles y retenes, se ven expuestos al contagio.
Entonces, trabajadores precarizados, personal esencial y miembros de la iglesia católica enfocados en el trabajo para grupos con escaso bienestar (parroquia, comedor, hogar para personas en situación de calle) junto con adultos mayores serían hasta el momento los grupos más afectados, transmitiendo luego el virus a contactos estrechos de estos grupos sociales.
Los focos más numerosos, a la fecha, continúan siendo algunos geriátricos, el Sanatorio Houssay y la Clínica del Mar. Se van sumando en el día a día nuevos puntos al territorio de todos, mostrando que la única solución de efectividad demostrada, es permanecer en el microterritorio del hogar. El espacio doméstico es para algunos el único resguardo. No para todos, sea porque la vivienda no permite cumplir con las condiciones de higiene adecuadas o porque el peligro de las violencias acecha dentro del hogar. Para otros, en cambio, permanecer en casa no es una alternativa dado que la apertura de actividades económicas conlleva aumento de las movilidades y presencia de personas en tránsito. Permanecer en casa y que ésta sea un verdadero lugar de protección es en estos tiempos un nuevo símbolo de diferenciación social.
Figura 8. Focos de Covid-19 al 10 de agosto de 2020
Evitar la dispersión del virus en las áreas de mayor precariedad aparece como una necesidad latente, de la que aún se habla poco pero que nos parece vital tener en consideración dadas las experiencias conocidas en CABA y el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Imposible concluir…
La pandemia nos desafía y nos invita a reflexionar sobre el rol de la Geografía en el complejo escenario actual. Medios de comunicación, oficinas de estadística y discursos presidenciales y de otros funcionarios utilizan herramientas cartográficas para mostrar los procesos en curso. He allí una veta interesante del quehacer geográfico centrado en el análisis de las enfermedades en general y del COVID-19 en particular, considerando su distribución territorial, difusión y evolución en el tiempo. El territorio es un factor que cristaliza desigualdades en el acceso a la salud porque las posibilidades de resguardarse de esta afección no son las mismas para todas las personas y todos sus territorios. El territorio es multidimensional, es una construcción social e histórica y no podemos obviar los aspectos que convergen en su conformación al tiempo de presentar un análisis. Por tal motivo, poner de relieve las desigualdades existentes, pero también las surgidas en este nuevo escenario global, acompaña nuestra propuesta.
La pandemia nos deja una sola certeza y ésta es por ahora la incertidumbre, por ello no es posible concluir. Confesamos que este trabajo inició su escritura en mayo pasado, cada quince días lo escrito quedaba desactualizado, de allí que nos propusimos el 31 de julio como límite temporal ficticio, sin un hito que así lo defina, sólo por la simple necesidad de hasta ahí poder expresar algunos pareceres, es decir, visibilizar y exponer algunas de las nuevas realidades de nuestro territorio local que en definitiva ha sido la finalidad de este trabajo.
Referencias bibliográficas
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Haesbaert, R. (2013). Del mito de la desterritorialización a la multiteritorialidad. En: Cultura y Representaciones sociales. Año 8. Núm. 15.
Lindon, A. (2006) La casa búnker y la deconstrucción de la ciudad. En: LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos, vol. IV, núm. 2, Centro de Estudios Superiores de México y Centro América San Cristóbal de las Casas, México
Lucero, P., Ares, S., Aveni, S. Mikkelsen, C. y Sabuda, F. (2016) Las brechas en la calidad de vida de la población: Desigualdades socio territoriales en Mar del Plata y el Municipio de General Pueyrredon. En: Lan, D. (comp.) Geografías en Dialogo. Aportes para la reflexión. IV Jornadas Nacionales de Investigación en Geografía Argentina. X Jornadas de Investigación y Extensión del Centro de Investigaciones Geográficas. Centro de Investigaciones Geográficas. Facultad de Ciencias Humanas.
Ramírez, L. (2020). “Evolución, distribución y difusión del COVID-19 en Argentina: primer mes (03/03/2020 – 02/04/2020)”. En: Revista POSICIÓN 2020. N°3. Dossier: Análisis geográfico del COVID-19. Luján- INIGEO. www.posicionrevista.wixsite.com/inigeo Consulta Abril 2020
Sack, R. (1986) Human territoriality. Its theory and history. Cambridge: Cambridge University Press
Santos, M (2000) El territorio: un agregado de espacios banales. Boletín de estudios geográficos N°96 AÑO 2000 pp 87-96
Silveira, M. L. (2007) Los territorios corporativos de la globalización. En: Geograficando, 3(3). www. fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3665/pr.3665.pdf
[1] Las zonas decretadas de circulación comunitaria por el Ministerio de Salud son: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Área Metropolitana de la provincia de Buenos Aires (Regiones Sanitarias V, VI, VII y los municipios de municipios: Berisso, Brandsen, Cañuelas, Ensenada, La Plata, Presidente Perón, San Vicente y La Matanza. También en Córdoba capital, en Chaco (Resistencia, Barranqueras, Fontana y Puerto Vilelas), en Jujuy (Manuel Belgrano, Ledesma, El Carmen y San Pedro), en La Pampa (Santa Rosa, Catriló y Macachin), en Mendoza (Área metropolitana, es decir Guaymallén, Maipú, Godoy Cruz, Lujan de Cuyo, Capital), en Neuquén (Ciudad de Neuquén, Plottier y Centenario), en Río Negro (Bariloche, Cipoletti y General Roca) y en Santa Fe (Rosario y Gran Rosario). Fuente: https://www.argentina.gob.ar/
[7] Sobre los detalles metodológicos vinculados a las dimensiones e indicadores empleados se recomienda revisar Lucero, P., Ares, S., Aveni, S. Mikkelsen, C. y Sabuda, F. (2016) “Las brechas en la calidad de vida de la población: Desigualdades socio territoriales en Mar del Plata y el Municipio de General Pueyrredon”. En: Lan, D. (comp.) Geografías en Diálogo. Aportes para la reflexión. IV Jornadas Nacionales de Investigación en Geografía Argentina. X Jornadas de Investigación y Extensión del Centro de Investigaciones Geográficas. Centro de Investigaciones Geográficas. Facultad de Ciencias Humanas.
INHUS, UNMDP-CONICET, CEHis, Fac. de Humanidades, CIC.
