Por Roberto Tortorella y Marcela Ferrari
El 23 de agosto de 2018 en el marco de la lucha en defensa de la Universidad pública, tuvo lugar una clase pública en la que se buscó abordar desde una perspectiva conceptual e histórica las políticas llevadas adelante por el gobierno de Mauricio Macri en los campos de Ciencia y Universidad. Desde el OCPE, recuperamos algunos pasajes de la presentación porque consideramos necesario dotar de argumentos sólidos la crítica hacia las políticas que el gobierno de Mauricio Macri está implementando en el sector, iniciativas que han sido caracterizadas por la oposición política como neoliberales.
¿Qué se entiende por neoliberalismo en educación?
El uso abusivo del sustantivo neoliberalismo y del adjetivo neoliberal ha terminado por restarles consistencia. En todo caso, en su uso habitual son términos moralmente estigmatizantes de lo que aparezca asociado a ellos. Para devolverles a estos conceptos mordiente crítica, cabe ofrecer trazos que definan su lugar en el contexto de las últimas décadas, particularmente en las áreas educativa y científica, que son las que aquí nos interesan.
Así como el liberalismo clásico enfrentó a las monarquías autoritarias, el mercantilismo y los privilegios de las sociedades de Antiguo Régimen, el neoliberalismo se identifica con la reconstrucción del liberalismo, amenazado por el avance de las tendencias colectivistas del siglo XX. Los contendores principalísimos han sido, en este sentido, los fenómenos rotulables como fascismos y el socialismo o el comunismo, pero también el Estado social producto de las políticas bienestaristas y las perspectivas keynesianas o herederas de ellas.
Partiendo de este diagnóstico, si bien no necesariamente se propone la desaparición del financiamiento público de la educación en sus niveles básicos, sí hay en el horizonte neoliberal una idea de suprimir la oferta pública de educación, dadas las características del sistema. Es un caso típico en el que hace falta el Estado para crear un mercado y sostenerlo.
Escalante Gonzalbo ha sostenido que la educación pública condensa todos los defectos del “antiguo régimen” colectivista, a juicio del pensamiento neoliberal:
-Peso en el gasto público (lo que resulta en una tentación para el recorte, el control y la reducción del déficit);
-Organización burocrática y formal (currículas, programas, materias, temarios, directores, inspectores, etc.), todo lo cual es sospechoso de ineficiencia dado que no hay en este terreno señales de precios;
-Se basa en una corporación profesional extendida, sólida y bien organizada, con conciencia gremial y dispuesta a defender sus intereses;
-Es un lugar excepcional para librar una batalla ideológica que reposicione al pensamiento de esta tradición.
En tanto la educación es entendida como un instrumento en la formación de “capital humano”, el gasto debe recuperarse –volverse económicamente útil- bajo la forma de rendimiento en el futuro. La educación se convierte en un emprendimiento individual que adquiere valor por su impacto en el ingreso o la generación de riqueza y, consecuentemente, la pertinencia de sus orientaciones deben juzgarla los particulares o el mundo empresarial, en desmedro del Estado o los profesionales del sistema educativo. Para comprender la especificidad de esta perspectiva, al menos en lo que refiere al presupuesto orientado a la ciencia y las políticas universitarias, hemos resumido los principales aspectos de su recorrido histórico desde el retorno democrático a la actualidad.
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