Patricia Lucero,Sofía Ares, Claudia Mikkelsen
INHUS, UNMDP-CONICET, GESPYT, Fac. de Humanidades [1]
Si entendemos que la acción colectiva es un acto relacional con sentido, deliberado y reflexivo, que trasciende la esfera privada de los actores para inscribirse en el espacio público buscando constituir una diferenciación entre un nosotros que los identifica y un otro externo que aparece como una alteridad no siempre conflictiva,[2] no hay dudas en cuanto a que la experiencia de los Comités Barriales de Emergencia (CBE) del Partido de General Pueyrredón, autogestados ante el desafío del COVID19 y del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), se inscribe en ese marco. Una lectura atenta de las redes sociales de los CBE da fundamento a esa afirmación y permite desplegarla para empezar a reconstruir la historia de estos actores colectivos a partir de su propio discurso público.[3] Es posible pensar esa historia en términos de autorrepresentación de un colectivo que no obstante su existencia reciente, hunde sus raíces en el largo plazo. Al igual que en otras experiencias que emergieron muy poco antes y de otras que parecen replicarla y expandirla, la pandemia sacó a la luz con gran intensidad los problemas preexistentes de los barrios de Mar del Plata y Batán y ofreció la oportunidad de articular un conjunto de asociaciones y movimientos sociales que desde tiempo atrás actuaban en el municipio.[4] Hoy, en esta ciudad con fuerte tradición vecinalista, su trabajo en común se despliega en lo cotidiano y oscila entre la atención a demandas concretas y la construcción de lazos de solidaridad extensos, que los trascienden y le dan sentido público.
Qué son y dónde se ubican los CBE
Los CBE se presentan como dispositivos de articulación comunitaria que trabajan para fortalecer una red de asistencia social robusta que ya se encontraba extendida en los barrios del Partido de General Pueyrredón -Mar del Plata y Batán- al desatarse la pandemia. El primer CBE nació a fines de marzo, a mediados de abril eran 30 y en la actualidad suman 33, lo que muestra la celeridad con que actuaron instituciones y organizaciones diversas para atender los requerimientos inmediatos de la pandemia y el ASPO, con alto grado de solidaridad y unidad. Como los propios actores comunicaron, su formación fue impulsada por iglesias, clubes, organizaciones políticas, sociedades de fomento, centros y salas de salud, dispositivos estatales de contención y comedores, algunos de los cuales se abrieron a instancias de los comités, que se integraron ante las dificultades asociadas al ASPO para ofrecer soluciones, en especial a quienes “viven el día a día o no tienen condiciones básicas para garantizar la cuarentena”. Se perciben como una herramienta de construcción transversal, dotada de una gran diversidad institucional, política e ideológica, puesta al servicio del cuidado de la vida amenazada en los barrios. Integran, coordinan y actúan en relación permanente con los comedores escolares y comunitarios, las cocinas populares, los merenderos, los programas de asistencia alimentaria para adultos mayores extendidos por el territorio municipal.
Cada comité integra referentes de entre uno y cinco barrios entre aquellos del municipio que registran mayores necesidades. La participación es voluntaria y la decisión emana “de la reflexión colectiva de cada una de las organizaciones o instituciones que la componen”. Es decir, la presencia de movimientos populares, instituciones escolares, sanitarias, sociales, deportivas y eclesiásticas es decidida dentro de las organizaciones participantes, de manera deliberativa y reflexiva.
La mayoría se ubica en espacios no céntricos. Están integrados en cuatro zonas -Oeste, Sur-Oeste, Sur y Norte-, cada una de las cuales fue definida a partir de la logística de distribución de alimentos.
Identificador CBE
Barrios
1
Virgen de Luján – Barrio Feliz – Ameghino
2
Libertad
3
Malvinas Argentinas
4
9 de Julio – López de Gomara – San Cayetano
5
La Herradura – Hipódromo – San Jorge
6
Jorge Newbery – Belisario Roldán – Cnel. Dorrego
7
Las Américas – Regional – Don Emilio
8
Autódromo – Belgrano – José Hernández
9
Don Bosco – B. Rivadavia – Los Andes – Santa Mónica – Estación Norte
10
Pueyrredon – Fortunato de la Plaza – Villa Evita
11
Bosque Grande-San Antonio-Santa Rita-Dos Marías
12
Las Heras
13
El Martillo
14
Estación Chapadmalal
15
Parque Hermoso – Valle Hermoso
16
Parque Independencia
17
Batán
18
El Boquerón
19
Florencio Sánchez – Cerrito – San Salvador – Don Diego
20
Antártida Argentina-Monte Terrabusi-Santa Rosa del Mar-Quebradas
21
San Martín-Cerrito Sur-Juramento
22
Nuevo Golf
23
Puerto
24
Acantilados – Serena – San Jacinto – Faro Norte – Alfar
25
Corredor 2 – Estación Camet, El Casal, 2 de Abril
26
Parque Camet
27
Las Dalias
28
Félix U. Camet
29
Aeroparque
30
Alto Camet
31
Centenario
32
Parque Palermo
Problemas detectados y redes de resolución
Estos espacios de encuentro y articulación sacaron a la luz un conjunto de alertas, problemas de larga data identificados por los propios colectivos barriales, que la pandemia puso en evidencia con total nitidez. Los CBE trabajan -principal pero no únicamente- sobre esas alertas para garantizar que sea posible sostener el aislamiento y el tránsito por sus distintas fases en los sectores vulnerables. La alerta primordial es la alimentaria porque, afirman con certeza, sin comida no hay salud y es indispensable “Resolver lo alimentario para concentrarnos en lo sanitario”; de allí que una de las principales acciones sea la distribución de alimentos frescos y secos. Otras alertas son el monitoreo de precios, por el cual se intenta evitar y denunciar abusos; la violencia familiar y de género, que en situaciones de aislamiento pueden incrementarse, tanto más si se suman condiciones de hacinamiento; la violencia institucional, a fin de evitar que las fuerzas de seguridad incurran en prácticas violentas. Por último, la alerta sanitaria, que está en la base de todo el dispositivo, a la que más adelante nos referiremos en particular.
Esas alertas, nacidas de necesidades concretas, son presentadas en términos de derechos de los vecinos. En efecto, los CBE entienden que es preciso atenderlas y ofrecer soluciones para que sea posible transitar la situación de aislamiento decidida a causa de la pandemia y la distensión paulatina dentro de los marcos constitucionales. A tal fin, nutridos por la red de actores sociales preexistentes, establecieron o reforzaron vínculos con un conjunto de instituciones entre las que destacan las del Estado, en sus tres niveles.
El principal actor interpelado es el Estado municipal, con información precisa, relevada y procesada con rigurosidad metodológica: conocen la localización de los comedores y merenderos, las necesidades del territorio, por sólo mencionar dos saberes autogenerados. Ante el municipio, en encuentros sostenidos en un comienzo cada 48 hs que, a medida que se aceitó la articulación, se espaciaron a dos por semana, los CBE se presentan como un nosotros, como herramienta de articulación con el territorio, de actuación sostenida en el tiempo, eficaz para ocupar un vacío de la política, diciendo cómo se puede llegar al territorio con conocimiento de dónde están las necesidades y cómo coordinar medidas de gobierno que tengan impacto en los barrios. No hablan de reemplazar al Estado, al cual le reconocen -y, en cierto sentido, reclaman- su presencia cubriendo funciones indelegables. En el mismo sentido, elevaron demandas a Obras Sanitarias Sociedad de Estado (OSSE) acerca del aprovisionamiento de agua en sectores de la ciudad donde el derecho al agua se encuentra vulnerado. En sucesivas reuniones mantenidas con autoridades municipales, provinciales y nacionales, los CBE perciben que son reconocidos por estos interlocutores como un instrumento central para evaluar, planificar y ejecutar políticas de asistencia alimentaria y social en el PGP. En esa tarea apelan a una red de instituciones con la que mantienen una vinculación constante: la Zona Sanitaria VIII; la Universidad Nacional de Mar del Plata, a través de sus grupos de extensión e investigación, especialmente de la Escuela de Medicina y de la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social; el Observatorio de la Ciudad de la Universidad FASTA, que realizó encuestas y colaboró en procesar información sensible a partir del trabajo realizado. En la base de los informes que elevan y las acciones conjuntas realizadas, se encuentran los saberes populares que sistematizaron los CBE, partiendo de una premisa: “nadie conoce el barrio como las organizaciones e instituciones que trabajan todos los días con los vecinos y vecinas”.
Propuestas y acciones en red
El diagnóstico de las demandas/derechos de los vecinos permite poner en marcha actividades y proponer soluciones. Diariamente los CBE trabajan para mejorar la calidad de la información, con el apoyo de las universidades, y llevan a cabo acciones concretas, de las cuales focalizaremos en las que contemplan dos alertas: la alimentaria y la sanitaria.
– Alerta alimentaria:
A mediados de septiembre de 2019 el municipio declaró la emergencia alimentaria por un año.[5] Esa condición fue agravada por la pandemia y las políticas de aislamiento que impactaron en los niveles de empleo formal e informal. Siguiendo las redes sociales de los CBE, se observa que el primer relevamiento de necesidades alimentarias fue entregado por ellos a las autoridades municipales el 17 de abril, a pocos días de haberse puesto en marcha la logística de distribución de alimentos por zonas. Esta planificación calculaba la cantidad de raciones necesarias para hacer frente a la demanda -que, vale decir, no cesó de incrementarse- y a la calidad nutricional de las viandas para elevar el sistema inmunológico de la población, especialmente infantil. Acompañaron el informe de una solicitud de previsibilidad de los recursos, para poder planificar y actuar con rapidez. El segundo relevamiento fue elevado el 11 de junio, en el marco de la Mesa Social de Emergencia.[6] Las respuestas del municipio están por debajo de la cobertura diaria de alimentación que precisan los vecinos. No obstante, la entrega de alimentos es continua, aunque se registran incrementos y retrocesos en cantidad y calidad, en especial de alimentos frescos.[7] Ante esas carencias los CBE siguen dos vías: el diálogo con las autoridades municipales y la visualización pública de la problemática.
Los CBE canalizan partidas extraordinarias estatales y donaciones privadas de diverso origen -entre otras, de cooperativas de productores (de verduras, de productos lácteos), de empresarios locales (carne de cerdo y verduras), de la fundación de la UNMDP (alimentos secos, productos de limpieza e higiene). Pero también reciben directamente, en sus redes sociales, ofrecimientos de alimentos y de ayuda. Asimismo, relevan la implementación del IFE y el incremento de las partidas provinciales al Servicio Alimentario Escolar. Realizan el seguimiento de las donaciones y ayudas que llegan al municipio, llevaron a cabo gestiones para que las tarjetas alimentarias llegaran a sus beneficiarios, acompañaron la puesta en marcha de ferias a cielo abierto.
– Alerta Sanitaria:
Al iniciar su trabajo en tiempos de pandemia, los CBE impulsaron la vacunación de los y las trabajadores/as que realizaban tareas comunitarias, la participación de un/a responsable sanitario de cada CBE para realizar una capacitación a cargo de la Secretaría de Salud Municipal y la UNMDP para favorecer la detección temprana de personas con sintomatología respiratoria. También en este aspecto solicitaron que el Municipio arbitrase todas las medidas necesarias relacionadas con la detección, el aislamiento y los cuidados a los posibles infectados y personas de su entorno.
Luego, la propuesta realizada por los CBE para conformar una Red de Promotores Barriales de Salud (PBS) fue avalada en el marco de la Mesa Social de Mar del Plata y Batán, en cuyo interior funciona la Mesa de Salud, conformada por las autoridades sanitarias de los tres niveles de gobierno, miembros de la UNMDP, concejales y los CBE. La iniciativa fue enriquecida y rediseñada por profesionales de la Escuela Superior de Medicina, la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social, la Zona Sanitaria VIII, la Secretaría de Salud Municipal y el Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Oscar E. Alende” y el Hospital Interzonal Especializado Materno Infantil “Don Victorio Tetamanti”. Del trabajo conjunto nació el Plan CuiDARnos, cuyos principales objetivos son “alertar a la sociedad sobre la necesidad de mantener cuidados personales y comunitarios para evitar la propagación del virus; reforzar las recomendaciones establecidas por las autoridades sanitarias para que los vecinos y vecinas actúen sin miedo pero con responsabilidad; detectar de forma temprana personas con sintomatología respiratoria; identificar a las personas que por su edad o situación de salud se encuentran entre los grupos de riesgo para COVID-19, en especial aquellas que no cuentan con una red de apoyo familiar o comunitaria.”[8]
Para los CBE esta experiencia constituye una estrategia de salud colectiva que, lejos de suplantar la responsabilidad intransferible del Estado en la materia, “busca empoderar a la población para que tome la salud en sus manos” y se comprometa con ella. La acción fue paulatina. En una primera etapa fueron electos y capacitados los responsables de salud de cada CBE; luego, los profesionales que intervienen en el Plan, capacitaron a Promotorxs Barriales de Salud (PBS), que integraron una red con sede en el ámbito de los CBE. Son éstos los que asignan a los promotorxs, una zona del barrio y organizan su trabajo. Antes de la ejecución del CuiDARnos, los vecinos fueron informados sobre la implementación del plan en cuanto a que los PBS no deben ingresar a los domicilios, llevan una pechera blanca del programa y una identificación con nombre y apellido. El 22 de junio los PBS comenzaron a recorrer paulatinamente los barrios de cada zona del MGP. Los promotores compartieron información preventiva con los vecinos y recopilaron datos para la planificación sanitaria, aclarando a los encuestados que sus respuestas son voluntarias y que los datos proporcionados son confidenciales y de insumo para la planificación sanitaria. La información que permite actuar de forma temprana con los sintomáticos respiratorios detectados es puesta a disposición de la Secretaría de Salud. La que brinda conocimiento de familias sin redes de contención ni asistencia alimentaria constituye insumos para el trabajo de cada CBE. Finalmente, aquella que contribuye a identificar grupos de riesgo para COVID 19 para acciones promopreventivas en momentos en que no existe circulación viral y como insumo para la toma de decisiones si surgiera un brote, es sistematizada por agentes de la UNMDP. [9]
A modo de conclusión
A la luz de su propio discurso, los CBE se constituyeron como un actor colectivo organizado en el Municipio de General Pueyrredón para expresar las necesidades de los sectores más vulnerables de la población, ya existentes pero agudizadas en el contexto de la crisis desatada por la pandemia COVID 19. En ese sentido, la emergencia sanitaria y sus consecuencias fueron el disparador para articular solidariamente una trama preexistente y robusta de organizaciones, asociaciones e instituciones ya instaladas en el municipio. Se autorrepresentan como una creación popular, original e innovadora, producto de la inteligencia colectiva y del compromiso social, nacida del propio territorio. Se identifican como actores sociales y políticos con capacidad de agencia a la hora de planificar y poner en marcha acciones tendientes a abordar distintas problemáticas para satisfacer las necesidades de los vecinos. Se expanden públicamente en relación con distintos actores – políticos, sociales, educativos, sanitarios, entre otros- a través de prácticas de interpelación y colaboración, para formar parte de una red pública, más amplia, en la que intervienen actores institucionalizados (municipalidad, universidades, servicios de salud de la provincia), o informales, de contornos menos nítidos (obreros navales que diseñaron una cocina económica para mejorar la infraestructura de los comedores comunitarios, vecinos que realizan donaciones). Apelan a la conciencia y el compromiso de los vecinos directamente afectados, a los que proponen empoderar a raíz de sus propios cuidados, y, a través de su discurso público, al conjunto de la sociedad.
En esta coyuntura, se infiere que desde ese “nosotros los CBE”, los protagonistas desplazaron las formas de lucha de la protesta y la movilización frente a un “otro gobierno del Estado”, con el que habitualmente antagonizan, hacia prácticas tales como el diálogo y la negociación que el contexto crítico impulsa. LOS CBE exhiben con orgullo un trabajo comunitario potente y muy eficiente que llega “hasta el último rincón” para atender a las familias que necesitan ayuda, organizar la logística alimentaria y de salud pública, recopilar información para contribuir a adoptar políticas públicas, mediante un dispositivo rápido, justo, solidario y transparente. Pero ni las prácticas consensuales ni la construcción colectiva les impide expresar que el Estado debe estar presente, debe continuar cubriendo sus funciones indelegables y sus obligaciones esenciales para resolver situaciones derivadas de negociaciones rotas que generan injusticias, puestas en flagrante evidencia por la crisis que gira en torno al COVID 19.
El desencadenamiento de numerosos contagios en lo que va del mes de julio reinstala la importancia de dar continuidad a este esfuerzo cooperativo de los CBE. ¿Y a futuro, ante los desafíos de la pospandemia? ¿Cuál será el destino de estos dispositivos de planificación y ejecución de gran eficacia? ¿Los CBE, llegaron para quedarse? Tomemos un ejemplo. Recientemente abrieron un frente complementario a la emergencia sanitaria. Preocupados por la falta o la deficiencia de los servicios esenciales en los barrios (entre otras, relacionadas con la red de agua potable, el transporte público, la recolección de residuos, el alumbrado, los anegamientos e inundaciones), propusieron realizar un censo urbano para construir un Plan Estratégico Barrial a partir de los saberes populares, que podría derivar en soluciones concretas. Como se puede apreciar, el abanico de actividades de los CBE se expande. Piensan y actúan en lo urgente pero también diseñan estrategias a largo plazo. De allí que se presenten como una solución para un desarrollo inclusivo. Es por eso que desde la coordinación de los CBE se intenta obtener un reconocimiento específico de las instancias estatales, lo que significaría un paso adelante en sentido de territorializar la política social.
[1] Esta comunicación es un avance inicial del proyecto “Monitoreo y seguimiento de las estrategias para minimizar la circulación del COVID 19 en el Partido de General Pueyrredon”, radicado en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS), UNMDP -CONICET, aprobado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la República Argentina. Las autoras se desempeñan además en el Centro de Estudios Históricos (CEHis) y en el Grupo de Estudios sobre Población y Trabajo (GESPYT) de la Facultad de Humanidades de la UNMDP.
[2] Mónica Gordillo et al, “La dinámica de la protesta durante la reconstrucción democrática. Córdoba dentro del escenario nacional”, en Marcela Ferrari y Mónica Gordillo (comps.), La reconstrucción democrática en clave provincial. Rosario, Prohistoria, 2015, p. 123.
[3] Este artículo tiene como fuente principal el Facebook de los CBE, entre el momento de su creación, 6 de abril, y el domingo 12 de julio.
[6] El municipio conformó una Mesa Social con el objetivo de atender “las necesidades de los sectores más vulnerables” que puedan surgir como consecuencia de la pandemia del coronavirus en el Partido de General Pueyrredón. Integran dicho espacio funcionarios del gabinete de Guillermo Montenegro, concejales, representantes de la Universidad Nacional de Mar del Plata, FASTA, Pami, Desarrollo Social de Provincia y Nación, Anses, la Iglesia Católica, Evangélica, SUIM, CTA y CGT. Carlos Walker, “Ya comenzó a funcionar el primer comité barrial de crisis en la zona sur”, en El Marplatense, 4/4/2020. https://bit.ly/3h8KOwy
[7] En la semana del 20 al 26 de abril se distribuyeron 3900 kg de alimentos frescos aportados por el MGP, lo que representó un incremento significativo con respecto a los 1100 kg percibidos la semana anterior, pero que seguían por debajo de las necesidades de la población.
[8] Cabe destacar las diferencias del Plan CuiDARnos con el Plan Detectar, que supone la toma de hisopados en distritos de circulación comunitaria del virus, situación epidemiológica que hasta la elaboración de este artículo no se había dado en General Pueyrredón.
[9] Específicamente, a través del proyecto dirigido por Andrea Perinetti (Escuela Superior de Medicina, UNMDP), “Universidad y municipios: modelaje estadístico de escenarios y acciones promopreventivas en el territorio para localidades con menos de 500.000 habitantes o bajo número de casos” (MINCYT, 2020).
Probablemente, al recordar el año 2020, sus principales fotografías sean la pandemia y la cuarentena para combatirla, pero también los efectos económicos que su paso dejó a nivel nacional y regional. En Junio del 2020, a tres meses de la aparición del primer caso, teniendo en cuenta el dinamismo constante de los efectos producidos por el SARS-CoV-2 y su desarrollo latente, la provincia bonaerense y la Capital Federal concentran la mayor cantidad de COVID-19. Esta situación aletarga el regreso al dinamismo económico habitual, mientras otras provincias como Mendoza o ciertas localidades del escenario bonaerense han puesto en marcha paulatinamente las poleas económicas.[1] En ese escenario, el interior de la provincia tiene comportamientos dispares, entre los cuales sobresale Mar del Plata: ciudad turística, agraria y portuaria ubicada en el sudeste bonaerense con una población cercana a los 700.000 habitantes, y con la particularidad que, ya en los mismos meses del año anterior presentaba -según datos del Indec- el 29.5% de la población, es decir 187.913 personas, por debajo de la línea de pobreza y un 6.3% -39.944 personas– en la indigencia.[2]
El presente trabajo se trata de una primera aproximación exploratoria, que se sirve de los datos abiertos que se publican en los portales municipales y otras instituciones de gobierno. Asimismo, el artículo recoge datos publicados por otros observatorios públicos y consultoras privadas y procura elaborar un estado de situación local, puestos en diálogo con otras dos localidades de la Provincia de Buenos Aires, de características demográficas y socioeconómicas similares: La Plata y Bahía Blanca.
Hasta el mes de junio, el 96,2% de la población argentina había aprobado el aislamiento social preventivo y obligatorio como medida para evitar el contagio de coronavirus, pese a que el 59% de los hogares percibe menos ingresos y en el 31% se ha dejado de comprar algún alimento por carecer de dinero, situación que se agudiza en villas y asentamientos donde las privaciones nutricionales afectan a 5 de cada 10 hogares, según un relevamiento presentado por UNICEF.[3]
En ese sentido, sostiene el mismo informe, “los hogares más pobres son los que más sufren el impacto socio económico de la pandemia, en múltiples dimensiones, a su vez que los efectos secundarios del COVID-19, como la pérdida de ingresos, la inseguridad alimentaria, la falta de acceso a internet y computadoras para continuar con la educación a distancia, afectan a los chicos y las chicas más vulnerables, que son las víctimas ocultas del coronavirus”.[4]
En los cuatro primeros meses de pandemia, Mar del Plata ha presentado una cantidad relativamente baja de casos confirmados comparados con la ciudad de La Plata (713.947 hab.) y Bahía Blanca (301.572 hab.), teniendo en cuenta que en conjunto son las urbes del interior de la provincia de Bs. As. con mayor cantidad de habitantes.
Fuente: Elaboración propia en base a los sitios municipales oficiales.[5]
Sin embargo, utilizando los mismos parámetros, la ciudad de Mar del Plata muestra un indice de letalidad (cantidad de fallecimientos sobre cantidad de contagios por SARS-CoV-2) de 8,51, lo que dista mucho de ser pensada como un aparente oasis urbano.
Fuente: Elaboración propia en base a los sitios municipales oficiales.[6]
Si bien hasta el 30 de junio el ámbito municipal presenta una cantidad relativamente baja de casos confirmados, el indice de mortalidad se acerca a 10, mientras que “la cartera sanitaria informó que la cantidad de fallecimientos hasta ahora en el país generan una tasa de letalidad total del 2,2 con respecto de los casos confirmados y una tasa de mortalidad general de 24,6%, por cada millón de habitantes.”[7] Entre sus factores más preocupantes, se encuentra no sólo el nivel elevado de población con más de 60 años sobre la población total (21,4% frente al 18,8% de Bahía Blanca y el 16,4% de La Plata)[8], sino también un porcentaje probablemente escaso de testeo por COVID-19 sobre la población total.
Más allá de estas particularidades epidemiológicas, la pandemia provoca otros males, y el plano económico es probablemente uno de los más afectados. Si bien el Municipio de General Pueyrredón ha sido relativamente exitoso en su política preventiva, lo cierto es que en el plano económico (por cierto, ya debilitado en el período previo a la cuarentena) tiene la misma o más profunda caída que otros lugares del país. ¿Eso ocurre porque las ciudades más grandes se verán necesariamente más afectadas? ¿Por la importancia del sector de servicios en la ciudad? ¿Por la prevención extra que implica su pirámide poblacional envejecida? Estos son algunos de los interrogantes que se pretenden poner en tensión, al mismo tiempo que se invita al lector a formular sus propias consideraciones.
Este trabajo muestra el impacto del COVID-19 en el Partido de General Pueyrredón en los primeros cuatro meses, de allí que sólo sea una fotografía que seguramente se modificará conforme avance el tiempo, pero que es necesaria para aproximarse a los efectos de la pandemia y poder analizar más adelante la pos pandemia y las secuelas producidas.
Mar del Plata, ciudad cabecera del Partido de General Pueyrredón, es el balneario más importante de Argentina; la segunda ciudad de la provincia de Buenos Aires y la séptima del país. El turismo, la pesca y la industria alimenticia son las actividades económicas más importantes. La ciudad consta del principal puerto de desembarco pesquero de Argentina. El cordón frutihortícola local abastece gran parte del año a todo el país. La industria manufacturera ha avanzado en el desarrollo de importantes eslabonamientos entre las ramas textil, pesquera, alimenticia, naval, química y metalmecánica.
La ciudad muestra dos características a priori particulares dentro de la Provincia de Buenos Aires, en el contexto de la coyuntura pandémica: por un lado, no presenta una gran cantidad de casos confirmados (47 acumulados al 30 de Junio) y su curva no ha tenido un crecimiento exponencial fuerte; por el otro, es la ciudad con mayor desempleo de la Argentina con un 11,8% (aproximadamente 175.000 personas) en relación al 8,9% de promedio nacional, según cifras del INDEC.[9]
Fuente: Elaboración propia en base a datos suministrados por el Municipio de Gral. Pueyrredón.[10]
Desde el punto de vista económico, el desempleo, la pobreza y el cierre de empresas encabezan el listado de preocupaciones de los marplatenses consultados respecto del impacto del coronavirus a nivel local, según una encuesta realizada por la “Red Mar del Plata Entre Todos”, en base a un muestreo de 5832 casos.[11] Estas preocupaciones se encuentran por sobre las problemáticas ligadas a la salud o a la vinculación social.
El relevamiento fue realizado entre el 4 y el 8 de mayo, previo a la implementación de la prueba piloto para la reapertura de comercios minoristas en Mar del Plata, y contemplando una situación epidemiológica muy favorable en la ciudad, con el alta de la única persona en tratamiento por COVID-19 al momento del cierre de la encuesta.
En cuanto a los aspectos positivos, los marplatenses consideran, mayoritariamente, que la crisis dejaría un mayor cuidado respecto de la higiene y una mayor valoración de los vínculos sociales, así como también un incremento en la conciencia del cuidado del medio ambiente, un avance respecto del espíritu solidario y la unidad como comunidad.
En referencia al impacto económico del coronavirus, las expectativas se tornan más pesimistas cuando el foco se centra en la ciudad: un 97% de los encuestados cree que la economía de Mar del Plata se verá entre bastante y muy afectada. Esta impresión se incrementaba conforme se agravaba la percepción de la situación personal: un 52% de quienes reconocen poder afrontar esta crisis sin impacto en su economía familiar cree que en Mar del Plata tendrá un alto impacto; y el 76% de los que creen que su economía estará muy afectada también lo creen respecto de la economía de la ciudad.
Por otra parte, de acuerdo con el Informe del Observatorio de Dinámica Laboral del Partido de General Pueyrredón, la situación laboral se ve claramente modificada en casi toda la población, con un fuerte impacto negativo en una proporción importante del total. Mientras que el 51% continúa trabajando en distintas modalidades, el 49% restante no trabaja (al menos en su totalidad) como consecuencia de la cuarentena. A su vez, dentro de ese porcentaje un 87,3% presenta las peores situaciones, ya sea por suspensión, cuentapropismo, despido o porque su actividad se ve afectada directa o indirectamente por esta medida. En efecto, poco más de la mitad de la población trabajadora (alrededor de 157.000 personas) ha dejado de percibir ingresos por trabajo o continúa percibiendo pero menos de lo habitual. Por otra parte, poco más de la mitad de las personas que no presentan ingresos en su totalidad solicitó la ayuda estatal conocida como Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y casi un 20% no lo solicitó porque no cumple con los requisitos -lo cual implica que la necesidad de recibir este ingreso adicional abarca a un mayor número de población que aquel que realmente lo recibe. Así pues, “esta reducción del total de ingresos de la economía en el sector privado (empleadores, asalariados y cuentapropistas) tendrá la consecuente reducción en el consumo y, por ende, la cadena de gastos e ingresos se verá seriamente afectada por un tiempo considerablemente mayor al de la duración de la cuarentena.”[12]
Fuente: Informe del Observatorio de Dinámica Laboral del Partido de Gral. Pueyrredón. P. 9.
En este escenario, las expectativas laborales y salariales resultan verdaderamente preocupantes, tomando como datos porcentuales el impacto profundo en el sector privado, con mayor incidencia en empleadores y cuentapropistas. Solamente un 26% considera que la cuarentena no afectará su fuente de trabajo. Sin embargo, “si la población ocupada se redujera un 17% (…) y comenzaran a buscar empleo, la tasa de desocupación se incrementaría del 11,8 al 25%.”[13]
Si se comparan dichas cifras -que a raíz de la crisis por la pandemia han continuado empeorando drásticamente- con el segundo trimestre del año 2018, se obtiene que la desocupación alcanza al 8,2% de la población frente a un promedio nacional de 9,6%. Para el segundo trimestre del 2019, mientras a nivel nacional aumentó un punto (de 9,6 a 10,6%), en Mar del Plata la desocupación ya era del 13,4%, lo que representaba no sólo una fuerte suba a nivel local en comparación al 8,2% que se registró en 2018, sino que además ponía a la ciudad nuevamente en el primer puesto a nivel nacional.[14]
En suma, existe un gran consenso al considerar que el aislamiento obligatorio afectará la economía familiar. Quienes trabajan en el sector privado, en particular cuentapropistas y empleadores, son los que manifiestan las peores expectativas. Sin embargo, la cuarentena implica una de las mayores herramientas para frenar la cadena de contagios a nivel nacional, y la ciudad de Mar del Plata presenta un comportamiento preventivo relativamente exitoso, teniendo en cuenta que se trata de una urbe de más de 500.000 habitantes.
En este delicado equilibrio entre la falsa dicotomía de la prevención sanitaria y el deterioro económico, emergen mayores incógnitas que respuestas ante una situación inédita y crítica en la historia reciente. Salvar la mayor cantidad de vidas posible y garantizar el cuidado de la población debería ser el lema principal del rol estatal con su población, al mismo tiempo que diseñar posibles protocolos o mecanismos de reactivación económica que acompañen el proceso de superación de tal crisis sanitaria.
Lo cierto es que, en clave de rupturas y continuidades, existen opiniones por demás variadas. Los extremos suelen pendular entre la aparición de un mundo totalmente nuevo hasta aquellos que consideran que la pandemia será sólo un recuerdo incómodo en una historia repleta de constantes. Probablemente el papel del Estado y de todos los actores sociales involucrados deba ser repensado, no ya en una vieja discusión fundamentalista de su tamaño apropiado, sino más bien de su accionar y beneficios con la sociedad. La salud y las condiciones económicas como cuestión social en su sentido más amplio, hoy más que nunca, se revela como un derecho y obligación fundamental para cada uno de los ciudadanos, sin distinción socioeconómica alguna. Aquel viejo bastón de Esculapio, una vez más debe ser revalorizado y alzado en el aire como símbolo de resignificar a la salud como derecho social y cuestión fundamentalmente política.
Decreto 297/2020. Aislamiento social preventivo y obligatorio. Poder Ejecutivo de la Nación Argentina. Disponible en: https://www.boletinoficia l.gob.ar/detalleAviso/primera/227042/20200320. Consultado el 29/05/2020.
Informe del Observatorio de Dinámica Laboral del Partido de Gral. Pueyrredón. (Mayo 2020). El impacto del aislamiento obligatorio sobre el trabajo, los ingresos y el cuidado. Nº 2, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Nacional de Mar del Plata. Disponible en: http://nulan.mdp.edu.ar/3327/1/info-odil-may2020.pdf
Mar del Plata entre todos (Mayo 2020). La opinión de los marplatenses frente al COVID-19. Impacto de la pandemia en la realidad local. Encuesta realizada con el aporte de Fawaris.Disponible en: https://mardelplataentretodos.org/documento/67
[1] El Barrio 31, 1-11-14, Villa Azul y Villa Itatí fueron algunos de los espacios que tuvieron mayor preocupación estatal por el crecimiento exponencial de casos detectados y la histórica falta de infraestructura sanitaria y habitacional.
[11] Mar del Plata entre todos (Mayo 2020). “La opinión de los marplatenses frente al COVID-19. Impacto de la pandemia en la realidad local. Encuesta realizada con el aporte de Fawaris. Disponible en: https://mardelplataentretodos.org/documento/67
[12] Informe del Observatorio de Dinámica Laboral del Partido de Gral. Pueyrredón. (Mayo 2020). El impacto del aislamiento obligatorio sobre el trabajo, los ingresos y el cuidado. Nº 2, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Nacional de Mar del Plata. P. 9. Disponible en: http://nulan.mdp.edu.ar/3327/1/info-odil-may2020.pdf
Agustín Nieto y Silvana Ferreyra (CONICET – INHus – CEHis)
En los últimos meses, y con más intensidad en las últimas semanas, el coronavirus se ha vuelto un tema central y recurrente en la vida de lxs argentinxs. La plataforma Twitter se presenta como una caja de resonancia de estas conversaciones aleatorias, un soporte online para opiniones de masas en el que, ante la mirada del público, se forman emociones colectivas y nacen y mueren tendencias (Van Dijck, 2016). No todo pasa en Twitter, pero todo pasa por Twitter. Los trending topics organizan la conversación y colocan temas en la agenda de periodistas, gobiernos y políticxs.
En los últimos años, una de las preguntas que ha orientado las investigaciones sobre los vínculos entre Twitter y Política se concentró en identificar el modo en que las narrativas organizadas en torno al seguimiento de #hashtags pueden ser clasificadas como “conversaciones nacionales”, aquellas donde lxs usuarixs representan una amplia variedad ideológica, o “cámaras de eco”, para referir a los diálogos que se entablan entre lxs partidarixs de las mismas ideas (Barberá, 2015; Aruguete y Calvo, 2020, Gualda Caballero, Borrero y Cañada, 2015). En esta publicación construida al calor de la coyuntura, con todas las potencialidades y limitaciones que esto supone, buscaremos clasificar a partir de estos parámetros la conversación en torno al tópico del COVID-19 en Argentina.
Entre las 00:00 horas del domingo 23 de febrero y las 23:59 horas del martes 31 de marzo de 2020 se emitieron 407.226 tweets que incluía el hashtag #CoronavirusArgentina (o su homónimo #CoronavorusEnArgentina).[1]
A lo largo de los primeros 38 días de vida la performance del hashtag fue, aunque con una tendencia ascendente y cierta regularidad horaria, muy dispar. Su pico se produjo, como se ve en el gráfico, entre los días 15 y 16 de marzo, al calor de los pedidos de cuarentena y suspensión de clases.
El total de usuarixs implicadxs fue de 136.875. Aunque se trata de un promedio de casi tres tweets por usuarix, el escenario es considerablemente más desigual, en especial si prestamos atención a los retweets (en adelante, RT). Veamos la conversación representada como una red, imaginemos que la mayor parte de los puntos que aquí no visualizamos se constelan aislados, en torno a esta red, densamente conectada a partir de los RT.
Red de retweets #CoronavirusArgentina y #CoronavirusenArgentina Nota: Elaborado con Gephi.
Tamaño de los nodos y etiquetas según el grado de entrada, color (Comunidades según Modularity Class); representación (Force Atlas 2).
Estudios previos sugieren que este tipo de tópicos, a los que podríamos catalogar como de interés general, muestran en Twitter escenarios menos polarizados, asociados a conversaciones globales. El gráfico de redes verifica en parte esta tesis, pues aunque se han asignado colores diferentes para detectar comunidades, estas muestran altos niveles de conexión y baja polarización.
En efecto, en los últimos días, el discurso mediático y el gubernamental han apuntado a fortalecer este sentido, al considerar la pandemia una oportunidad para construir #UnidosPorArgentina y pausar la grieta que ha marcado el ritmo de la política argentina en las últimas décadas. Aunque la excepcionalidad del slogan se esfuma cuando una mirada internacional nos permite comparar este proceso con otras experiencias, tales como la española, no cabe duda que se trata de un tema que fortalece las identidades nacionales.
El 30 de marzo, la convocatoria a una protesta para que lxs políticxs bajen sus salarios, agitó a través del hashtag #cacerolazo los fantasmas de la grieta y asoció nuevamente el coronavirus a la polarización política en Twitter. Aunque el «call center de Marcos Peña» o el «ejército de trolls del macrismo» aparecían como los protagonistas de esta nueva escena, consideramos que un análisis en profundidad de la conversación sobre coronavirus durante el mes de marzo nos permitirá visualizar cómo las comunidades políticas antagónicas estaban presentes desde el comienzo de esta conversación.
Nos proponemos dos ejes de trabajo para develar los sentidos ideológicos que aparecen cuando miramos, con otras herramientas, la mantra del coronavirus en Twitter. En primer lugar, analizaremos quienes son lxs usuarixs centrales en esta conversación. En segundo término, trabajaremos con una análisis de co-ocurrencia entre hashtags, citados en el corpus de tweets bajo análisis.
Una conversación despareja
Las conversaciones en Twitter parecen bastante alejadas de la democracia digital que algunxs intelectuales imaginaron con el desarrollo de la web 2.0. En su lugar, un pequeño número de usuarixs monopoliza las discusiones. En la red sobre #CoronavirusArgentina, por ejemplo, los tweets de 104.856 usuarixs no reciben ningún tipo de réplica. En su lugar, unxs pocxs miles de usuarixs son centrales para comprender el flujo de la información.
Si prestamos atención únicamente a la publicación de tweets, el ranking está encabezado por la cuenta @Crxtn_V, que tuitea y retuitea contenido diverso y abundante sobre el tópico ‘coronavirus’ sin posicionamientos claros en torno al gobierno nacional, lo que en apariencia refuerza la hipótesis sobre la transversalidad del diálogo. @Crxtn_V, al igual que una buena parte de las cuentas que integran este ‘top 15’, pueden ser clasificadas como retuiteadoras, condición que se verifica al observar que en el recuento de siguiendo/seguidores, lxs primerxs superan por amplia mayoría a lxs segundxs. La neutralidad no es, sin embargo, una cualidad persistente, ya que existe un sesgo claro hacia los opositores al gobierno.
Top 15 de usuarixs
Usuarixs
N
%
Crxtn_V
1683
30.5
FEF737
514
9.3
PolaquitaLa
334
6.1
la88renegadavi1
323
5.9
DaPepitos07
307
5.6
bigbangnw
286
5.2
LaVegana_online
269
4.9
perfilcom
253
4.6
huguiale
247
4.5
HDA1983
238
4.3
arieltricolores
226
4.1
EleterNautax
226
4.1
Jo767997
211
3.8
mdzol
208
3.8
estegano_grafia
195
3.5
El gráfico que muestra la red de rt en torno a #CoronavirusArgentina, nos muestra otro modo de medir la centralidad, enfocada en aquellxs usuarixs más retuiteadxs. La centralidad relativa de cuentas de servicio como @AlertasTransito y @emergencisAR refuerzan la idea de conversación nacional. Sin embargo, el lugar preeminente de @segregustavo, identificado con ideas ultra-liberales, nos muestra otra perspectiva. Este nodo, el más grande de la red de rt, encabeza una comunidad (coloreada con rosa), claramente opositora al gobierno nacional. Allí se condensa buena parte de los nodos con más rt, algunos son reconocidxs políticxs opositorxs (@marioraulnegri, @gracielaocaña) y otrxs son cuentas anónimas fuertemente antikirchneristas (@SantiCis3010,@fantoche_triple, @LechuzaPlanera). No hay dudas de que esta comunidad es la más relevante de la red si la pensamos en relación a los nodos más influyentes.
Por otro lado, en la comunidad verde, la centralidad corresponde a cuentas de periodismo asociado al arco progresista @C5N o @soyingridbeck, así como a cuentas anónimas identificadas con el gobierno nacional (@raulbatistarui1). Se trata de una comunidad menos influyente, más difusa pero también más extensa.
Cuando incorporamos al análisis las menciones, es decir, la práctica de añadir el nombre de unx usuarix en un tweet, aparece en nuestro Top 15 un usuarix que no estaba en la red del gráfico 2. En efecto, durante el período bajo análisis @alferdez no escribió ningún tweet con #CoronavirusArgentina, pero la enorme cantidad de menciones que recibió muestran la indudable centralidad que el presidente tiene en este corpus.
Top 15 de menciones en tweets, retweets y réplicas
Usuarixs
Menciones
segregustavo
49671
alferdez
20414
C5N
19763
AlertasTransito
18283
marioraulnegri
9871
gracielaocana
8985
SantiCis3010
5785
fantoche_triple
5193
soyingridbeck
5023
peponila
4320
LechuzaPlanera
4107
MComadreja
3838
raulbatistarui1
3647
Oberst_Moncha
3452
Marta0061
3333
En resumen, hemos observado una red cuyo diagrama muestra baja polarización, un lugar central del presidente de la nación en las menciones, una comunidad oficialista extensa pero menos influyente que la comunidad opositora. Pasemos ahora a analizar nuestro corpus a partir de los hashtags.
Todo #hashtag es político
El seguimiento de hashtags ofrece la posibilidad de analizar la construcción de narrativas colectivas y comunidades en el proceso de transmisión de información en las redes. En este caso, hemos elegido rastrear #CoronavirusArgentina y #CoronavirusenArgentina. Pero los tweets que incorporan esta etiqueta suelen hacerlo de manera conjunta con otras, que completan sus significados. Creemos que el análisis de co-ocurrencias de hashtags nos permitirá visibilizar con más claridad los enfrentamientos políticos que se suscitaron en torno a la conversación más global que mostramos al inicio.
De nuevo, la concentración predomina por sobre la diversidad, y un puñado de hashtags asociados concentra casi la totalidad de los tweets: solo los primeros cinco representan el 82 %. Asimismo, esos primeros cinco refieren, en apariencia, a hashtags transversales, mientras que los siguientes 10 están dominados por hashtags ‘partidarios’, con mayoría de hashtags opositores. El peso relativo de estos últimos es bajo pero su concentración y densidad comunitaria los vuelve muy visibles.
Top 15 de hashtags
Hashtags
N
%
coronavirus
86158
36.0
yomequedoencasa
45598
19.1
cuarentenaobligatoria
28580
12.0
cuarentena
21038
8.8
quedateencasapelotudo
14248
6.0
somosresponsables
6684
2.8
argentina
5402
2.3
pandemia
5243
2.2
volvieronpeores
5041
2.1
noscuidamosentretodos
4300
1.8
renunciagines
4067
1.7
ahora
3836
1.6
estadodesitioya
3052
1.3
suspendanlasclasesya
2916
1.2
testsmasivosya
2907
1.2
Si miramos las relaciones entre los hashtags y dejamos de lado (filtramos) a los primeros, veremos que la red está centrada en tres hashtags: #SomosResponsables, #NosCuidamosEntreTodos y #VolvieronPeores. Cada uno refiere y encabeza su respectivo grupo: transversales, oficialistas y opositores respectivamente. En esta línea, nos pareció un ejercicio prudente realizar una primera clasificación a partir de su contenido explícito.
#SomosResponsables se encuentra en el centro de la red porque es el que más reproducciones contabiliza. Otro rasgo es que está más fuertemente conectado con otros tres hashtags: #CompromisoCiudadano (transversal), #NosCuidamosEntreTodos y #ArgentinaUnida (ambos oficialistas). Por su parte, #NosCuidamosEntreTodos se relaciona más intensamente con los hashtags #ArgentinaUnida (oficialista), #SomosResponsables y #NoSonVacaciones (ambos transversales). Finalmente, el hashtag #VolvieronPeores ata más relaciones intensas con hashtags de su mismo grupo. Esto último es una pista sobre el mayor compromiso (actividad) y menor diversidad (cantidad de usuarixs por campaña) de esta comunidad en relación a otras comunidades, en particular, la oficialista.
La red de las principales co-ocurrencias entre hashtag asociados a #CoronavirusArgentina nos permite ver subredes de hashtags asociados. Al igual que en la red precedente, las co-ocurrencias detectadas nos permiten inferir dinámicas comunitarias diferenciadas. Lxs usuarixs que tuitean hashtags identificables con el oficialismo los anteceden o siguen con hashtags transversales. Por su parte, quienes tuitean hashtags identificables con la oposición los anteceden o siguen con hashtags opositores.
Como ejemplo de la segunda dinámica comunitaria tenemos dos subredes grandes en torno a los hashtags #RenunciaGines y #SuspendanLasClasesYa. Y como ejemplo de la primera dinámica comunitaria identificamos la subred en torno al hashtag #SomosResponsables. Por otra parte, la red de co-ocurrencia nos muestra una proliferación mayor de subredes asociadas a hashtags opositores en contraste con las pocas subredes oficialistas.
Estas dinámicas diferenciadas se detectan también en las correlaciones entre hashtags. El tratamiento de las correlaciones a partir de la selección de hashtags identificables con una y otra comunidad nos deja ver estas dinámicas diferenciadas.
Los hashtags más afines al oficialismo aparecen con una correlación más débil (verde-violeta) que los hashtags más cercanos a la oposición. Estos últimos muestran una asociación fuerte (amarillo-verde) con temas relativamente distanciados del tópico #CoronavirusArgentina.
La comunidad oficialista prioriza las consignas que promueven valores comunitarios (#SomosResponsables, #Noscuidamosentretodos, #EstadoPresentePreviene) mientras que los opositores priorizan hashtags que proponen consignas de tinte más represivo (#EstadodeSitioYa, #ToquedeQueda, #SuspendanlasClasesYa).
Como se ve en el primer gráfico, la vida del hashtag #CoronavirusArgentina recorre desde el 23 de febrero hasta el 31 de marzo, pero no fue así para con sus hashtags asociados. El itinerario de los 10 más frecuentes muestra ritmos e hitos muy diferenciados.
El gráfico nos muestra un patrón comunitario en sus distribuciones temporales. Queda claro que la iniciativa en un primer momento fue exclusivamente opositora, mientras que la aparición fuerte de los hashtags oficialistas coinciden con las iniciativas gubernamentales en torno a la suspensión de las clases, primero, y a la cuarentena obligatoria, después. Asimismo, las comunidades opositoras lanzan campañas focalizadas que son intensas y cortas. Por su parte, las campañas oficialistas son extendidas en el tiempo y menos focalizadas.
En conclusión, una conversación más global como la de #CoronavirusArgentina, no escapa a las dinámicas antagonizantes que moldea la plataforma. En esta línea, aunque la densidad de la red opositora probablemente reproduzca sus mensajes en una cámara de eco, la efectividad y coordinación en los mensajes les permiten construir tendencias en las redes que fácilmente saltan a los zócalos de las noticias. Por su parte, la comunidad oficialista parece más comprometida con la construcción de conversaciones menos polares. La participación en Twitter, con la asociación de hashtags transversales y partidarios puede pensarse como un modo de construcción de hegemonía, aunque su efectividad en la propagación de tweets queda demasiado atada a la voluntad de algoritmos que se han comprobado segmentadores.
Bibliografía citada:
Barberá, Pablo; Jost, John; Nagler, Jonathan; Tucker, Joshua A. and Bonneau,Richard (2015), Tweeting From Left to Right: Is Online Political Communication More Than an Echo Chamber?, Association for Psychological Science, volumen 26, issue: 10.
Calvo, Ernesto y Aruguete, Natalia (2020) Fake News, trolls y otros encantos, Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
Gualda Caballero, Estrella; Borrero, Juan Diego y Cañada, José Carpio (2015), La ‘Spanish Revolution’ en Twitter : Redes de hashtags y actores individuales y colectivos respecto a los desahucios en España», REDES- Revista hispana para el análisis de redes sociales, volumen 26.
Van Dijck, José (2016) La cultura de la conectividad: Una historia crítica de las redes sociales , Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
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[1] El recorte cronológico es arbitrario, ya que la investigación continúa en desarrollo. Los hashtags #CoronavirusArgentina y #CoronavirusenArgentina suman 292.008 y 115.218 menciones respectivamente.